Dos escritoras a la caza del mito
Jeanette Winterson y Margo Glantz dialogan sobre la vigencia de la mitolog¨ªa
El gigante Atlas somos nosotros mismos en el trance de soportar la pesada carga de nuestro pasado y nuestro futuro. El cuerpo satinado de Kate Moss exudando significados de hero¨ªna sacrificada evidencia una mitologizaci¨®n de la moda. Son dos demostraciones de la actualidad de los mitos a cargo de sendas grandes escritoras interesadas en escudri?ar en la antigua mitolog¨ªa: la brit¨¢nica Jeanette Winterson (Manchester, 1959) y la mexicana Margo Glantz (M¨¦xico DF, 1930). Winterson y Glantz dialogaron ayer en p¨²blico acerca del asunto, y citaron esos ejemplos, en el marco de un ciclo de encuentros literarios de la Fundaci¨®n Caixa Catalunya organizado por el tambi¨¦n escritor mexicano Sealtiel Alatriste.
Winterson: "Si te rompes una pierna, ve al m¨¦dico; si es el coraz¨®n, a un poeta"
La propia vida de Winterson y Glantz aparece marcada por los mitos. La primera, una autora de extraordinaria sensibilidad cuya obra es devota de Virginia Woolf, es un ejemplo de ni?a perdida: fue adoptada por una estricta familia evang¨¦lica en cuyo seno se la educ¨® para ser misionera. Aunque en sus obras abunda la sexualidad y su celebraci¨®n, expresada a menudo en complejas met¨¢foras, de aquella singular educaci¨®n ha conservado una devoci¨®n por la palabra, que parece que cincele en sus p¨¢ginas. Uno de sus libros m¨¢s hermosos es La ni?a del faro (Lumen) -voil¨¤ Woolf-, maravillosa historia de una ni?a hu¨¦rfana y un farero ciego que no es en absoluto ajena al inter¨¦s mitopo¨¦tico.
La segunda escritora, Glantz, ostenta en su propia piel los fecundos estigmas de los errantes y no menos mitol¨®gicos Her¨¢clidas: hija de jud¨ªos ucranios forzados a emigrar, su vida y su producci¨®n hacen eco de esa dram¨¢tica circunstancia (v¨¦ase su autobiogr¨¢fica Las genealog¨ªas, PreTextos). "El mito helen¨ªstico o grecorromano aparece hoy en la moda", sostiene Glantz apoy¨¢ndose en Barthes. "En la moda se puede apreciar c¨®mo se mitologizan en la sociedad de consumo actual ciertos aspectos de la vida cotidiana". Las modelos, como Campbell y Moss, y el venerado dise?ador Armani son expresi¨®n del "mito como erotismo consumible", se?al¨® la escritora. Glantz se refiri¨® tambi¨¦n a la actualidad del mito que constatan las obras de Calasso o Baricco, y a la mitologizaci¨®n de la pintora Frida Kahlo sobre la base de la iconograf¨ªa cr¨ªstica.
"Mi trabajo es volver a poner la imaginaci¨®n en el centro de la vida", dijo ayer Winterson, que hizo un elogio del poder subversivo de la lectura explicando c¨®mo ella encontr¨® salida a su cerrado mundo en las leyendas art¨²ricas. "Vivimos en un mundo fragmentado en diferentes sensaciones y emociones que parecen no casar entre ellas. Lo que un novelista puede hacer es aunar esas sensaciones que se han ido desgajando. En Occidente, desde la Ilustraci¨®n parece que s¨®lo creemos en una verdad, emp¨ªrica, pero no es la ¨²nica, como bien sab¨ªan nuestros ancestros". Los griegos, se?al¨®, distingu¨ªan entre los mitos, una verdad emocional, interna, y el logos, la realidad con la que operamos en el mundo. "Hay cosas que la ciencia no puede hacer", reflexion¨®, y ejemplific¨®: "Si te rompes una pierna est¨¢ bien que acudas al m¨¦dico, pero si te rompen el coraz¨®n har¨ªas bien acudiendo a un poeta".
En La carga (Salamandra), Winterson, cuya compa?era sentimental, dice, le reprocha tener "complejo de Atlas", revisa el mito del gigante condenado a aguantar el mundo. A partir del mito, que trata a su aire -el tit¨¢n se encuentra con la perrita espacial Laika; el rijoso H¨¦rcules traza la espesa blancura de la V¨ªa L¨¢ctea en una colosal eyaculaci¨®n-, la escritora reflexiona acerca de si la vida es "un regalo o una carga". Al final de su relato, Atlas deja de sostener el mundo... y ¨¦ste sigue aguant¨¢ndose por s¨ª solo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.