El Madrid de los musicales
Aquel Madrid de los sesenta no era pr¨®digo en espect¨¢culos. En el cine met¨ªan tijera y estrenaban con a?os de retraso y el teatro arriesgaba lo justo refugi¨¢ndose en los cl¨¢sicos. Lo m¨¢s atrevido era la revista, all¨ª donde situaba el franquismo su frontera de la permisividad. M¨²sica, lentejuelas y sobre todo chicas, chicas guapas y con piernas. Los teatros se llenaban, especialmente de paletos. Para los provincianos, una visita a la capital no ten¨ªa la misma dimensi¨®n sin pasar por uno de esos templos de la frivolidad. Los tiempos cambiaron, los de pueblo dejaron de ser paletos, y el descoque hall¨® sus l¨ªmites en otros soportes menos ingenuos a cuyo lado las chicas de la revista parec¨ªan un coro de mojigatas. El g¨¦nero languideci¨® hasta su pr¨¢ctica extinci¨®n. Hubo otros espect¨¢culos, pero nunca configuraron una oferta compacta que creara por s¨ª misma un foco de atracci¨®n para Madrid. Eso lo han logrado ahora los musicales. Con la excepci¨®n de Londres y Par¨ªs, no hay en la actualidad ninguna ciudad europea que presente una cartelera tan completa como la de nuestra capital. Cinco y hasta seis obras llegan a coincidir en los escenarios de la ciudad y, a juzgar por su permanencia en cartel, el negocio parece rentable. Durante el a?o pasado, un mill¨®n largo de espectadores vieron los espect¨¢culos m¨¢s punteros Mamma m¨ªa, Cabaret y Hoy no me puedo levantar. Cuarenta y tres millones de euros alcanz¨® la recaudaci¨®n la pasada temporada. Y eso no es lo mejor, los c¨¢lculos del Ayuntamiento sit¨²an entre los 200 y los 300 millones de euros los ingresos directos que esta actividad genera en Madrid. Los expertos atribuyen al auge de los musicales una buena parte del incremento de visitantes experimentado por nuestra capital en los ¨²ltimos a?os ya que, seg¨²n sus cuentas, el 55% de los espectadores visitaron Madrid por ver una funci¨®n. Al de estas fr¨ªas aunque sustanciosas cifras hay que a?adir un fen¨®meno impagable para la ciudad. Los musicales han logrado reanimar la vida cultural y de ocio en espacios del centro, especialmente la Gran V¨ªa, cuando la actividad comercial y de oficinas amenazaba con no dejar abierta ni una sala.
Este elemento vivificador no ha surgido aqu¨ª por casualidad. Detr¨¢s hubo y hay empresarios y artistas que apostaron por los musicales en Madrid a pecho descubierto. Habr¨ªa que remontarse a 1975 para fechar el primer intento de montar aqu¨ª un musical al estilo de Broadway. Fue Jesucristo Superstar, la ¨®pera rock de Tim Rice y Andrew Lloyd Webber que presentaba a Jes¨²s de Galilea como un hippy pol¨ªticamente comprometido. Estrenada en Nueva York cinco a?os antes, subi¨® a los escenarios madrile?os con un Camilo Sesto haciendo de Jes¨²s, una bella Magdalena llamada ?ngela Carrasco y un Judas Iscariote encarnado por ese tipo que ahora nos vac¨ªa los bolsillos desde la Sociedad General de Autores y que responde al nombre de Teddy Bautista. El espect¨¢culo arras¨®. Con cuentagotas, surgir¨ªan despu¨¦s otros montajes importantes como el de Evita en 1980 que protagoniz¨® Paloma San Basilio o Los miserables, tambi¨¦n de Webber, que produjeron en 1992 Pl¨¢cido Domingo y Jos¨¦ Tamayo. La grandiosidad de aquel montaje logr¨® atraer un espectador nuevo al g¨¦nero. En la fidelizaci¨®n de p¨²blico ser¨ªa despu¨¦s decisiva la contribuci¨®n de El hombre de La Mancha en la que con gran osad¨ªa se gan¨® la vida cantando el genial actor Pepe Sacrist¨¢n. Los magn¨ªficos resultados cosechados por esa obra en el Lope de Vega animar¨ªan adem¨¢s otros proyectos m¨¢s ambiciosos como V¨ªctor o Victoria, My fair lady y sobre todo El fantasma de la ¨®pera. As¨ª hasta llegar a los dos estrenos de esta temporada, Los productores, del gran Mel Brooks, y Mar y cielo, de Dagoll Dagom. Hasta Santiago Segura al que nunca imagin¨¦ bailando -y menos cantando- hace bien su trabajo sobre el escenario del Coliseum, el resto del reparto incluido el supervers¨¢til Jos¨¦ Mota, de Cruz y Raya, se sale. La de Dagoll Dagom en el teatro Gran V¨ªa es la misma obra que representaron con ¨¦xito en el Alb¨¦niz hace 16 a?os, pero con una nueva producci¨®n y sobre todo m¨¢s tecnolog¨ªa en efectos especiales. Son, en definitiva, espect¨¢culos ambiciosos con grandes artistas que constituyen por s¨ª solos un gancho para los for¨¢neos. Los musicales son un ¨¦xito para quienes los producen y tambi¨¦n lo son para Madrid.
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