Un Gabinete de excepci¨®n
Se cumpli¨® ayer el 70? aniversario de la constituci¨®n del primer Gobierno vasco, el 7 de octubre de 1936. Llama la atenci¨®n que en un pa¨ªs en el que sobreabundan las referencias hist¨®ricas, en el que con extraordinaria frecuencia se apela al pasado y a las trayectorias milenarias de los vascos, una fecha de la importancia de ¨¦sta no tenga una celebraci¨®n acorde y, pr¨¢cticamente, pase inadvertida. ?Desidia, desinter¨¦s, olvido de las deudas hist¨®ricas? De todo hay posiblemente, pero la desmemoria resulta en este caso clamorosa, m¨¢xime cuando quiz¨¢s sea la fecha del 7 de octubre la que puede concitar una mayor adhesi¨®n entre todos los dem¨®cratas, los nacionalistas vascos y los que no lo son.
Cuando ech¨® a andar la primera autonom¨ªa vasca primaron la colaboraci¨®n y el esfuerzo com¨²n
Quiz¨¢ sea la fecha del 7 de octubre la que puede concitar una mayor adhesi¨®n entre todos los dem¨®cratas
Dos razones de peso lo avalan. Primero, el que se form¨® hace setenta a?os fue el primer Gobierno vasco de la historia, y con su nacimiento se puso en marcha el Estatuto de Autonom¨ªa aprobado unos d¨ªas antes, que constituye el acta de nacimiento de Euskadi como realidad institucional, pues antes nunca hubo una instituci¨®n similar ni equiparable. Segundo, fue un Gobierno de concentraci¨®n, en el que participaron seis partidos, nacionalistas y no nacionalistas. Lugar de encuentro, la autonom¨ªa vasca y el Gobierno que la dirigir¨ªa nac¨ªan en 1936 de la colaboraci¨®n de todos los partidos que defend¨ªan la democracia. Ambas circunstancias aconsejar¨ªan que este d¨ªa tuviese la debida resonancia institucional y p¨²blica, para conservar la memoria hist¨®rica y porque en una sociedad como la vasca, que carece de referentes colectivos compartidos, en la que ni siquiera se ha encontrado una festividad que escape de la diatriba partidista. El 7 de octubre simboliza precisamente, adem¨¢s de la aparici¨®n de Euskadi como entidad pol¨ªtica con reconocimiento jur¨ªdico, la apuesta conjunta por la democracia y por la autonom¨ªa de fuerzas de signo pol¨ªtico muy diverso.
Efectivamente, la historia auton¨®mica del Pa¨ªs Vasco empez¨® con una coalici¨®n gubernamental formada en una situaci¨®n excepcional de guerra. El 1 de octubre las Cortes de la Rep¨²blica hab¨ªan aprobado el Estatuto de Autonom¨ªa del Pa¨ªs Vasco. Por entonces s¨®lo Vizcaya y los valles lim¨ªtrofes de Guip¨²zcoa y ?lava permanec¨ªan en manos de la Rep¨²blica.
En esas cr¨ªticas circunstancias militares, el nacionalismo vasco vio satisfecha la reivindicaci¨®n auton¨®mica, el eje de su actuaci¨®n durante la II Rep¨²blica. Adem¨¢s, el PNV logr¨® la preeminencia pol¨ªtica: el nacionalista Jos¨¦ Antonio Aguirre se encarg¨® de formar y presidir un Gobierno Provisional Vasco de concentraci¨®n, en el que el PNV consegu¨ªa importantes cotas de poder.
Aguirre fue elegido presidente en una casi un¨¢nime votaci¨®n de los alcaldes y concejales vizca¨ªnos y de algunos ayuntamientos guipuzcoanos, resultado que se debi¨® a una decisi¨®n pol¨ªtica acorde con la estrategia del l¨ªder socialista Indalecio Prieto. En realidad, los resultados de las elecciones de febrero del 36 no justificaban tal primac¨ªa, pues el Frente Popular hab¨ªa obtenido m¨¢s votos que el nacionalismo, en especial en Vizcaya, la provincia donde ejercer¨ªa casi exclusivamente su poder el Gobierno vasco. Los candidatos m¨¢s votados hab¨ªan obtenido alrededor de los siguientes resultados: Frente Popular: 80.400 votos; Nacionalismo: 68.800; Derecha: 52.000. Para asegurarse la adhesi¨®n del nacionalismo, la Rep¨²blica prim¨® la presencia pol¨ªtica del PNV en el Pa¨ªs Vasco.
"Al constituirse el Gobierno provisional vasco, nacido de la voluntad popular, los puntos fundamentales del programa a que someter¨¢ su actuaci¨®n tienen por finalidad inmediata el supremo designio de conseguir la victoria y establecer y organizar definitivamente la paz, como Gabinete de guerra que es". Con estas palabras comenzaba la Declaraci¨®n Ministerial con la que ech¨® a andar el Gobierno vasco el 7 de octubre de 1936.
Compusieron el Gabinete once miembros, que pertenec¨ªan a los siguientes partidos: PNV, PSOE, Uni¨®n Republicana, Izquierda Republicana, Acci¨®n Nacionalista Vasca y Partido Comunista. Pese a que la mayor¨ªa formaban parte del Frente Popular, la hegemon¨ªa correspond¨ªa al PNV. Ten¨ªa la Presidencia y era el partido con m¨¢s carteras, cuatro (Defensa, que se reservaba el propio Aguirre, Justicia y Cultura, Hacienda y Gobernaci¨®n). Estas ¨¢reas le confer¨ªan las decisiones claves en las dif¨ªciles circunstancias de 1936-1937: la organizaci¨®n y direcci¨®n gubernamental de la guerra (Defensa), el mantenimiento del orden (Gobernaci¨®n y Justicia) y la principal cartera econ¨®mica (Hacienda), b¨¢sica para financiar la guerra y la actividad gubernamental, adem¨¢s de la ense?anza (Cultura), funci¨®n ideol¨®gicamente importante para el PNV.
El PSOE era el otro partido fuerte en el gobierno, con tres carteras. Pero sus departamentos ten¨ªan funciones dispersas, que no pesaban tanto en la marcha de los acontecimientos. Dos de sus consejer¨ªas encajaban con su especializaci¨®n ideol¨®gica, las de Trabajo y Asistencia Social. Y dirig¨ªa Industria, con competencias sobre la actividad econ¨®mica que no se considerase de utilidad b¨¦lica.
Cada uno de los otros cuatro partidos ten¨ªa una cartera. El representante comunista recibi¨® Obras P¨²blicas, cuya su principal competencia fue el transporte. Al nacionalismo de izquierdas, ANV, le correspondi¨® una cartera significativa para la ideolog¨ªa nacionalista, Agricultura. A los republicanos se les otorg¨® Sanidad (Uni¨®n Republicana), que ten¨ªa a su cargo la sanidad civil -la militar depend¨ªa de Defensa- y Comercio y Abastecimiento (Izquierda Republicana).
Los once miembros del primer Gobierno vasco ten¨ªan distinta procedencia ideol¨®gica, pero algunas notas comunes tend¨ªan los puentes de entendimiento. Llama la atenci¨®n la juventud de sus miembros, que les aportaba una com¨²n experiencia generacional y contribuir¨ªa a una fluida aproximaci¨®n a las nuevas realidades. Aguirre ten¨ªa 32 a?os al asumir la presidencia y la edad media era de 37. S¨®lo tres consejeros superaban los 40. Juventud no quer¨ªa decir, en aquellos a?os, inexperiencia pol¨ªtica. Todos hab¨ªan participado en la organizaci¨®n del Pa¨ªs Vasco tras comenzar la guerra. Pese a las diferencias pol¨ªticas, el grado de consenso fue muy alto y la colaboraci¨®n un hecho real.
El reparto de competencias no significaba que cada consejero disfrutase de un poder compartimentado. Hubo autonom¨ªa departamental -y algunas disfunciones, al promulgarse a veces medidas contradictorias por las distintas consejer¨ªas-, pero se produjo el esfuerzo de establecer directrices comunes y de mantener una colaboraci¨®n interdepartamental. De modo que cuando ech¨® a andar la primera autonom¨ªa vasca primaron la colaboraci¨®n y el esfuerzo com¨²n, entendi¨¦ndose la labor gubernamental como una tarea conjunta.
En las d¨¦cadas posteriores, tanto la autonom¨ªa de 1936 como el desenvolvimiento de aquel Gobierno vasco fue identific¨¢ndose paulatinamente con la gesti¨®n nacionalista. En cierto sentido, se convirti¨® en un s¨ªmbolo de la trayectoria del nacionalismo en su lucha por el autogobierno vasco. Tal perspectiva, inexacta, constituye una simplificaci¨®n. La cooperaci¨®n decidida entre los partidos vascos que sosten¨ªan la democracia fue, quiz¨¢s, la caracter¨ªstica m¨¢s notable en el funcionamiento del Gobierno vasco que se constituy¨® el 7 de octubre de 1936.
Manu Montero es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
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