La sierra en la Edad Media

Antes de que se construyera la carretera del puerto de Navacerrada, lo cual se hizo entre 1778 y 1788 sobre planos de Juan de Villanueva, los pocos que cruzaban este paso para ir a Valsa¨ªn no bajaban apoy¨¢ndose en la ladera de la izquierda -la de los Cogorros y la Machorra-, como hace aqu¨¦lla, sino en la de la derecha, buscando el cauce del arroyo de los Puentes. Esta zigzagueante v¨ªa medieval -que se conoce con el nombre de Vueltas Viejas para distinguirla de la nueva, la de las Siete Revueltas- es la que hoy vamos a rastrear atravesando algunos de los rincones m¨¢s bellos y agrestes del pinar de Valsa¨ªn en una soledad absoluta, pues si anta?o se usaba poco este camino, ahora menos.

Veremos un rodal de ¨¢lamos temblones y las ruinas de la casa de postas de El Barrac¨®n

Como punto de partida, tomaremos el ¨²ltimo aparcamiento del puerto de Navacerrada, el que est¨¢ a 500 metros yendo hacia Cotos. Desde su esquina, por donde desagua una tajea, descenderemos en perpendicular a la carretera hasta distinguir, unos 50 metros m¨¢s abajo, el borroso trazado del viejo camino, que seguiremos hacia la derecha sorteando los pinos que lo han colonizado y la v¨ªa del ferrocarril el¨¦ctrico del Guadarrama, que le pas¨® por encima en 1964, cuando la l¨ªnea se ampli¨® del puerto de Navacerrada al de Cotos.

Al poco de cruzar la v¨ªa f¨¦rrea, el camino describe las vueltas y revueltas que le dieron nombre, luego enfila recto hacia el arroyo de los Puentes, lo cruza y lo acompa?a aguas abajo hasta desembocar en una pista asfaltada.

Unos metros antes de ¨¦sta, como a tres cuartos de hora del inicio, habremos visto un rodal de ¨¢lamos temblones en un cercado y, a su vera, las ruinas de la casa de postas de El Barrac¨®n, citada en textos del siglo XVIII.

Bajando por la pista -que coincide, grosso modo, con el viejo camino-, y doblando a la izquierda en la primera encrucijada, saldremos a la carretera del puerto como a una hora y media del inicio. Medio kil¨®metro m¨¢s abajo, frente a una antigua casa de peones camineros, se desv¨ªa a la izquierda otra pista forestal asfaltada, por la que avanzaremos entreviendo, a trav¨¦s de la fronda pinariega, el puente dieciochesco de la Cantina, al lado del cual estuvo la no menos hist¨®rica venta de los Mosquitos, de nombre prometedor.

Tras casi dos horas de marcha, llegaremos a un puente sobre la junta de los arroyos Minguete y del Tel¨¦grafo, que es donde, seg¨²n los mapas, comienza el Eresma. Aqu¨ª abandonaremos el asfalto para seguir por la orilla del r¨ªo, cual hac¨ªa la antigua v¨ªa, hasta la Boca del Asno, en cuyo aparcamiento habremos dejado previsoramente un coche, porque hacer el camino de Vueltas Viejas de vuelta, adem¨¢s de una redundancia, es una paliza.