Marea azul y amarilla
Los aficionados toman las calles de Oviedo y colapsan las principales plazas para festejar el triunfo
La marea azul y amarilla -los colores de la bandera de Asturias y tambi¨¦n los de la escuder¨ªa Renault- volvi¨® a tomar anoche las calles de Oviedo, la ciudad natal de Fernando Alonso, el desde ayer bicampe¨®n mundial de f¨®rmula 1, en una jornada en la que Asturias volvi¨® a estallar en un desbordamiento de emociones. Oviedo fue una fiesta. Y no s¨®lo de ovetenses. Ni asturianos. A la capital de Asturias lleg¨® gente de todas partes del resto de Espa?a para vivir la carrera final en el lugar m¨¢s cercano al piloto.
Miles de aficionados siguieron la ¨²ltima competici¨®n de la temporada desde el auditorio de Oviedo, el gran templo de la alonsoman¨ªa, totalmente abarrotado, pero tambi¨¦n al aire libre, ante una gran pantalla instalada en una de las nuevas calles de la ciudad, y lo mismo en concentraciones organizadas en hoteles de la capital asturiana. Pero otro tanto ocurri¨® en Gij¨®n, en Mieres, en Avil¨¦s, en Morc¨ªn... y en otras localidades del Principado, donde el pulso vital de los pueblos y ciudades qued¨® suspendido mientras el R-25 a¨²n rodaba por Interlagos.
2.000 seguidores abarrotaron el auditorio y otros miles vieron la carrera en las calles
Luego vino el estallido. Los triunfos del Nano, el apodo por el que se le conoce a Alonso en su tierra, se viven como un aliento de autoestima y como la met¨¢fora de lo que quiere verse como el resurgir de una comunidad en la que toda una generaci¨®n, precisamente la m¨¢s joven, no conoci¨® otra vivencia que el pesimismo colectivo que alimentaron durante los pasados 25 a?os -los mismos que tiene el piloto ovetense- el progresivo declive industrial.
Pero no s¨®lo fue una fiesta de Asturias. A los miles de enfervorizados paisanos del campe¨®n se sumaron seguidores de Alonso que, desde otras regiones espa?olas, se integraron en el despliegue azul y amarillo de las camisetas, las viseras, las bufandas y las banderas, y los miles de manoplas con la leyenda "Enhorabuena, Nano".
Lanzamiento de cohetes, estruendosos bocinados, m¨²sica de gaitas, miles de gargantas coreando "?Alonso, Alonso!" sin desmayo y no pocas l¨¢grimas que afloraron por la emoci¨®n contenida, con escanciado de sidra incluido, mientras los ciudadanos, consumada la proeza del ovetense, emprendieron el peregrinaje hacia la gran fuente que sirve de "pila bautismal" del "alonsismo", y donde, un a?o m¨¢s, no faltaron los chapuzones ni aquella pancarta que ya hizo historia el a?o pasado cuando el piloto gan¨® su primer campeonato: "Nano, gracias por hacer realidad nuestros sue?os".
El guaje (chiquillo) Fernando Alonso se proclam¨® campe¨®n del mundo por segunda vez en Am¨¦rica, y la plaza de Am¨¦rica, en Oviedo, volvi¨® a ser, tambi¨¦n por segunda vez, el epicentro de un gran temblor de sentimientos regionalistas asturianos que anoche se reproduc¨ªa en los cinco continentes. Las numerosas colonias asturianas repartidas por el mundo, y sobre todo los muy numerosos e importantes centros asturianos que se diseminan por todas las rep¨²blicas hispanoamericanas, hicieron causa com¨²n en esta suerte de globalizaci¨®n de los sentimientos. En casi todos ellos se instalaron tambi¨¦n las consabidas pantallas gigantes.
En la Plaza de Am¨¦rica, de Oviedo, casi no hab¨ªa sitio anoche para m¨¢s emoci¨®n. Ni para m¨¢s gente.
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