Sin pol¨ªtica ambiental
Una de las caracter¨ªsticas que puede relacionar la gesti¨®n de los diferentes gobiernos de la Generalitat desde su reinstauraci¨®n ser¨ªa la falta de voluntad a la hora de dar un verdadero impulso a la pol¨ªtica ambiental en Catalu?a.
Empezando por nuestros dos presidentes, ninguno de los cuales parece haber entendido el medio ambiente como oportunidad de modernizaci¨®n, sino m¨¢s bien todo lo contrario, el balance de las acciones llevadas a cabo por las autoridades ambientales de los diferentes gabinetes para promover la conservaci¨®n del entorno y sus recursos naturales en Catalu?a es ciertamente pobre.
Los pa¨ªses m¨¢s avanzados del mundo lo son tambi¨¦n en materia de legislaci¨®n y pol¨ªtica ambientales. El respeto al medio ambiente y su custodia es un hecho inherente a toda acci¨®n de gobierno en otros pa¨ªses: Suecia, Alemania, Holanda, Quebec y Australia. Acaso por ello algunos de estos pa¨ªses han dado un car¨¢cter transversal a esa responsabilidad en lugar de arrinconarla en un ministerio. Su pol¨ªtica econ¨®mica, educativa, social y hasta cultural es mucho antes ambiental.
?Quiere decir ello que el Departamento de Medio Ambiente es innecesario? Bien, esa es la idea que le ha rondado por la cabeza a m¨¢s de un pol¨ªtico catal¨¢n en los ¨²ltimos a?os, aunque no precisamente para impulsar la pol¨ªtica ambiental desde la acci¨®n de gobierno, sino m¨¢s bien para todo lo contrario. De hecho, la propuesta de convertir Medio Ambiente en una Direcci¨®n General de Pol¨ªtica Territorial iba en algunas de las agendas de trabajo de alg¨²n conseller que concurr¨ªa a la reelecci¨®n en los anteriores comicios.
El Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat se cre¨® en marzo de 1991. Es evidente que 15 a?os de gesti¨®n dan para mucho y ser¨ªa faltar a la verdad negar los avances que se han producido desde entonces. Por ejemplo, en el tratamiento de aguas residuales. Catalu?a posee 328 estaciones depuradoras de aguas residuales y tiene 154 en construcci¨®n. Un n¨²mero de equipamientos que duplica, triplica y hasta multiplica por 10 el de otras comunidades. Buena prueba de ello es el estado de conservaci¨®n de nuestros r¨ªos, que ha mejorado notoriamente en estos 15 a?os.
Se ha avanzado tambi¨¦n en materia de residuos y de conservaci¨®n del patrimonio natural, aunque en este caso m¨¢s por imperativo comunitario (caso de la aprobaci¨®n de la red de espacios propuestos para integrar la Red Natura 2000 de la UE) que por voluntad pol¨ªtica.
Un claro ejemplo de que el d¨¦ficit en pol¨ªtica ambiental es un rasgo caracter¨ªstico de la pol¨ªtica catalana es el balance con el que salda sus cuentas el Gobierno tripartito. Gobierno que deleg¨® la cartera de Medio Ambiente a una coalici¨®n de partidos de izquierda que se defin¨ªa y se sigue definiendo a s¨ª misma como ecologista.
Echamos un vistazo a los prop¨®sitos planteados a principio de legislatura y, pese a que la comparaci¨®n respecto a anteriores gobiernos es favorable, anotamos m¨¢s de una veintena de objetivos incumplidos de manera destacada. No se ha aprobado la ley de caza ni la ley de pesca. Tampoco la de biodiversidad ni la integral de la Administraci¨®n ambiental. No se han creado las agencias del aire o de la naturaleza. No se ha modificado la ley para introducir el famoso canon a la incineraci¨®n, ni la que deb¨ªa reglamentar los residuos de la construcci¨®n. No se ha desarrollado el Libro Blanco del desarrollo sostenible en Catalu?a, uno de los objetivos prioritarios para la legislatura, as¨ª se?alado en los presupuestos junto a los proyectos incumplidos de creaci¨®n de los parques naturales del Montgr¨ª, Medes i BaixTer y el de Muntanyes de Prades.
Tambi¨¦n se ha quedado en el caj¨®n la legislaci¨®n que debe regular la implantaci¨®n de la energ¨ªa e¨®lica. En esta materia, Catalu?a se ha situado a la cola de todo el pa¨ªs cuando fue la pionera en su arranque, y las tensiones territoriales para la promoci¨®n de una fuente de energ¨ªa limpia y renovable tan estrat¨¦gica, llamada a desempe?ar un papel tan importante en el relevo de las f¨®siles, no han hecho sino acentuarse.
Al respecto de este asunto, hace unos a?os tom¨¦ nota de una an¨¦cdota que delata la condici¨®n de Pepito Grillo que ha tenido, tiene y muy probablemente seguir¨¢ teniendo el consejero de Medio Ambiente en el Ejecutivo catal¨¢n. Se discut¨ªa en el consejo sobre la necesidad de empezar a prospectar las verdaderas posibilidades de la e¨®lica en Catalu?a. El responsable departamental intervino entonces para apercibir al presidente y al resto de sus colegas sobre la oportunidad de elaborar antes un mapa e¨®lico, una radiograf¨ªa del territorio que identificase las ¨¢reas que pod¨ªan acoger aerogeneradores y las que deber¨ªan quedar excluidas por su alto valor ecol¨®gico. En ese momento intervino uno de los pesos pesados del Ejecutivo, hombre muy pr¨®ximo al presidente, para sentenciar: "?Un mapa e¨®lico? Eso ya lo tenemos hecho: all¨ª donde sopla el viento. Ya est¨¢". Las miradas del resto de los consejeros se centraron en el aturdido responsable ambiental. Se acababa de dar de bruces contra el paradigma de desarrollo imperante, en el que el medio ambiente y sus defensores eran el obst¨¢culo que salvar.
Esa percepci¨®n del medio ambiente como escollo, tal vez revisada, probablemente m¨¢s refinada y sutil, ha seguido caracterizando la acci¨®n del Gobierno catal¨¢n en esta ¨²ltima legislatura. La manera como se gestion¨® la crisis originada por el trazado del t¨²nel de Bracons y su resoluci¨®n final o el modo como se condujo el debate sobre la interconexi¨®n el¨¦ctrica a trav¨¦s de la l¨ªnea de muy alta tensi¨®n dan muestras de ese car¨¢cter.
El Gobierno ha pasado de entender el medio ambiente como obst¨¢culo a interpretarlo como paisaje. Tal vez esa diferencia en la percepci¨®n resuma los cambios habidos en materia de gesti¨®n ambiental. No agresi¨®n en contra, pero tampoco acci¨®n a favor. En su discurso de investidura, el presidente Maragall no hizo referencia alguna a sus objetivos en pol¨ªtica ambiental. Lo m¨¢s triste es que ning¨²n miembro de la oposici¨®n se lo ech¨® en cara ni terci¨® al respecto.
La pol¨ªtica ambiental merece mejor trato y m¨¢s consideraci¨®n por parte de nuestros representantes, entre otras cosas porque cada vez somos m¨¢s los ciudadanos que demandamos avances al respecto. Ese es uno de los retos que deber¨ªan asumir quienes aspiren a gobernarnos.
Jos¨¦ Luis Gallego es escritor y periodista ambiental.
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