Schumi abraza a los suyos

A las duras y a las maduras, en cualquier circunstancia, Michael Schumacher se gana a pulso el ascendente en la escuder¨ªa Ferrari, desde su due?o Luca di Montezemolo hasta el ¨²ltimo de los mec¨¢nicos o asistentes que llenan de color rojo el paddock.

El piloto alem¨¢n que, a sus 37 a?os, decidi¨® hace varias semanas que el pr¨®ximo Gran Premio de Brasil, el 22 de octubre en el circuito de Interlagos, ser¨¢ el ¨²ltimo de su exitosa carrera, supo poner buena cara al mal tiempo en Suzuka. En el peor momento tuvo que abandonar. Pero supo controlar la segura decepci¨®n que le embarg¨® tras la inesperada rotura del motor de su Ferrari.

Se fue directo al box y salud¨® y abraz¨® uno por uno a todos los mec¨¢nicos de su equipo. Algunos de ellos no pudieron reprimir las l¨¢grimas de rabia, conscientes de que ese abandono le va a costar, casi con toda seguridad, el t¨ªtulo a su jefe. Acto seguido, Schumi se dirigi¨® al muro contiguo al asfalto para consolar al director deportivo Jean Todt, junto al que ha alcanzado los cinco t¨ªtulos que le ha dado a la escuder¨ªa del cavallino rampante, al director t¨¦cnico, Ross Brawn, y al resto de los ingenieros. Michael mantiene una cordial relaci¨®n con ellos. Es un piloto que predica con el ejemplo, que trabaja como el que m¨¢s y que evita, suceda lo que suceda, poner en evidencia en p¨²blico los errores que puedan cometer los componentes de su escuder¨ªa. Es un rasgo que agradecen todos cuantos trabajan para ¨¦l.