Idea para Elena
Pocas veces hemos influido tanto en el mundo hipermoderno como estos d¨ªas. S¨®lo recuerdo aquel impacto global de las bodas gays como algo similar a esta ya famosa rebeli¨®n de las tallas de la Pasarela Cibeles. Bast¨® prohibir en el casting de Madrid la talla 36 para que se montara un foll¨®n de mucho cuidado en el resto de las pasarelas mayores de Mil¨¢n, Nueva York, Par¨ªs o Tokio y las top models se escandalizaran todav¨ªa m¨¢s que cuando aquellas fotograf¨ªas de la Kate Moss esnifando coca¨ªna. Ah¨ª hemos tocado un trig¨¦mino de la globalizaci¨®n moderna que nos ha vuelto a situar en el epicentro del terremoto chic.
El otro d¨ªa me dec¨ªa un amigo italiano director de cine, Giovanni Veronesi, que ya estaba bien de que los espa?oles estemos dando continuamente lecciones de modernidad al resto del mundo. Es que est¨¢ rodando en Roma la segunda parte de Manuale de amore, que fue un ¨¦xito de taquilla y exportaci¨®n, y comoquiera que una de sus historias trata de un amor gay, no le qued¨® m¨¢s remedio que enviar a sus protagonistas a Barcelona para celebrar all¨ª la boda. "Y ahora, concluy¨®, os sac¨¢is de la manga eso de la talla 36 y a ver c¨®mo cazzo me las arreglo a estas alturas del rodaje para meter en el gui¨®n la genial idea".
Los efectos de la rebeli¨®n de las tallas, para seguir en Italia, no s¨®lo sacudieron las pasarelas milanesas (todas las pasarelas del globo est¨¢n secretamente conectadas, como las escaleras de Escher o las c¨¢rceles de Piranesi), sino que tuvieron enorme repercusi¨®n en la reciente elecci¨®n de Miss Italia, que es una de las instituciones m¨¢s potentes de la pen¨ªnsula hermana. Aunque esta vez no se trataba del problema aritm¨¦tico entre masa corporal y altura, como en la Pasarela Cibeles. Se trataba de expulsar del casting a todas aquellas chicas que hubieran tenido tratos ¨ªntimos y de pago con un cirujano. La criba fue hist¨®rica porque el canon italiano de belleza est¨¢ basado en el modelo cinematogr¨¢fico de la Loren, la Lollobr¨ªgida y ahora mismo la M¨®nica Bellucci, que, por cierto, est¨¢ rodando con Veronesi y en una cena romana en la que yo estaba sentado a su lado me cont¨®, y hasta psicoanaliz¨®, la irresistible atracci¨®n italiana por las tetas. Y result¨® en el ¨²ltimo casting de Miss Italia que tres cuartas partes de las aspirantes hab¨ªan pasado por la camilla para rehacer el principal objeto de deseo de la vieja e infantil pasi¨®n italiana.
Es una pena que por la gran repercusi¨®n global en la guerra civil espa?ola contra la 36 se nos hayan adelantado los italianos en la batalla complementaria de las tetas, las narices, los labios o los culos artificiales. Hubiera sido la continuaci¨®n perfecta de una revoluci¨®n iniciada estos d¨ªas en la Pasarela Cibeles por imponer al mundo un nuevo canon de belleza cuya f¨®rmula habr¨ªa que patentar e imponer por decreto-ley: m¨¢s masa corporal, s¨ª, pero nunca a base de silicona o botox.
Quedar¨ªa un tercer detalle despu¨¦s de la rebeli¨®n espa?ola de las tallas y la guerrilla italiana a las nuevas tecnolog¨ªas cirujanas, contra la criminal delgadez y contra los sangrientos rellenos de las pasarelas. Quedar¨ªa el verdadero problema de fondo que mueve a participar masivamente en esos castings que s¨®lo prometen fama, concretamente aquella fama televisiva del cuarto de hora de Warhol, y cuyas colas est¨¢n cambiando el paisaje metropolitano de las dos pen¨ªnsulas. Antes, cuando hab¨ªa una concentraci¨®n juvenil urbana, siempre era una manifestaci¨®n de estudiantes para cargarse el Gobierno; ahora es un casting para entrar en un reality de esas dos cadenas italianas de este pa¨ªs, Tele 5 y Antena 3.
Y como contra ese movimiento geod¨¦sico de la juventud hacia la fama r¨¢pida del casting no hay nada que hacer ni aqu¨ª ni en Pek¨ªn porque las tendencias de la globalizaci¨®n van por ah¨ª, s¨®lo se me ocurre atacar el problema de ra¨ªz y proponer patri¨®ticamente a la muy ajetreada ministra de Sanidad, Elena Salgado, que vuelva a situarse en la vanguardia hipermoderna antes de que los italianos reaccionen, e inicie en la tele una campa?a antifama en el mismo estilo que sus ya c¨¦lebres guerras preventivas antitabaquistas, antidrogas, antialcoh¨®licas, antiautomedicaci¨®n y antianor¨¦xicas. Se tratar¨ªa de advertir al personal, y no s¨®lo al de las colas del casting, de que la fama tambi¨¦n es muy nociva para la salud, da?a seriamente el cerebro, tiene unos peligrosos efectos colaterales relacionados con la serotonina y las arterias, produce adicci¨®n y nos vuelve irremediablemente tontos. Los m¨¢s prestigiosos centros de investigaci¨®n de la salud mental de Estados Unidos (como cont¨® hace unos d¨ªas The New York Times) han declarado las perturbaciones derivadas de la fama hipermoderna, sin importar si se trata de fama r¨¢pida audiovisual o de la fama m¨¢s lenta de artistas o novelistas, como una de las m¨¢s perniciosas enfermedades del cuerpo y el ego que se han convertido en la verdadera epidemia del siglo XXI. Lo de adelgazar el cuerpo, rehacer las tetas, colocarse con drogas y alcohol o automedicarse no es nada en comparaci¨®n con las consecuencias cat¨¢stroficas para la salud (mental) que implica engordar el ego con esas artificiales tecnolog¨ªas medi¨¢ticas de ser famoso en unos tiempos en los que todo quisque puede y debe ser famoso. S¨®lo es una idea para Elena.
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