Ganadores del acuerdo
La Comisi¨®n Constitucional del Congreso ha aprobado por unanimidad el proyecto de reforma del Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa, lo que convierte a este proyecto de Ley Org¨¢nica en uno de los m¨¢s respaldados en los ¨²ltimos tiempos, mayor valor si consideramos la importancia pol¨ªtica y la relevancia que supone el Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa.
El acuerdo ha sido acogido con extraordinaria satisfacci¨®n, m¨¢s all¨¢ de quienes desde ¨¢mbitos pol¨ªticos extremos lo consideran negativo: algunos sectores del PP (no as¨ª la direcci¨®n oficial) plantean que quiebra su discurso territorial; y formaciones como el PA que para justificar lo injustificable, su rechazo frontal al texto, alegan que este proyecto est¨¢ por debajo del aprobado en Catalu?a, un pretexto incierto y con muy poco recorrido. En la direcci¨®n federal del PSOE, el acuerdo ha sido recibido con regocijo y con la confianza en que otros proyectos consigan un mismo nivel de consenso.
Me quiero sumar al debate sobre qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde. El presidente de la Junta de Andaluc¨ªa ya lo sentenci¨®: Ni vencedores ni vencidos, pero este peri¨®dico ha realizado una encuesta a vuela pluma sobre esta cuesti¨®n... y me parece en general muy atinada. Ganan los andaluces porque sus responsables pol¨ªticos se han colocado en el lugar que les corresponde. En palabras de Cruz Villal¨®n, los estatutos son una constituci¨®n territorial y por tanto estas leyes requieren un ampl¨ªsimo acuerdo. Las razones que hubieran justificado el desacuerdo bien podr¨ªan ser brillantes o ramplonas, pero en cualquier caso hubieran provocado una enorme decepci¨®n en la inmensa mayor¨ªa de quienes han seguido este debate. Gana la nobleza de la pol¨ªtica y ganan los dirigentes andaluces que apostaron y mantuvieron el acuerdo: el presidente Manuel Chaves, que promovi¨® la iniciativa, Javier Arenas y Diego Valderas.
Con este Estatuto, las instituciones andaluzas se dotar¨¢n de un instrumento jur¨ªdico de primer nivel: moderno, con un comprometido cap¨ªtulo de derechos que implica a las administraciones andaluzas; que ha logrado un acuerdo con el PP en asuntos tan delicados como son el proceso de la muerte o la educaci¨®n, en un dif¨ªcil equilibrio entre dos formaciones pol¨ªticas de ideolog¨ªas tan contrapuestas en estos terrenos.
Muchos desconfiaban de que Andaluc¨ªa pudiera recibir competencias plenas (denominadas exclusivas en t¨¦rminos jur¨ªdicos) para administrar los recursos hidr¨¢ulicos del r¨ªo Guadalquivir: en el art¨ªculo 50 se describe con claridad meridiana. El resto de competencias materiales pueden ser revisadas con lupa para encontrar diferencias a la baja respecto a otras reformas estatutarias: no las hallar¨¢n. Y en el cap¨ªtulo financiero, en el que la prioridad ha sido la defensa de los intereses de Andaluc¨ªa, se compromete al Gobierno de Espa?a a invertir durante siete a?os una cantidad referenciada con la poblaci¨®n andaluza en el conjunto nacional. En el a?o 1981 se acord¨® que Andaluc¨ªa deber¨ªa recibir financiaci¨®n adicional para equiparar la calidad de sus servicios esenciales al conjunto de Espa?a, nunca se termin¨® de ejecutar este acuerdo; ahora se recoge ese compromiso y se tendr¨¢ que buscar una t¨¦cnica de c¨¢lculo y unos acuerdos en la Comisi¨®n Mixta integrada por Gobierno central y auton¨®mico para poner punto final a este asunto. Afortunadamente hoy nadie es capaz de mantener de manera sensata que los servicios esenciales de Andaluc¨ªa est¨¢n por debajo de la media. Por lo que el contenido material del Estatuto es muy satisfactorio.
Creo finalmente que la identidad de Andaluc¨ªa ha quedado reflejada en el Estatuto de manera equilibrada, impidiendo que formaciones pol¨ªticas como Izquierda Unida o el Partido Popular, o el propio PSOE puedan esgrimir la bandera de una victoria absoluta que hubiera impedido el acuerdo. Sin complejos, al menos por parte de los socialistas, se han incorporado referencias al marco constitucional y a la legislaci¨®n del Estado cuando se ha considerado conveniente y adecuado; sin pretender en modo alguno burlar las competencias que la Constituci¨®n otorga a la Administraci¨®n General del Estado. Sin la menor duda, puedo afirmar que estamos ante un proyecto, que incorpora la seguridad de que no habr¨¢ ning¨²n grupo pol¨ªtico tentado a recurrirlo ante el Tribunal Constitucional.
Se ha aprobado un buen proyecto de ley, que incorpora un valor a¨²n m¨¢s importante si cabe: el del ACUERDO, con may¨²sculas. El valor del acuerdo es equiparable al de algunos de los contenidos que se han incorporado y estoy convencido de que resultar¨¢ mucho m¨¢s ¨²til y beneficioso para la comunidad que los partidos pol¨ªticos hayamos canalizado nuestras energ¨ªas y esfuerzos en ponernos de acuerdo, antes que en dise?ar una campa?a de refer¨¦ndum cargada de reproches y acusaciones para pedir el S? o el NO al Estatuto.
Qui¨¦nes pierden: ?El PSOE, que se ha equivocado facilitando que el PP pudiera corregir su falta de autonomismo despu¨¦s del refer¨¦ndum del 28-F, incorpor¨¢ndose al acuerdo? ?El PP, que aparece rectificando sus descalificaciones sobre este u otros proyectos autonomistas? ?El grupo de IU, que ha demostrado ser capaz de superar algunos de sus discursos? No, ninguno de estos grupos ha perdido. Qui¨¦nes hemos estado en la larga y compleja negociaci¨®n no somos fil¨¢ntropos, ni samaritanos, somos adversarios pol¨ªticos con aprecio a nuestra responsabilidad y sentido de la proporci¨®n. No se han hecho obras de caridad a favor de nadie.
Los ¨²nicos perdedores son los que desprecian la pol¨ªtica porque no creen en la democracia, o los que no pueden ver m¨¢s lejos y todo lo miden con el rasero del cortoplazo. No se trata de colocar contra las cuerdas a ning¨²n grupo, ni de que ninguno capitalice el resultado en solitario, sencillamente se trata de que la mayor¨ªa de los andaluces coincidan con sus formaciones pol¨ªticas de referencia en que este proyecto es positivo y merece la pena apoyarse.
Perales Pizarro es secretario federal de Relaciones Institucionales y Pol¨ªtica Auton¨®mica del PSOE y diputado por C¨¢diz.
Alfonso
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