Viviendas, barrios y paisajes
?Cu¨¢l es el balance de estos casi tres a?os de Gobierno tripartito en los campos de la arquitectura y el urbanismo? La pregunta es de respuesta compleja y dif¨ªcil. Queda claro que ha estado lleno de buenas intenciones, eso s¨ª, si no tenemos en cuenta la afirmaci¨®n del consejero de Pol¨ªtica Territorial y Obras P¨²blicas de que a¨²n queda mucho margen para construir en el litoral catal¨¢n. Resumiendo, la pol¨ªtica general ha planteado intervenciones y financiamiento en tres escalas: la Ley del Derecho a la Vivienda; es decir, el respaldo legal para afrontar el problema social m¨¢s grave de todo el pa¨ªs, construyendo nuevas viviendas y mejorando la calidad del tejido residencial; la Ley de Barrios, que responde al planteamiento de dar mayores ayudas econ¨®micas a los centros hist¨®ricos, a los pol¨ªgonos de los a?os sesenta y setenta y a las ¨¢reas surgidas de procesos de urbanizaci¨®n marginal que son m¨¢s problem¨¢ticos; y la nueva Ley de Protecci¨®n, Gesti¨®n y Ordenaci¨®n del Paisaje de Catalu?a, pionera en el Estado espa?ol, que afronta, a la escala del territorio, las actuaciones en estos paisajes, tan explotados, que est¨¢n entre las ciudades. Los resultados han sido dispares y de las tres patas ha quedado pendiente una tan trascendental como la Ley del Derecho a la Vivienda.
Evaluar los logros de la Ley de Barrios, que ha conseguido en tres convocatorias incluir 46 operaciones en m¨¢s de 30 ciudades catalanas, es a¨²n prematuro. Se ha planteado con mucha inteligencia la prioridad de intervenir en las estructuras urbanas m¨¢s degradadas y susceptibles de convertirse en focos de marginaci¨®n. En un futuro pr¨®ximo se podr¨¢ evaluar en qu¨¦ medida centros hist¨®ricos como los de Tortosa, Olot o Lleida han detenido su deterioro; si ciertos barrios conformados por pol¨ªgonos segregados y con pocos equipamientos, como Sant Cosme en El Prat del Llobregat o Sant Ildefons en Cornell¨¤, han mejorado; o si han dejado de estar marginados ciertos enclaves como Ca n'Anglada en Terrassa, el barrio del Erm y los llamados pisos Garc¨ªa en Manlleu, o Roquetes en Barcelona.
Podemos calificar este proceso de rehacer centros hist¨®ricos deteriorados, pol¨ªgonos depauperados y periferias desestructuradas como una especie de gentrificaci¨®n homeop¨¢tica. Se trata de rehacerlos, pero que no sean s¨®lo para los sectores de menos recursos y para los inmigrantes, sino que se fomente la diversidad para asegurar que se revitalicen realmente y no se conviertan en guetos. Quiere ser una gentrificaci¨®n controlada, que no expulse a los habitantes, sino que enriquezca el tejido residencial con otros sectores sociales y con nuevos usos.
A los ayuntamientos que ya hab¨ªan demostrado su capacidad de gesti¨®n y que ten¨ªan los deberes hechos, esta ley les ha ayudado a impulsar sus proyectos con m¨¢s rapidez y eficacia: como Salt, en Girona, que ha realizado planes ya previstos, entre ellos la primera fase del Ateneo de Entidades de la antigua f¨¢brica Coma-Cros y el centro c¨ªvico ?ngel Guimer¨¢; L'Hospitalet de Llobregat, que se ha comprometido en una fuerte reestructuraci¨®n urbana no dejando escapar la ocasi¨®n para incentivar las actuaciones en Collblanc-La Torrassa y cumpliendo con el requisito de la equidad de g¨¦nero; Manresa, que ya ten¨ªa planes para viviendas sociales y reformas en el centro hist¨®rico; o Barcelona, que ha conseguido m¨¢s inversiones para sus planes en Santa Caterina. A otros, tambi¨¦n con buena gesti¨®n municipal, como Lleida, les ha costado un poco arrancar hasta que en este a?o 2006 han consolidado los proyectos y las inversiones en el barrio de la Mariola, hecho de pol¨ªgonos y viviendas de posguerra, en el que habita gente mayor e inmigrantes y en el que se est¨¢n introduciendo espacios p¨²blicos, equipamientos y viviendas de promoci¨®n p¨²blica.
Otro ayuntamiento bien gestionado, como el de Granollers, que ya hab¨ªa iniciado la reconversi¨®n de la antigua f¨¢brica Roca Umbert en la F¨¢brica de les Arts, va a ser el pionero en experimentar las ayudas de la nueva Ley del Paisaje realizando una prueba piloto para rehacer la v¨ªa de entrada a Granollers desde el Maresme, construyendo aceras a ambos lados a favor de los peatones, plantando ¨¢rboles y unificando unos espacios que destacan en Catalu?a por ser los trasteros urbanos. No se van a entender las posibles medidas para mejorar el entorno si no se hacen experimentos como ¨¦ste demostrando que es posible superar la degradaci¨®n del paisaje.
La Ley de Barrios se complementaba con medidas que propon¨ªa la Ley para el Derecho a la Vivienda: evitar que proliferen los pisos viejos y vac¨ªos, sin el uso social al que deber¨ªan estar destinados y provocando que los barrios se degraden. Pero todo este sistema, que intenta poner fin a m¨¢s de 20 a?os de abandono del territorio a la l¨®gica del mercado, no ha podido ponerse en marcha de manera completa al faltar la Ley del Derecho a la Vivienda, boicoteada no s¨®lo por el Partido Popular y por Converg¨¨ncia i Uni¨®, los partidos m¨¢s pr¨®ximos a los intereses inmobiliarios, sino tambi¨¦n por Esquerra Republicana, que tiene una idea muy especial de patriotismo: defiende la lengua pero deja el territorio en manos de los especuladores y abandona a los j¨®venes con su problema de vivienda.
Las ciudades siguen siempre un proceso lento y laborioso y se tardar¨¢n a?os para comprobar las mejoras que haya aportado el actual periodo. Sin embargo, hay problemas urgentes cuya soluci¨®n no puede posponerse, especialmente dos que son flagrantes: la coordinaci¨®n territorial en la escala de la regi¨®n metropolitana (y el complementario reequilibrio del resto del principado) y el acceso a la vivienda, que est¨¢ originando movimientos reivindicativos que van creciendo. El camino para superar la nefasta herencia neoliberal dejada por el anterior Gobierno de la Generalitat ya est¨¢ iniciado. Depende ahora de nosotros si se contin¨²a avanzando o si volvemos atr¨¢s y nos alejamos de la Europa m¨¢s moderna y social. Si no se afronta la cuesti¨®n de la vivienda y se aprueba la ley pendiente, podremos parafrasear la sentencia con la que Le Corbusier finalizaba en 1923 su Vers une architecture: "La sociedad desea violentamente algo que obtendr¨¢ o no obtendr¨¢. Todo reside en eso, todo depende del esfuerzo que se haga y de la atenci¨®n que se conceda a estos s¨ªntomas alarmantes. Vivienda o revoluci¨®n".
Josep Maria Montaner es arquitecto y catedr¨¢tico de la Escuela de Arquitectura de Barcelona (UPC).
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