La sombra del ausente
Hasta el m¨¢s despistado se da cuenta en Catalu?a de que estas elecciones auton¨®micas anticipadas son muy inoportunas, precisamente, para el partido que las ha convocado, el PSC. Lo l¨®gico hubiera sido gobernar durante todo el tiempo que les hubiera sido posible tras la agotadora negociaci¨®n del Estatut. En ese periodo de tiempo hubieran podido, quiz¨¢s, centrar la atenci¨®n de sus simpatizantes en otros temas y recoger algunos frutos de su acci¨®n gubernamental. La realidad ha sido muy otra y ahora el candidato Jos¨¦ Montilla hace frente a lo hecho de la mejor forma que puede. Es un hombre serio que ofrece su seriedad como una garant¨ªa y que juega con una gran paradoja: que quienes piensen que no re¨²ne las condiciones de un buen candidato crean al mismo tiempo que esas precisas caracter¨ªsticas son las que, probablemente, har¨ªan de ¨¦l un gran y muy eficaz President.
La segunda rareza de esta campa?a electoral es la desaparici¨®n de Pasqual Maragall. Ayer, en el mitin celebrado en Lleida con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Jos¨¦ Montilla como estrellas, dio la impresi¨®n de que nadie sab¨ªa muy bien qu¨¦ hacer con quien en estos momentos sigue siendo nada menos que el presidente de la Generalitat. Maragall lleg¨® tarde, no dijo una palabra y sali¨® r¨¢pidamente, solo, por delante de Zapatero y de Montilla, zarandeados, sobre todo el primero, por sus admiradores. En sus discursos, los oradores, incluidos el presidente del Gobierno y el candidato, le mencionaron una o dos veces, con una incomodidad manifiesta. "Sacarle por aqu¨ª, pronto", voceaba al final un miembro de equipo organizador del mitin. Parece dif¨ªcil que una situaci¨®n tan extra?a, un vac¨ªo tan aparatoso, no termine teniendo alg¨²n coste.
Ante la ausencia de Maragall, el ¨²nico apoyo visible de Montilla es el presidente del Gobierno, muy popular en Catalu?a. Zapatero estuvo en dos actos de la precampa?a y volver¨¢ otra vez para el mitin de cierre. Ayer, en Lleida, dio p¨²blicamente su respaldo a Montilla para que, llegado el caso, forme el gobierno que crea conveniente. Es verdad que nadie duda en el PSC del apoyo total y sincero de Zapatero a su ex ministro. Pero tambi¨¦n lo es que a algunos les gustar¨ªa que el presidente del Gobierno fuera algo m¨¢s agresivo de lo que fue ayer con Artur Mas y con CiU (unas cuantas iron¨ªas sobre su necesidad de acudir a un notario para que se crea su palabra). Aunque lo cierto es que Zapatero habl¨® ayer, sobre todo, de s¨ª mismo y de sus propios logros, mucho m¨¢s que sobre los ¨¦xitos del tripartito catal¨¢n.
Lo que est¨¢ cada vez m¨¢s claro es que estas elecciones, por muy auton¨®micas que sean, no se plantean en t¨¦rminos de identidad ni de competencias. Montilla plantea la campa?a en t¨¦rminos de derecha/izquierda y Mas, sobre el binomio descontrol (de los tres a?os de tripartito)/eficacia (de los 23 de gobiernos nacionalistas).
Consiga lo que consiga, habr¨ªa que reconocer al candidato socialista una novedad importante: esta es la campa?a en la que m¨¢s se habla de pol¨ªtica social. Probablemente no hay ahora ning¨²n otro lugar en Espa?a en el que los socialistas ofrezcan un programa m¨¢s detallado de prestaciones sociales, programas de lucha contra el fracaso escolar (10 puntos menos en cuatro a?os, promete) o protocolos de detecci¨®n precoz de c¨¢ncer. Ayer, antes de acudir al mitin, Montilla se reuni¨® con un peque?o grupo de dirigentes de un barrio popular de Lleida. Uno de los asistentes se quej¨® de que el hospital en el que trabajaba tuviera m¨¢s o menos recursos en funci¨®n del gobierno de turno. "?No podr¨ªan evitar algo as¨ª?". Montilla le respondi¨® sin dudar: eso es precisamente la pol¨ªtica. No crea usted que unos y otros dedicar¨¢n las mismas cantidades a un hospital p¨²blico.
Las elecciones del d¨ªa 1 tienen realmente cosas muy novedosas. Algunos piensan, incluso, que de ellas depende hasta el nombre del candidato socialista a la alcald¨ªa de Madrid. Si Montilla perdiera en Catalu?a, el PSOE no querr¨ªa arriesgarse a sufrir dos derrotas seguidas y recurrir¨ªa a la vicepresidenta del Gobierno. Por eso, quiz¨¢s est¨¢n circulando entre los socialistas, incluso entre los catalanes, multitud de SMS con el texto: "Queremos que Fern¨¢ndez de la Vega siga de vicepresidenta. P¨¢salo".
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