Villa es una gozada

Alg¨²n d¨ªa reventar¨¢, puesto que disputa tres partidos por semana, casi todos completos, a la m¨¢xima intensidad, pero hasta entonces, hay que disfrutarlo. Villa despej¨® anoche el camino del Valencia hacia los octavos de final de la competici¨®n. A su manera. Con dos goles y un buen pu?ado de ocasiones que fabric¨® una imaginaci¨®n desbordante. Su capacidad de aprendizaje es infinita. Sus ganas, tambi¨¦n. El cuadro de Quique regres¨® anoche por la senda de la modestia, como hab¨ªa exigido el entrenador, e impuso su estampa de equipo cuajado y s¨®lido ante un Shakhtar como se preve¨ªa: guapo en las formas, pero algo hueco en el fondo. A Villa le acompa?¨® un Edu cada d¨ªa m¨¢s se?orial, un Joaqu¨ªn con toques de genialidad y un Albelda que recuper¨® su car¨¢cter de bulldog para reducir a la nada a la pl¨¦yade de brasile?os del conjunto ucranio.

?Vaya nochecita le dio Villa al central brasile?o Leonardo! Ni en sus peores pesadillas pod¨ªa pensar en un delantero como ¨¦ste, que lo burlara de mil maneras distintas. Leonardo perdi¨® la noci¨®n del tiempo y del espacio y acab¨® por entregarle un bal¨®n limpio a Villa para que encarara al meta Pletikosa. Un obsequio que de ninguna manera pod¨ªa rechazar. Quebr¨® a Pletikosa y marc¨®. Con la naturalidad que le caracteriza. No ser¨ªa la ¨²ltima vez. Justo antes del descanso, Villa acudi¨® al segundo palo porque se ol¨ªa algo. Se ol¨ªa que a Joaqu¨ªn al final ten¨ªa que salirle la magia. Le sali¨® un precioso centro desde su banda, de esos pases que atraviesan las fronteras de los brazos en alto de los porteros, y llegan junto donde quer¨ªan: donde el delantero s¨®lo debe ubicar adecuadamente la cabeza. El segundo tanto de Villa, el tercero en este su debut en la Liga de Campeones, en la que tiene prisa por grabar su apellido.

Estaba muy necesitado Joaqu¨ªn de una acci¨®n como ¨¦sta. Un poquito de jabugo para aligerar la presi¨®n que le estaba cargando en las ¨²ltimas jornadas, que ni era titular en el Valencia ni en la selecci¨®n. Pues bien, ayer fue Joaqu¨ªn en estado puro. Capaz de dejar tirado a su equipo por abusar de la jugada individual (cinco atacantes colgados esperando un pase que no lleg¨®, lo que oblig¨® a Albelda a ganarse la tarjeta amarilla para romper el contragolpe ucranio); y capaz, poco despu¨¦s, de levantar el estadio con ese centro sutil, enjabonado hacia la cabeza de Villa. El p¨²blico se alz¨® para reconocer su talento, y sus compa?eros corrieron a abrazarlo porque sab¨ªan que era muy importante para ¨¦l. Curro Romero deambula por el callej¨®n del 8 en Mestalla.

Quique dej¨® en el banco a Ayala, que fue una manera de se?alarlo tras la derrota ante el Celta en Vigo. Nadie discute su categor¨ªa como central, pero s¨ª la conveniencia o no de que, a sus 33 a?os, dispute dos partidos por semana. Regres¨® Albiol y asumi¨® con suficiencia los galones del ausente argentino. Hubo de estar muy r¨¢pido para parar al veloc¨ªsimo Marica. A partir de ah¨ª, Albelda marc¨® la raya y Edu, que cada vez ocupa m¨¢s campo, se pase¨® con el porte de un mariscal. El Shakhtar result¨® un conjunto m¨¢s bonito que efectivo. Eminentemente t¨¦cnico. El capit¨¢n Tymoschuk sabe pegarle duro a la pelota. Y Matuzalem, adem¨¢s de ese nombre de resonancias b¨ªblicas, es un mediocampista con pegamento en la bota izquierda. Dirigi¨® con gracia al cuadro de Donetsk, flojo, sin embargo, muy flojo en tareas defensivas.

Edu volvi¨® del descanso con un par de regalos a la grada -dos excelentes pases- antes de despedirse de ella doli¨¦ndose de los abductores. Una pena para el espect¨¢culo, pero una alegr¨ªa a la vez poder ver de nuevo a Jorge L¨®pez despu¨¦s de muchos meses en los que el f¨²tbol le ha dado la espalda. Le falta ritmo, claro, y una p¨¦rdida suya en el centro del campo a punto estuvo de costarle el 2-1. Pero se resarci¨® poco despu¨¦s y cumpli¨® con creces como acompa?ante de Albelda. Villa, mientras, segu¨ªa empe?ado en marcar un gol ol¨ªmpico y no parece que vaya a parar hasta conseguirlo. El Valencia se sinti¨® due?o absoluto del encuentro y el Shakhtar masc¨® su impotencia con entradas desagradables como el codazo de Brand?o a Joaqu¨ªn que el ¨¢rbitro s¨®lo castig¨® con una amarilla. Quique ya pens¨® en a qui¨¦n le interesaba darle descanso. A Villa, por supuesto, que recogi¨® la en¨¦sima ovaci¨®n de una hinchada que sabe que est¨¢ ante un delantero universal. Y que hay que disfrutarlo.