Impresentables
Los lectores habituales de la prensa diaria no nos podemos quejar de la rentr¨¦e. Desde mediados de septiembre nos ha sido proporcionada una suficiente y variopinta raci¨®n de noticias cuando menos curiosas. Recuerdo, sin forzar la memoria, algunas de ellas, las m¨¢s recientes. La oferta de un debate sin l¨ªmite de tiempo sobre el futuro del urbanismo valenciano lanzada al tendido por el conseller de la par¨¢bola frutal, la moci¨®n de censura al presidente ausente, las vergonzosas dificultades del Bloc y Esquerra Unida para llegar a un acuerdo, la casual intervenci¨®n de la Generalitat en Catral, el recuerdo de la mir¨ªada de ilegalidades que nos acompa?an y que afectan mayoritariamente al partido en el gobierno, el asalto de las grandes constructoras al sector el¨¦ctrico, el acuerdo entre la UE y USA para que contestemos la nader¨ªa de 32 o 34 preguntas si volamos aquel pa¨ªs (?qu¨¦ c... preguntar¨¢n?), la "exaltaci¨®n" (menudo lapsus del periodista) de Carmen Alborch a candidata a la alcald¨ªa de Valencia oficiada por Zapatero, el jarro de agua fr¨ªa de la ¨²ltima encuesta de Opina que demuestra que la intenci¨®n de voto favorece, de nuevo, al PP (??Jes¨²s, qu¨¦ cruz!!), la retirada de Astroc de los patrocinios deportivos y culturales....
Distracci¨®n no nos ha faltado, desde luego. Pero, quiz¨¢, entre tanto fuego pirot¨¦cnico, algunos lectores no habr¨¢n ca¨ªdo en la cuenta del sutil gota a gota que nos prepara para un acontecimiento de considerable trascendencia: el atisbo del fin del boom inmobiliario. El tam-tam nos ofrece (suele suceder) mensajes contradictorios. Pero esta vez hay divisi¨®n de opiniones en el propio sector y eso s¨ª que es una novedad. Repasemos los hitos informativos. El 10 de septiembre ya nos avisan de que el sector inmobiliario empieza a contemplar la retirada de proyectos por la ca¨ªda de la demanda y que Bancaja estudia la compra de suelo para promover viviendas en la capital de la Rep¨²blica Checa. Noticia aderezada con unas declaraciones del ¨ªnclito Bautista Soler en las que afirma tajantemente que las ventas han bajado un 40% de media.
Ese fue el primer aviso taurino pero no el ¨²ltimo. El 24 de septiembre nos enteramos por EL PA?S de que "el boom inmobiliario pincha en EE UU". Las barbas del vecino. Sobre todo porque, seg¨²n The Economist, en ese pa¨ªs los precios de las viviendas "s¨®lo" hab¨ªa subido entre 1997 y el 2005 un 90% mientras que en estos lares nos hab¨ªamos despachado con un 156% de aumento en el mismo periodo. Pero Spain is different y aqu¨ª nunca pasa nada. Hasta que pase. Quiz¨¢ por casualidad, los promotores de la terreta se apresuran a tranquilizar pocos d¨ªas despu¨¦s al personal y "prev¨¦n" que el auge se mantenga en pr¨®ximos a?os. Para reforzar el mensaje, el cualificado portavoz Benjam¨ªn Mu?oz se marca un art¨ªculo el 29 de septiembre que m¨¢s que un art¨ªculo es un dec¨¢logo de lo mucho que le debemos a la expansi¨®n inmobiliaria (expansi¨®n sin coste alguno como todos saben) y que acaba con un sugerente: "?De verdad se quiere frenar ese sector tan relevante para la econom¨ªa y el empleo de los valencianos?".
Cuando parec¨ªa que las aguas hab¨ªan vuelto a su cauce y que reinaba la tranquilidad, ???zas!!!, aparece en escena el presidente de la Fevec Juan Eloy Dur¨¢ y anuncia la buena nueva: "La construcci¨®n busca suelo marroqu¨ª por la saturaci¨®n del mercado valenciano" y declara sin rubor que la rentabilidad en ese pa¨ªs es entre un 20 y un 100% superior en ese pa¨ªs. Declaraciones hechas el mismo d¨ªa (3 de octubre) que se da a conocer que los precios de la vivienda usada han ca¨ªdo en la ciudad de Valencia en el tercer trimestre del a?o. Vaya, vaya. El susodicho presidente acaba de redondear el tema esgrimiendo a modo de rabieta/justificaci¨®n que "si las grandes constructoras compran el¨¦ctricas nosotros vamos a Marruecos". Toma, toma y toma como dice Fernando Alonso. A Marruecos o a Polonia como parece que prefiere Lubasa. La cosa es deslocalizarse. Ya lo dec¨ªa Ovidi: "home, si paguen millor...".
Recapitulemos. Parece que la burbuja empieza a deshincharse y que quien m¨¢s quien menos toma sus medidas de precauci¨®n. Por algo somos un pa¨ªs libre donde los empresarios tienen la sart¨¦n por el mango y el mango tambi¨¦n. No puedo dejar de recordar a mi amigo y compa?ero Andr¨¦s Garc¨ªa Reche y su cruzada en pro de la "responsabilidad social de la empresa". Lo que no puede ser, no puede ser y adem¨¢s es imposible. Estos se?ores del ladrillo, aves rapaces y voraces no entienden tantas sutilezas. Nos han dejado el pa¨ªs la mar de urbanizado (si es que no contin¨²an, que no las tengo todas conmigo), han generado inmensos costes sociales que pagaremos todos y han destrozado a¨²n m¨¢s nuestro ya maltrecho paisaje. Pero han dado empleo y han sostenido unos cuantos a?os el crecimiento econ¨®mico valenciano mientras la crisis industrial se extend¨ªa ante la mirada complaciente de la Generalitat. Ahora, si la construcci¨®n no tira del carro, recesi¨®n a la vista. Habr¨¢ que buscar recambio y no es f¨¢cil improvisar. Supongamos que se confirma el ajuste y el fin de El Dorado. Podemos devolver la pregunta a Benjam¨ªn Mu?oz: ?Y ahora qu¨¦? Sencillamente impresentables.
Josep Sorribes es profesor de Econom¨ªa Regional y Urbana de la Universidad de Valencia.
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