Un tranv¨ªa de oro
Ignoro el efecto que habr¨¢ producido entre los alicantinos el reciente debate entre Francisco Camps y Joan Ignasi Pla, pero me temo que haya sido escaso. M¨¢s que los asuntos de la pol¨ªtica valenciana, lo que realmente preocupa al alicantino en estos momentos es el futuro de la fuente los Luceros. Ese ha sido, al menos, el tema de conversaci¨®n en la ciudad durante las ¨²ltimas semanas y sobre el que a¨²n se discute con pasi¨®n. La fuente es una de las pocas obras de relieve que posee Alicante, donde los monumentos son escasos. Aunque la calidad de la escultura es apreciable, su valor es, sobre todo, de car¨¢cter sentimental. El alicantino lleva toda la vida, como quien dice, contemplando la fuente en ese lugar, lo que la ha convertido en una referencia entra?able del paisaje de la ciudad. El anuncio de que las obras que se realizan para instalar el tranv¨ªa podr¨ªan da?ar el monumento ha bastado para despertar su sensibilidad.
La actitud mostrada por el alcalde, D¨ªaz Alperi, no ha contribuido a suavizar las cosas. D¨ªaz ha actuado como suele hacerlo cuando se enfrenta a un asunto que no afecta a sus intereses, es decir, se ha se ha limitado a levantar los hombros y asegurar que las cosas se har¨¢n como deban hacerse. Una vez anunciado este programa de Gobierno, el alcalde se ha puesto a las ¨®rdenes de Garc¨ªa Ant¨®n para lo que el consejero guste mandar en la ciudad. Es, nadie lo negar¨ªa, una forma f¨¢cil de hacer pol¨ªtica. De modo que la escultura, convenientemente troceada, aguarda ahora en un almac¨¦n que acaben las obras del tranv¨ªa para regresar a su lugar. La ¨²ltima vez que se produjo un suceso semejante en Alicante fue con el edificio de La Aduaneta, una hermosa construcci¨®n del XIX que figuraba en el cat¨¢logo de Edificios Protegibles. La Aduaneta fue desmontada piedra a piedra, y los sillares, numerados para su reconstrucci¨®n, se guardaron tan celosamente en un almac¨¦n que jam¨¢s han vuelto a aparecer.
Es posible que la emotividad del asunto no le haya permitido al alicantino darse una perfecta cuenta de los problemas que el tendido del tranv¨ªa ha creado a la ciudad. El traslado de la escultura que ahora se discute, es una consecuencia de la manera como se ha desarrollado el proyecto. Cuando se anunci¨® el tendido del tranv¨ªa, tiempo atr¨¢s, la noticia fue acogida con la natural expectaci¨®n. En aquel momento, los especialistas hablaron favorablemente de un medio de transporte barato y poco contaminante para comunicar el ¨¢rea metropolitana de Alicante. La idea pareci¨® excelente a todo el mundo. Al poco de iniciarse las obras, sin embargo, surgieron los problemas, y pronto se tuvo la impresi¨®n de que el proyecto se hab¨ªa realizado de manera un tanto apresurada.
Al d¨ªa de hoy, el tranv¨ªa se ha convertido en un problema para numerosos ciudadanos. Ha afectado al tr¨¢fico de la playa de San Juan, de la Condomina; ha deteriorado la zona de La Cantera y ha obligado a perforar el monte Benacantil. Ahora, en una decisi¨®n incomprensible, se ha decidido enterrarlo bajo tierra para recorrer una distancia de poco m¨¢s de 700 metros, lo que ha obligado a desmontar la fuente de los Luceros. El desconcierto que impera en las obras parece cada d¨ªa mayor. Mientras, la factura sigue aumentando. Es probable que, cuando acabe la instalaci¨®n del tranv¨ªa, la Comunidad Valenciana pueda presumir de tener el medio de transporte m¨¢s caro de Europa. Sobre el asunto, el consejero Garc¨ªa Ant¨®n no ha dicho una palabra. La oposici¨®n no le ha preguntado.
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