Venezuela cancela
El vicepresidente venezolano, Jos¨¦ Vicente Rangel, acaba de confirmar en Madrid la cancelaci¨®n por su Gobierno de la compra de 12 aviones militares a la empresa CASA, acordada en febrero de 2005 y refrendada despu¨¦s de numerosas vicisitudes en febrero y julio pasados. Rangel achaca la fracasada venta -unos 500 millones de euros- a "limitaciones a la soberan¨ªa espa?ola" derivadas de la negativa de EE UU a permitir que su tecnolog¨ªa instalada en los aparatos fuera transferida al r¨¦gimen de Hugo Ch¨¢vez.
El Gobierno socialista puso en su d¨ªa un empe?o desusado en sacar adelante la operaci¨®n, que incluye tambi¨¦n la venta de ocho patrulleras a la Armada venezolana. Hasta el punto de que el entonces titular de Defensa, Jos¨¦ Bono, viaj¨® en febrero de 2005 a Caracas para solemnizar un acuerdo que firmaba un mes despu¨¦s Rodr¨ªguez Zapatero. Aunque ya entonces era patente la oposici¨®n de Washington a la venta, la Administraci¨®n de Bush no formaliz¨® oficialmente su veto hasta enero de 2006. En febrero de este a?o, Venezuela y CASA acordaron seguir adelante con la operaci¨®n, pese a su seguro encarecimiento por la sustituci¨®n de los componentes estadounidenses.
Pocas cosas hay inocentes en los acuerdos de compraventa de material militar, y menos en tri¨¢ngulo tan conflictivo como el formado por Madrid-Caracas y Washington. Por eso no resulta convincente la versi¨®n ayer del ministro Moratinos en el sentido de que a CASA ya no le interesaba el pedido venezolano; un encargo que, seg¨²n el ministro de Defensa de Ch¨¢vez, segu¨ªa en pie en fecha tan reciente como julio pasado. Mucho menos convincente todav¨ªa si el anuncio de su cancelaci¨®n, como es el caso, se produce 24 horas despu¨¦s de que el Gobierno espa?ol, acertadamente, votase a favor de la candidatura guatemalteca y en contra de Caracas para cubrir un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Ambos pa¨ªses iberoamericanos pugnan despu¨¦s de 22 votaciones infructuosas por el asiento vacante de Argentina, con ventaja hasta ahora insuficiente de Guatemala. La batalla, que podr¨ªa resolverse con un candidato de compromiso, est¨¢ suponiendo un duro castigo, dirigido por Estados Unidos, para las ambiciones estrat¨¦gicas del l¨ªder venezolano, que ha apostado muy fuerte para promover la ya desvaneciente candidatura de su pa¨ªs en el m¨¢ximo ¨®rgano de Naciones Unidas. Los aviones de CASA presumiblemente no han podido resistir el impacto del voto espa?ol.
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