Tebeos para todos
"Pero... ?qu¨¦ haces leyendo tebeos a tu edad?". Debe ser ¨¦sta una de las frases que m¨¢s ha escuchado en su vida cualquier aficionado al c¨®mic, siempre sufriendo la baja consideraci¨®n social que el c¨®mic ha tenido, calificado como arte menor, cultura basura o, simplemente, un producto dedicado en exclusiva al p¨²blico infantil. Argumentaciones que parten del nacimiento de la historieta, tal y como la entendemos hoy, en los peri¨®dicos americanos de finales del XIX, como suplementos dedicados a los ni?os o a las personas de nivel cultural m¨¢s bajo. Un inicio humilde, pero que evolucion¨® r¨¢pidamente, hasta tal punto que apenas cinco d¨¦cadas despu¨¦s, John Steinbeck ped¨ªa el Nobel de Literatura para un autor de c¨®mic, Al Capp.
Pese a todos estos precedentes, en nuestro pa¨ªs esta consideraci¨®n parece que nunca hubiese llegado y, con la excepci¨®n hecha de un peque?o periodo de la d¨¦cada de los ochenta en la que se integr¨® de forma natural y profunda con la llamada "cultura de la movida", el c¨®mic apenas ha tenido el m¨¢s m¨ªnimo reconocimiento por parte de la sociedad espa?ola. El tebeo ha seguido siendo, para lo que podr¨ªamos denominar la "cultura oficial", de segunda categor¨ªa, un entretenimiento infantil que se deb¨ªa abandonar con la llegada de la madurez.
Sin embargo, parece que lentamente esta percepci¨®n est¨¢ cambiando. En los ¨²ltimos a?os se ha producido en nuestro pa¨ªs un inusitado aumento de nuevas editoriales, las novedades publicadas se incrementan a?o tras a?o e incluso editoriales prestigiosas han comenzado a incluir el c¨®mic en sus cat¨¢logos. Pese a que el circuito de distribuci¨®n est¨¢ muy restringido a las librer¨ªas especializadas, la oferta de c¨®mics se ha multiplicado de una manera extraordinaria, atrayendo el inter¨¦s de los lectores, que ha encontrado un medio maduro, en el que existen desde productos comerciales hasta arriesgadas experimentaciones formales, pasando por obras que muestran una diversidad tem¨¢tica y formal extens¨ªsima que pueden atraer a cualquier lector. El c¨®mic, el arte secuencial, se alza como un medio v¨¢lido para contar cualquier historia, ya sea una entretenida fantas¨ªa infantil, una reflexi¨®n madura y profunda sobre el ser humano o un documento casi period¨ªstico sobre el 11-S, como hace poco ve¨ªamos en la prensa.
El c¨®mic ha entrado en un camino sin retorno hacia la equiparaci¨®n con el resto de la cultura, un largo periplo en el que todav¨ªa queda mucho por resolver, como el dif¨ªcil futuro del autor de c¨®mic en nuestro pa¨ªs, pero parece m¨¢s di¨¢fano y despejado que nunca. Pero el paso m¨¢s importante lo debe dar el lector, dejando los prejuicios a un lado y atrevi¨¦ndose a volver a descubrir que aquella maravillosa experiencia infantil de leer tebeos se puede repetir con obras que satisfar¨¢n las demandas del adulto m¨¢s exigente
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.