Extraordinario y cruel
No deja de resultar sorprendente que, varias d¨¦cadas y docenas de pel¨ªculas despu¨¦s, nuestra Guerra Civil y su inmediata posguerra puedan ser a¨²n objeto de acercamientos impensados. Y todav¨ªa m¨¢s lo es que quien haya abierto una inquietante, extraordinaria (en todos los sentidos) ventana fant¨¢stica sobre aquel mundo y aquellos tiempos sea un cineasta mexicano, sin duda alguna, el m¨¢s capaz con que cuenta hoy el g¨¦nero para dotar a sus ficciones y sus personajes de un peculiar, persistente, h¨¢lito po¨¦tico. Y si El espinazo del diablo ya resultaba la revisitaci¨®n m¨¢s sorprendente jam¨¢s realizada de la contienda civil, con su aire de absorbente western g¨®tico poblado de fantasmas, ahora el maquis y sus represores se erigen en la excusa para un discurso no muy diferente, aunque indudablemente m¨¢s ambicioso: aqu¨ª se trata de casar, sin fisura alguna, un tratamiento realista (la cruda represi¨®n a la guerrilla en los montes del norte espa?ol, a la altura de 1944) con el universo on¨ªrico en que vive una ni?a imaginativa (Ivana Baquero, un descubrimiento), a la que la presi¨®n de lo real le resulta sencillamente insoportable.
EL LABERINTO DEL FAUNO
Direcci¨®n: Guillermo del Toro. Int¨¦rpretes: Sergi L¨®pez, Maribel Verd¨², Ivana Baquero, Doug Jones, Ariadna Gil. G¨¦nero: fant¨¢stico, Espa?a-M¨¦xico, 2006. Duraci¨®n: 112 minutos.
Desparpajo
Desde ah¨ª, Del Toro hilvana un cuento cruel por el que, como en El espinazo..., tambi¨¦n campa un ogro terriblemente malvado (y no es el fauno del t¨ªtulo, sino el impulsivo, siniestro capit¨¢n Vidal, un Sergi L¨®pez que borda su papel de desalmado torturador), y en el que realidad y onirismo se funden en una comuni¨®n deslumbrante: el desparpajo con que Del Toro hace transitar a sus personajes de uno a otro mundo tiene algo de milagroso. Su imaginer¨ªa visual, bien que en alg¨²n momento ligeramente pasada de registro (lo es casi todo lo que rodea la aparici¨®n del fauno), resulta no obstante casi siempre deslumbrante, desbordante; y su lecci¨®n, impecable: en un mundo recorrido por la violencia, advierte Del Toro, ni siquiera existe la posibilidad de la reclusi¨®n en realidades paralelas... una sorprendente, negra premonici¨®n viniendo de quien viene.
Y a la postre, la pel¨ªcula se erige en una soberana lecci¨®n de cine bien hecho y medido, en el que los excesos quedan siempre a buen resguardo bajo el paraguas de la f¨¢bula, y donde el director jam¨¢s hace trampa: conviene no olvidar ninguno de los momentos que en el filme se van dando, porque en una coherencia que se antoja casi suicida, Del Toro no dejar¨¢ de sorprender hasta el ¨²ltimo, coherente, estremecedor plano de una pel¨ªcula tocada indudablemente por la inspiraci¨®n de un director en el mejor momento de su carrera.
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