Los republicanos cierran filas para intentar evitar un desastre electoral en noviembre
La Casa Blanca pide disciplina a los conservadores y fuerza al m¨¢ximo la maquinaria
Los republicanos dependen de dos factores para salvarse de la cat¨¢strofe que pueden sufrir dentro de tres semanas: la p¨¦rdida del control de una o de las dos C¨¢maras del Congreso en las legislativas del 7 de noviembre. El primero es su poderoso aparato electoral, la sofisticada red organizativa de Karl Rove, el arquitecto, que cumpli¨® su misi¨®n en las presidenciales de 2004. El segundo es que ocurra algo imprevisto que d¨¦ la vuelta a la din¨¢mica dominante -el callej¨®n sin salida de Irak, el esc¨¢ndalo Foley- y vuelva a colocar al presidente y a su partido en una situaci¨®n favorable.
Lo que m¨¢s complica la perspectiva republicana es el desorden interno: diversas familias llevan meses a disgusto, desde los representantes de la realpolitik, contrarios a la guerra en Irak y a la pol¨ªtica exterior de la Casa Blanca, hasta los conservadores fiscales, irritados por el aumento del gasto p¨²blico, pasando por la base religiosa alterada por el comportamiento del ex congresista Mark Foley. "Los republicanos han formado un pelot¨®n de fusilamiento circular, y est¨¢n disparando; es una locura querer buscar culpables antes de una elecci¨®n", seg¨²n el gr¨¢fico comentario del teleevangelista Pat Robertson.
Otros hacen de la necesidad virtud y extienden la idea de que lo mejor para las presidenciales de 2008 ser¨ªa perder la C¨¢mara. "Es hora de que nos vayamos", se titula una serie de art¨ªculos de estos l¨ªderes en la revista Washington Monthly; Bruce Bartlett, alto cargo del Tesoro con Bush padre y que est¨¢ convencido de que los l¨ªderes dem¨®cratas en el Congreso son "ineptos", dice que ser¨ªa muy positivo que mandaran para que el pa¨ªs le viera: "Ser¨ªa un regalo para los conservadores".
Pero esta posici¨®n no es compartida por la Casa Blanca, horrorizada con la perspectiva de los dos ¨²ltimos a?os de Bush con investigaciones en el Congreso sobre Irak, Guant¨¢namo, las escuchas... Por eso, la prioridad es imponer el orden y poner a trabajar a marchas forzadas la m¨¢quina de ganar elecciones de Karl Rove, un hombre que "nunca se queda sin ideas", seg¨²n los autores del libro que acaba de aparecer sobre el arquitecto.
Pero es dif¨ªcil que incluso una maquinaria como ¨¦sta pueda vencer este a?o -con Bush a la defensiva y sin credibilidad- el des¨¢nimo en las filas republicanas. La Casa Blanca traz¨® en verano una estrategia destinada a invertir la cuesta abajo que empez¨® con el Katrina y se acentu¨® con Irak. En el centro estaba la idea de poner en primer plano -aprovechando el quinto aniversario del 11-S- la seguridad nacional. La estrategia dio resultado, y el respaldo de Bush subi¨® hasta el 44%. Hace tres semanas, las estrellas se alinearon para pulverizar de nuevo los sondeos: el esc¨¢ndalo del congresista Foley y sus mensajes a los adolescentes que trabajan en la C¨¢mara, la aparici¨®n del libro de Bob Woodward sobre Irak y la filtraci¨®n del informe de la CIA sobre el terrorismo y la guerra, frenaron en seco la recuperaci¨®n de la Casa Blanca y lograron cambiar la conversaci¨®n: ?qui¨¦n iba a hablar de seguridad pudiendo leer los obscenos mensajes de Foley? ?C¨®mo mantener el debate sobre el terrorismo con un libro lanzado a los cuatro vientos en el que se confirma el secreto peor guardado de Washington, la incompetencia de la posguerra?
A pesar de todo, las cosas pueden cambiar en tres semanas. Adem¨¢s, se trata de legislativas, no presidenciales: aunque los dem¨®cratas, seg¨²n el ¨²ltimo sondeo Gallup, lleven 23 puntos de ventaja en el ¨¢mbito nacional, cada uno de los 435 esca?os de la C¨¢mara -y los 33 que se eligen en el Senado, una tercera parte del total- se gana o se pierde en elecciones individuales, personales. Es dif¨ªcil, por ¨²ltimo, desalojar de su esca?o al titular y eso favorece al que tiene la mayor¨ªa. Aun as¨ª: lo que hace un mes parec¨ªa harto improbable -que los dem¨®cratas ganasen 15 esca?os netos en la C¨¢mara y seis en el Senado para hacerse con la mayor¨ªa en el Capitolio- est¨¢ ahora al alcance de su mano.
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