La sevicia de un asesinato que conmocion¨® a Espa?a
La sevicia que emple¨® el moldavo Pietro Arkan con la familia del abogado Arturo Castillo causaron una profunda conmoci¨®n en Espa?a. Arkan, que hoy tiene 30 a?os, asesin¨® al abogado, dispar¨® a su esposa en la pelvis, dej¨¢ndola malherida, y luego agredi¨® a sus dos hijas. La familia dorm¨ªa cuando Arkan irrumpi¨® armado con una pistola en su chal¨¦ de Pozuelo. Quer¨ªa robar. Los peritos manifestaron en el juicio que Arkan no era un loco, sino un peligroso psic¨®pata que distingue el bien del mal.
Los jueces le impusieron 75 a?os de c¨¢rcel. El relato de hechos de la sentencia es estremecedor. Sobre las 3.45 del 20 de junio de 2001, Arkan trep¨® por las ventanas con rejas del chal¨¦ del abogado hasta el ¨¢tico y se introdujo por una puerta abierta. La familia dorm¨ªa. Luego descendi¨® hasta el dormitorio del matrimonio. Al o¨ªr los pasos, el abogado se despert¨® y se top¨® con un hombre despiadado que le observaba con un rev¨®lver, marca Colt, en la mano.
Al tratar de incorporarse de la cama con el rev¨®lver enca?on¨¢ndole, Castillo levant¨® instintivamente la palma de su mano. Arkan le descerraj¨® un dispar¨®. El proyectil atraves¨® la mano y penetr¨® en el hemit¨®rax izquierdo del abogado. Tambi¨¦n le perfor¨® el est¨®mago y la zona renal. Seguidamente dispar¨® a su esposa, que qued¨® semiinsconsciente.
Arkan not¨® que Castillo a¨²n respiraba y se ceb¨® con ¨¦l: con el pu?o de un machete comenz¨® a golpearle en la frente. Le hundi¨® la regi¨®n occipital y le asest¨® una cuchillada cerca del coraz¨®n. El hombre muri¨®.
Luego se encamin¨® a la habitaci¨®n de las dos hijas del matrimonio, a las que agredi¨® tras exigirles que le dijeran el lugar donde su padre guardaba el dinero. Las hijas, menores de edad, muy asustadas, comentaron que lo ignoraban. Una de ellas abri¨® un armario y le entreg¨® sus ahorros, algo m¨¢s de 118 euros. Despu¨¦s, las encerr¨® en un armario empotrado. Los jueces explican en la sentencia que mientras Arkan se hallaba con las dos hermanas, ?ngeles Sierra recobr¨® la conciencia y logr¨® telefonear para pedir ayuda al servicio de urgencias 112. Los agentes tardaron demasiado en llegar.
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