Disputas y rupturas entre socios
Todo empieza con la ilusi¨®n y el desinter¨¦s por las cuentas como si de un grupo de Boy Scouts se tratara, pero pronto aparecen las rencillas y desavenencias. M¨¢s del 80% de las asociaciones profesionales no duran m¨¢s de cinco a?os
He aqu¨ª un dato devastador: m¨¢s del 80% de las asociaciones profesionales no duran m¨¢s de cinco a?os. Las formas de ruptura son variadas; desde la separaci¨®n amistosa hasta la dolorosa en la que se pierden dinero y clientes, con cabreo incluido y abogados de por medio.
?Por qu¨¦ una relaci¨®n profesional que comenz¨® con una ilusi¨®n desbordante termina como el rosario de la aurora? Por las desavenencias entre socios. La m¨¢s frecuente tiene que ver con qui¨¦n aporta m¨¢s. Cuando la emoci¨®n inicial se desvanece, uno empezar¨¢ a calcular en privado si aporta m¨¢s dinero que sus socios. Hoy por ti y ma?ana por m¨ª. Pero ?qu¨¦ sucede cuando casi siempre es por ti? Que uno hace cuentas de lo que ganar¨ªa si no tuviese nadie con quien compartir sus logros. Y pasa entonces que se lo cuenta a la pareja, quien se convertir¨¢ en un consejo de administraci¨®n paralelo que se re¨²ne para ponernos la cabeza como un bombo y reafirmarnos cada vez m¨¢s en la conclusi¨®n de que lo mejor es continuar a solas.
La segunda fuente de conflictos tiene que ver con la eficiencia y la eficacia. Es una ley universal e inmutable: nadie trabaja mejor que nosotros. Si soy r¨¢pido, porque soy r¨¢pido, y si soy lento, porque no tengo que repetir las cosas y mi socio, que parece que va m¨¢s deprisa, al final es m¨¢s ineficiente porque ha de hacerlo todo tres veces.
El tercer motivo de desavenencias tiene que ver con algo tan sencillo, pero a la vez tan conflictivo, como el estilo profesional. El modo de vestir, la inversi¨®n en decoraci¨®n de la consulta, oficina o despacho, el modo de atender a los clientes? Las apariencias son el s¨ªntoma de nuestros logros y fracasos.
El cuarto motivo vendr¨ªa representado por las desconfianzas. La duda lo mata todo. ?Estar¨¢ desviando trabajo sin que yo me entere? ?Qu¨¦ hace las horas que no est¨¢ aqu¨ª? ?Por qu¨¦ no me avis¨® de aquella transferencia bancaria? Y, finalmente, el devenir. Es ley de vida. Podemos estar de acuerdo en todo hoy, pero no dentro de cinco a?os.
La lista de motivos de desavenencias ser¨ªa interminable. ?Es, por tanto, mejor no asociarse? No necesariamente. Lo que hay que tener claro es c¨®mo conservar una asociaci¨®n profesional. Y sus pilares son muy parecidos a los que sostienen una relaci¨®n conyugal o de amistad: comunicaci¨®n, comprensi¨®n, paciencia, confianza y flexibilidad. Es fundamental saber que nunca nadie har¨¢ las cosas como las har¨ªamos nosotros. Hay gente que no sabe delegar porque no soporta que no se ejecute todo como ¨¦l lo har¨ªa. Un lastre organizativo y profesional para toda empresa o negocio. Con los socios ocurre lo mismo. Cada uno tiene su estilo, y hay que respetarlo. Nos guste o no. Por otro lado, hay que saber escuchar. Las prioridades en la vida van cambiando con la edad. Y ya que uno se ha independizado, es una pena que, debido a una asociaci¨®n, no pueda dirigir su vida personal y profesional hacia los derroteros que desea.
La comunicaci¨®n es el eje de todo. Sin ella, diaria y sincera, no hay asociaci¨®n que perdure m¨¢s de cinco a?os.
El placer de compartir gastos y beneficios
Una de las ventajas de las asociaciones profesionales es que permiten un abanico enorme de opciones a la hora de decidir c¨®mo repartir tanto gastos como beneficios. Incluso riesgos. Pero hay que tener la confianza de hablar de ello sin rasgarse las vestiduras. Eventualmente puede acudirse a consultores o abogados especialistas en asociaciones profesionales, que las han visto de todos los colores y les propondr¨¢n f¨®rmulas de colaboraci¨®n ya contrastadas en otros casos.
Fernando Tr¨ªas de Bes es profesor de Esade, conferenciante y escritor.
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