Sexismo neocolonial
La islamofobia se instala entre nosotros. Su negaci¨®n es una legitimaci¨®n de su continuidad, y ello hace que no dispongamos de las herramientas para erradicarla.
Recientemente organic¨¦ con mis estudiantes de la Universidad una visita al Centro Isl¨¢mico de Madrid. La excursi¨®n ten¨ªa como fin conocer el lugar y asistir a una conferencia-coloquio sobre el Islam, que imparte el personal gratuitamente. En el debate, algunas estudiantes bien informadas comenzaron a preguntar a nuestro anfitri¨®n sobre las mujeres y el Islam. El coloquio subi¨® de tono y el conferenciante se encontr¨® agresivamente acorralado por el p¨²blico. El responsable nunca pod¨ªa terminar su discurso por la presi¨®n de parte del p¨²blico. Al salir, re?¨ª a las estudiantes, porque me parec¨ªa que el tono no hab¨ªa sido adecuado. Mis alumnas, ofendidas, dec¨ªan que ¨¦l estaba a la defensiva, y me di cuenta de que les resultaba pr¨¢cticamente imposible imaginar que la situaci¨®n se hab¨ªa creado desde las dos partes. Son "ellos" siempre los que est¨¢n a la defensiva, como si eso fuera un sentimiento unilateral. Pero ?de qu¨¦ se tienen que defender?
Muchas occidentales no pueden admitir que hay musulmanas que llevan velo porque quieren
De nosotros. De la islamofobia. Pero nuestro anfitri¨®n no se defend¨ªa de la islamofobia de los discursos de algunos acad¨¦micos o pol¨ªticos, o de la que tiene su correlato en la violencia. Se defend¨ªa de la islamofobia naturalizada o "latente", seg¨²n terminolog¨ªa de algunos autores franceses. ?sta, cercana al orientalismo de Said, no consiste s¨®lo en colecci¨®n de estereotipos. Es un modo de conocer esa realidad, y una estructura de conocimientos tan firmemente instalada que no admite alternativas, considerando, adem¨¢s, que los mecanismos de control sobre lo que se dice son muy sofisticados e infinitas sus formas de legitimaci¨®n.
La idiosincrasia de la islamofobia en Espa?a tiene su base en la morofobia, y se encuadra en el odio al moro. ?sta, para el historiador Eloy Mart¨ªn, se hace patente desde nuestro descubrimiento colonial de Marruecos, a ¨²ltimos del XIX y primeros del XX, pero sobre todo, durante el Protectorado espa?ol en Marruecos (1912-1956) hasta la independencia del S¨¢hara. Marruecos se orientaliz¨®, y la imagen negativa del marroqu¨ª, del moro, apuntalada por las relaciones coloniales, se extendi¨® al conjunto de la poblaci¨®n arabo-musulmana. Las caracter¨ªsticas que hist¨®ricamente se achacaban al marroqu¨ª eran la pereza, crueldad, lascivia, deslealtad, fanatismo, etc¨¦tera, y para el caso de las mujeres, b¨¢sicamente la ignorancia y la sumisi¨®n, porque estos estereotipos estaban generizados. Y estas im¨¢genes se refuerzan con la inmigraci¨®n.
Y ahora la morofobia-islamofobia va adoptando diferentes formas, pero tiene una fundamental en Espa?a: la que se articula a partir de la construcci¨®n que se hace de las mujeres y de las chicas arabo-musulmanas. Y sucede que las ni?as con pa?uelo en los colegios son asociadas, por parte de algunos responsables, a la autoexclusi¨®n, al fracaso escolar y acusadas de ?proselitismo! para conseguir que m¨¢s ni?as lleven pa?uelo. O que algunas personas de la comunidad universitaria muestren y demuestren descontento ante estudiantes de licenciatura y de doctorado con velo. En este sentido, los discursos supuestamente progresistas, como buena parte del feminista, no escapan de estos argumentos, sino que le dan mayor legitimidad. Las feministas, sobre todo las de cierta edad, instigadoras de la institucionalizaci¨®n del feminismo en Espa?a, no quieren ni o¨ªr hablar de la cuesti¨®n del velo, y niegan cualquier interpretaci¨®n que no ponga el ¨¦nfasis en la presi¨®n familiar a la hora de llevarlo. Para ellas, el velo es una forma de subordinaci¨®n clara, que ignora los valores igualitarios y que excluye a las mujeres. Los que ponen en duda esta afirmaci¨®n son tildados peyorativamente como relativistas culturales. Involuci¨®n es la palabra que se maneja para reflejar los cambios que ha habido en los ¨²ltimos a?os en la condici¨®n de las mujeres, uno de los cuales ser¨ªa el velo. Es cierto que los derechos de las mujeres en los pa¨ªses arabo-musulmanes se han recortado, y que a la dominaci¨®n tradicional se ha unido la de un Estado que, para legitimarse, usa el Islam en contra de las mujeres. Pero bueno ser¨ªa considerar, por ejemplo, que muchas mujeres arabo-musulmanas eligen llevar el velo como forma de militancia, o para optimizar los escasos recursos que poseen y as¨ª poder optar a cierto prestigio, o a un mejor matrimonio, o como medio de movilidad social, o porque creen en Dios. Todo esto parece ser irrelevante para una parte importante del feminismo. As¨ª, parad¨®jicamente, el feminismo, que nace como una ideolog¨ªa de liberaci¨®n para la mitad de los oprimidos de la Tierra, puede transformarse y servir a los intereses de la islamofobia.
De este modo, la islamofobia en Espa?a tiene su mejor baza en un sexismo imperialista, en lo que antes se llam¨® feminismo colonial, y ahora feminismo burgu¨¦s. Se ubica en la ¨¦poca colonial, siglo XIX y primeros del XX, cuando se usaba la condici¨®n de las mujeres para primitivizar, en este caso, a los ¨¢rabes, y para confirmar la idea de base: que las mujeres son sumisas y d¨¦biles, y los hombres, autoritarios y agresivos. Nuestra islamofobia, entonces, se sustenta en buena parte sobre la situaci¨®n de las mujeres de "los otros". La islamofobia, adem¨¢s, argumentada y justificada a partir de una cr¨ªtica a la situaci¨®n de las mujeres musulmanas, sobre todo las del pa?uelo, que parece que necesitan ser salvadas. Por las otras mujeres, por nosotras, por supuesto. Y por eso, nuestras estudiantes, a quienes les pesaba como un fardo el pa?uelo con el que nos tuvimos que cubrir la cabeza en la mezquita del Centro Isl¨¢mico, discut¨ªan con el responsable. Hab¨ªan decidido unilateralmente, sin consultarlas, salvar a las otras mujeres de la carga de llevarlo. A las mujeres de los otros.
?ngeles Ram¨ªrez es profesora de Antropolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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