Nicaragua, la revoluci¨®n hecha pedazos
Los sandinistas del comandante Ortega aspiran a ganar las presidenciales del pr¨®ximo d¨ªa 5 tras 16 a?os de derrotas
D¨¦jenme que me presente. Yo soy la Mar¨ªa del Raso Potosme. Enantes perd¨ª la inocencia por las inquirencias del teniente Cosme. Tambi¨¦n quiero palabriarles que fui medio novia del teniente Guido, lo que pasa es que ese Jano ya hace 15 d¨ªas que fue transferido. Yo soy la Mar¨ªa, Mar¨ªa es mi gracia, pero a m¨ª me dicen Mar¨ªa de los Guardias. Yo soy la Mar¨ªa, Mar¨ªa, no ando con razones, razones, yo llevo en mi cuenta, por cuenta, cinco batallones. Yo nac¨ª all¨¢ en el comando, mi mam¨¢ cuidaba al Capit¨¢n Guandique (...). Ajustaba los 15 a?os cuando me mataron al primer marido. Fue durante un tiroteo contra un hombre arrecho llamado Sandino". Y ah¨ª se arm¨®.
Carlos Mej¨ªa Godoy no pod¨ªa imaginar al escribir aquella canci¨®n que despertar¨ªa tantas simpat¨ªas en unos, cuchicheos en otros y peque?os temblores de miedo en la sociedad nicarag¨¹ense de los a?os setenta. Y todo por la palabra arrecho. Es decir, valiente, bravo. ?C¨®mo es que alguien se atrev¨ªa en p¨²blico a ensalzar la figura de Sandino? Augusto Nicol¨¢s Calder¨®n Sandino (1895-1934), hijo ileg¨ªtimo de un terrateniente cafetero, hab¨ªa conseguido expulsar al Ej¨¦rcito estadounidense del pa¨ªs en 1933, pero fue asesinado a traici¨®n un a?o despu¨¦s por miembros de la Guardia Nacional, a las ¨®rdenes de Anastasio Somoza Garc¨ªa (1896-1956), padre de una dinast¨ªa que parec¨ªa dispuesta a perpetuarse por los siglos en el pa¨ªs con el respaldo de Estados Unidos. ?Y ahora, en la Nicaragua de los a?os setenta, ven¨ªa un tipo a refregarles a los Somoza el valor de Sandino?
Los votantes de izquierdas deber¨¢n escoger entre el FSLN del comandante Ortega y los disidentes del Frente liderados por Edmundo Jarqu¨ªn
Las encuestas auguran como ganador al FSLN, y el segundo puesto para el conservador Eduardo Montealegre, quien goza de la bendici¨®n de EE UU
Tras 10 a?os de Gobierno sandinista y 16 de mandato liberal, Nicaragua es, en t¨¦rminos de poder adquisitivo, el pa¨ªs m¨¢s pobre de Am¨¦rica
"Entre Arnaldo Alem¨¢n y los suyos se llevaron m¨¢s de cien millones de d¨®lares", sostiene el director de 'El Nuevo Diario'
Morales Carazo litig¨® en vano para recuperar su casa confiscada por Ortega. Ahora es el candidato a vicepresidente con el comandante
En realidad no era un personaje s¨®lo. Era un buen pu?ado de todas las extracciones sociales. All¨ª estaban el comandante Daniel Ortega y su hermano Humberto, Ed¨¦n Pastora, el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal, el escritor Sergio Ram¨ªrez, la comandante M¨®nica Baltodano... Se agruparon bajo las siglas del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN). Echaron a los Somoza, guerrearon en las monta?as frente a la guerrilla de la contra apoyada por Estados Unidos, ganaron unas elecciones y perdieron tres. Y ah¨ª siguen muchos de ellos, 27 a?os despu¨¦s de aquel 19 de julio en que conquistaron Managua. Con la piel m¨¢s dura, acusados unos de corruptos o de asociarse con ladrones, peleados otros muchos entre s¨ª, y casi todos ellos convencidos de que, a pesar de los much¨ªsimos pesares, la revoluci¨®n mereci¨® la pena.
No a la reelecci¨®n consecutiva
Ortega gobern¨® de facto en Nicaragua desde 1979. Gan¨® unas elecciones en 1984 y sigui¨® gobernando hasta 1990. Aquel a?o perdi¨® las presidenciales contra la candidata del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Violeta Chamorro. En Nicaragua la Constituci¨®n no permite la reelecci¨®n consecutiva, as¨ª que despu¨¦s de Chamorro los liberales postularon a Arnoldo Alem¨¢n (1996-2001). Y Ortega volvi¨® a perder. Y despu¨¦s perdi¨® contra el actual presidente, Enrique Bola?os (2001-2006). El comandante Ortega esgrime ahora que en realidad nunca goz¨® de la oportunidad de gobernar porque sus a?os en la presidencia fueron a?os de guerra. Y muchos de sus cr¨ªticos reconocen que no le falta parte de raz¨®n. Pero otros sostienen que en realidad muchas de las pol¨ªticas liberales del actual Gobierno no se hubiesen podido efectuar sin el apoyo de los diputados sandinistas.
Con las derrotas electorales llegaron las divisiones. En sucesivas oleadas, destacados dirigentes de la revoluci¨®n se fueron desmarcando de Ortega. Y ahora, en las elecciones que se celebrar¨¢n en Nicaragua el pr¨®ximo 5 de noviembre, concurrir¨¢n por primera vez los sandinistas, divididos en dos bloques muy claros con capacidad de marcar el nuevo rumbo del pa¨ªs. Los liberales tambi¨¦n se presentar¨¢n, escindidos entre Jos¨¦ Rizo, apoyado por Arnoldo Alem¨¢n, y Eduardo Montealegre (Alianza Liberal), segundo en las encuestas y respaldado por Estados Unidos.
Los votantes de izquierda deber¨¢n escoger entre el FSLN, con el comandante Daniel Ortega, de 61 a?os, a la cabeza; o entre los disidentes, los expulsados y autoexcluidos del Frente, ahora bajo las siglas del Movimiento de Renovaci¨®n Sandinista (MRS) y liderados por... ?Por qui¨¦n? Los renovadores del sandinismo contaban con un nombre muy popular, alguien que hab¨ªa sido alcalde de Managua y reclam¨® unas elecciones primarias dentro del Frente para disput¨¢rselas a Daniel Ortega. Se llamaba Herty Lewites y ten¨ªa 67 a?os. Era un tipo realmente carism¨¢tico. Pero muri¨® de un infarto a s¨®lo tres meses de las elecciones. Su segundo hombre en la lista, el que iba como candidato a vicepresidente, era un tal Edmundo Jarqu¨ªn, un abogado y economista de 60 a?os, decididamente feo, casado con una hija de la ex presidenta Violeta Chamorro, ministro de Cooperaci¨®n Externa entre 1981 y 1984, embajador en M¨¦xico (1984-1988), embajador en Espa?a (1988-1990) y empleado en Estados Unidos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde 1992 a 2005. O sea, lo que se dice un perfecto desconocido, alguien que hab¨ªa estado fuera del pa¨ªs en los ¨²ltimos 25 a?os.
Feo, pero no ladr¨®n
No cuesta imaginarse al equipo publicitario costarricense contratado por los renovadores sandinistas, dando vueltas en c¨ªrculo alrededor de Edmundo Jarqu¨ªn, mes¨¢ndose las barbillas, mir¨¢ndolo de arriba abajo y pensado: "?Qu¨¦ hacemos con este hombre?". De pronto, a alguien se le debi¨® encender la bombilla y, a los pocos d¨ªas de muerto Lewites, Jarqu¨ªn se present¨® ante la naci¨®n diciendo: "Yo soy el feo, se?ores. El feo que quiere una Nicaragua linda". Y ¨¦se es el lema de su campa?a. Entre bromas y veras todo el mundo sabe ya qui¨¦n es Jarqu¨ªn. A ritmo de salsa y de rap la canci¨®n del partido termina con un coro que grita: "?Feooo!". Y una voz clara que apostilla: "?Pero no ladr¨®n!".
A pesar de ese milagro propagand¨ªstico, la mayor¨ªa de las encuestas publicadas auguran como ganador al FSLN del comandante Daniel Ortega, y el segundo puesto, para el conservador Eduardo Montealegre, quien goza de la bendici¨®n expl¨ªcita de Estados Unidos. Sin embargo, el ex vicepresidente Sergio Ram¨ªrez, partidario de Jarqu¨ªn, advierte de que en los ¨²ltimos 16 a?os Ortega siempre gan¨® en las encuestas y perdi¨® en las elecciones.
Pero el golpe de efecto de Jarqu¨ªn no s¨®lo consisti¨® en montar una buena campa?a, sino en echar mano de Carlos Mej¨ªa Godoy como candidato a vicepresidente. Dentro y fuera del pa¨ªs, el autor de El Cristo de Palacag¨¹ina y de tantas canciones revolucionarias goza de buena imagen. "La canci¨®n aquella", recuerda Mej¨ªa Godoy, "que empezaba con eso de 'Cristo ya naci¨® en Palacag¨¹ina; de Chepe Pav¨®n y una tal Mar¨ªa. Ella va a planchar, muy humildemente, la ropa que goza la mujer hermosa del terrateniente. En el centro de la Iguana, monta?a adentro de las Segovias, se vio un resplandor extra?o, como una aurora de media noche...', en realidad era un canto a la revoluci¨®n. Palacag¨¹ina es un pueblo peque?o, como un bel¨¦n", relata el cantautor. "Hay un cerro, el de la Iguana, donde est¨¢n enterrados los restos de Miguel ?ngel Ortez, que era el general m¨¢s joven del Estado Mayor de Sandino. Era el ¨²nico rubio de ojos azules. El resto de la tropa eran indios muy morenos. Lo mataron a los 22 a?os. Y la canci¨®n terminaba diciendo: "Mar¨ªa sue?a que el hijo igual que el tata sea carpintero, pero el cipotillo pieensa: '?Ma?ana quiero ser guerrilleero!".
Y en efecto, los chavalillos quer¨ªan ser guerrilleros contra los Somoza. El presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt hab¨ªa dicho, refiri¨¦ndose al fundador de la dinast¨ªa Somoza: "Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Sin embargo, los viejos revolucionarios consultados creen que sus hijos Luis y Anastasio eran m¨¢s crueles y corruptos que el fundador. Gobernaron el pa¨ªs durante 45 a?os. Tal vez por eso, los nueve comandantes del Frente que tomaron Managua contaban con el respaldo absoluto de la poblaci¨®n. Ahora, de aquellos nueve, uno muri¨®, otro se mantiene neutral, dos siguen fieles a Ortega y tres apoyan a Jarqu¨ªn. Pero entonces, la unidad era absoluta. Y algunos logros fueron tangibles. A principios de los a?os ochenta el Frente logr¨® reducir la tasa de analfabetos del 50% de la poblaci¨®n al 13%.
"Fue el mejor momento de la revoluci¨®n", recuerda Sergio Ram¨ªrez, quien fuera vicepresidente de Ortega, "se marcharon al campo unos 60.000 muchachos de las universidades, colegios religiosos. Cualquier padre acomodado estaba dispuesto a que su hijo lo dejara todo por irse a vivir en la miseria con los pobres. Todo el mundo estaba dispuesto a dar de s¨ª".
Pero muy pronto empezaron a escurrirse los sue?os de la revoluci¨®n. Ahora, tras 10 a?os de Gobierno sandinista y 16 de mandato liberal, este pa¨ªs, de 5,5 millones de habitantes y una extensi¨®n similar a la de Andaluc¨ªa y Extremadura juntas, es, en t¨¦rminos de poder adquisitivo, el m¨¢s pobre de Am¨¦rica despu¨¦s de Hait¨ª, Bolivia y Honduras.
A pesar de todo, el Fondo Monetario Internacional puede estar satisfecho con un pa¨ªs que va haciendo los deberes: los dep¨®sitos bancarios han aumentado, se redujo el d¨¦ficit fiscal, las exportaciones han crecido, la inflaci¨®n est¨¢ m¨¢s o menos estabilizada... Sin embargo, esas mejoras no terminan de llegar a una poblaci¨®n que sobrevive en un 80% con menos de dos d¨®lares al d¨ªa. "Pero a la gente lo que m¨¢s le indigna son los privilegios de que gozan los funcionarios del Estado", indica el economista Adolfo Jos¨¦ Acevedo, miembro de la Coordinadora Civil, a la que pertenecen unas 300 organizaciones. "Bajo el mandato de Arnoldo Alem¨¢n los ministros recib¨ªan una parte del salario en el presupuesto y otra parte bajo la mesa", afirma Acevedo. "Con Enrique Bola?o todas las cuentas salariales se pusieron en el presupuesto. Pero sigue siendo una forma de corrupci¨®n. Un m¨¦dico tendr¨ªa que trabajar 45 a?os de su vida para ganar lo que gana en un a?o la ministra de Salud".
El corrupto Arnoldo Alem¨¢n
El c¨¢ncer que carcome a Nicaragua se llama corrupci¨®n. Pero el ¨²nico condenado hasta el momento ha sido el ex presidente Arnoldo Alem¨¢n, calificado por la ONG Transparencia Internacional entre los primeros 10 gobernantes m¨¢s corruptos de los ¨²ltimos 200 a?os. "Entre Alem¨¢n y los suyos se llevaron m¨¢s de 100 millones de d¨®lares", sostiene el director de El Nuevo Diario, Delano Aguirre.
A finales de 1999 y principios de 2000, Ortega y Alem¨¢n alcanzaron un pacto que ha venido rigiendo la vida de Nicaragua. "Ortega consigui¨® una cuota importante de las principales instituciones del pa¨ªs y Alem¨¢n logr¨® parar las huelgas y manifestaciones. As¨ª, el corrupto Alem¨¢n se asegur¨® un puesto de influencia en la Asamblea para cuando dejara de ser presidente del pa¨ªs", se?ala la comandante M¨®nica Baltodano, candidata ahora con los sandinistas renovadores. Adem¨¢s de todo eso, Alem¨¢n y Ortega firmaron una ley por la cual el partido que consiga en las presidenciales el 35% de los votos, con cinco puntos porcentuales de diferencia sobre el segundo, gana las elecciones. "De esta manera se garantizaban la alternancia en el poder", comenta el periodista Carlos F. Chamorro. "Pero Alem¨¢n cometi¨® el error de querer gobernar m¨¢s que Enrique Bola?o, el presidente al que ¨¦l hab¨ªa colocado", comenta el periodista. "Y Bola?o denunci¨® a Alem¨¢n por corrupci¨®n".
Aquello fue como un regalo ca¨ªdo del cielo para Daniel. "Y entonces", relata Sergio Ram¨ªrez, "Ortega, que ya ten¨ªa el control de los tribunales, empez¨® a sacar y a meter a Alem¨¢n en la c¨¢rcel, a jugar con ¨¦l para conseguir de ¨¦l todo lo que quer¨ªa. Ahora mismo, la situaci¨®n de Alem¨¢n es que est¨¢ preso en Managua. Es decir, puede moverse por toda la ciudad. Te lo encuentras en cualquier restaurante".
Donde no es muy probable encontrarlo es en un barrio marginal como el de Acahualinca, en Managua. Carlos Mej¨ªa Godoy lo recorre con su caravana electoral. En las aceras se ven ni?as de 13 o 14 a?os con sus beb¨¦s en brazos y alg¨²n chaval poco mayor que ellas sentado al fresco. Parece como si jugaran a maridos y mujeres. Pero la realidad es que las ni?as y las mujeres de Nicaragua son v¨ªctimas de cr¨ªmenes y abusos por parte de padres, padrastros y maridos. Hay toda una campa?a de concienciaci¨®n en manos de las organizaciones internacionales.
Por la megafon¨ªa electoral se escucha ahora la vieja canci¨®n con la que Mej¨ªa Godoy animaba a los soldados en el frente: "No se me raje mi compa, no se me ponga chusm¨®n, que la patria necesita su coraje y su valor. Si ves que avanzo, seguime, si me detengo, empujame, y si acaso retrocedo, ah¨ª mismo liquidameee".
"Yo creo que hubi¨¦ramos sido buenos gobernantes. Pero la guerra no permiti¨® verlo", lamenta Sergio Ram¨ªrez. "La tierra no se la dimos a los campesinos como se les hab¨ªa prometido en la revoluci¨®n, sino que pas¨® a formar parte del Estado. Y los campesinos integraron las tropas de la contra".
Las confiscaciones de Ortega
Muy pronto empezaron a conocerse casos de corrupci¨®n y de apropiaciones indebidas asociadas a los sandinistas. El propio Daniel Ortega confisc¨® la casa de un banquero, alto mando de la contra, padrino pol¨ªtico y ministro de Arnoldo Alem¨¢n. Aquel contra se llama Jaime Morales Carazo y tiene 70 a?os. Durante mucho tiempo litig¨® en vano para recuperar su casa. Ahora Morales concurre en las listas del FSLN y ocupa el puesto de candidato a la vicepresidencia, es decir, como segundo de Ortega, quien sigue viviendo en la casa confiscada. Nuevos tiempos. Morales Carazo asegura que ¨¦l fue muy claro con Ortega cuando ¨¦ste le llam¨® hace pocos meses: "El comandante me ha dicho que quiere que tenga un papel muy activo en las ¨¢reas de mi experiencia, como el sector financiero. Y yo creo que no podemos jugar con las inflaciones y que hay que mantener libertad cambiaria absoluta; magn¨ªficas relaciones con los gringos, con Fondo Monetario, con el Banco Mundial... Y el comandante Ortega as¨ª lo ha aceptado".
M¨¢s que la p¨¦sima pol¨ªtica de expropiaciones, fue el servicio militar obligatorio lo que a¨²n no perdonan muchos nicarag¨¹enses a Ortega. "Seg¨²n Fidel Castro, el error grav¨ªsimo de la revoluci¨®n en Nicaragua fue imponer el servicio militar", comenta Sergio Ram¨ªrez. "Dice que una guerra hecha con reclutas, cuando ¨¦sta es ideol¨®gica, termina destruyendo la revoluci¨®n. Y yo comparto su opini¨®n. Porque nosotros devolv¨ªamos cad¨¢veres a gente que no estaba comprometida con la revoluci¨®n. En la campa?a del 89 estaba yo en un mitin y me dijeron que hab¨ªan matado a un muchacho del pueblo. Y me fui a la casa de la madre creyendo que iba a encontrar partidarios de nuestra causa. Pero me encontr¨¦ un ambiente muy hostil. Cuando llegaron las elecciones del 90 la gente lo que quer¨ªa es que sus hijos no fueran a la guerra".
"Dos a?os me tuvieron en el servicio militar", se quejaba un transportista esta semana. "Dec¨ªan que hab¨ªa que luchar contra el imperialismo yanqui. Y nunca vi a un yanqui por ninguna parte. S¨®lo hermanos campesinos, desgraciados como yo".
?Y nadie entre los sandinistas renovadores de ahora levantaba la voz contra los desmanes de la revoluci¨®n? "Yo me empec¨¦ a desencantar muy pronto. Pero est¨¢bamos en guerra contra EE UU", recuerda Mej¨ªa Godoy. "Se nos ense?¨® a lavar los trapos sucios en casa. En nombre de la revoluci¨®n violamos los derechos humanos con chantajes y mentiras. Y como cantor de la revoluci¨®n yo ten¨ªa que haber tenido un viraje cr¨ªtico, sin salirme de la revoluci¨®n. El problema era que irte del sandinismo en aquel tiempo era que te tacharan de agente de la CIA. Y asumo que me falt¨® valor y audacia".
A los que murieron de un bando y a los de otro les costar¨ªa asimilar tanto cambio. El comandante Ortega ya ha advertido en campa?a: "Ahora la revoluci¨®n la hacemos con la conciliaci¨®n". "Pero si no consigue ganar", asegura el periodista F. Chamorro, "de nuevo Ortega volver¨¢ a convertirse en una fiera. Vendr¨¢n m¨¢s huelgas, barricadas y manifestaciones".
Pero al menos nadie habla del Ej¨¦rcito. Nadie alude a golpes de Estado. Y todos coinciden en que los militares seguir¨¢n las ¨®rdenes del pueblo. Gane quien gane.
"La guerra vali¨® la pena"
VEINTISIETE A?OS Y M?S DE 30.000 muertos despu¨¦s, es hora de mirarse al espejo y preguntarse: "?Mereci¨® la pena emprender una revoluci¨®n en Nicaragua?". Carlos F. Chamorro, periodista de prensa y televisi¨®n, antiguo miembro del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional e hijo de la ex presidenta Violeta Chamorro, no duda: "Por supuesto que s¨ª. Gracias a ella conseguimos algo muy importante, lo m¨¢s importante, aunque intangible: el sentido de la dignidad que le dio al pueblo de Nicaragua, que no lo tiene El Salvador y Honduras. Y se crearon organizaciones sindicales. Y otras instituciones. De todas ellas, la mejor ha sido el Ej¨¦rcito".
"Ten¨ªamos la obligaci¨®n moral de derrotar a una dictadura. Y mereci¨® la pena, aunque algunos l¨ªderes hayan traicionado la revoluci¨®n", comenta la renovadora sandinista M¨®nica Baltodano.
El director de El Nuevo Diario tambi¨¦n es tajante: "Claro que s¨ª, y te lo digo delante de mi hijo que muri¨® en la guerra con 19 a?os y medio combatiendo al somozismo en 1979. A estas alturas, mucha gente hasta habla bien del somozismo. Algunos dicen que con Somoza se viv¨ªa mejor. Pero aquel ej¨¦rcito era como una guardia de ocupaci¨®n. Se paseaban como las tropas nazis en Holanda o B¨¦lgica".
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