"Mi cabreo nace de que la relaci¨®n entre var¨®n y mujer es injusta"
Es hija de una de las primeras mujeres registradoras de la Propiedad en Espa?a. Y ha vivido en su propia biograf¨ªa la dentellada de la desigualdad entre hombres y mujeres. Ahora mismo, Celia Amor¨®s (Valencia, 1945), catedr¨¢tica, autora de importantes libros que la proclaman como una de las analistas m¨¢s influyentes del feminismo en Europa, se ha convertido en s¨ªmbolo de esa situaci¨®n de desigualdad en la que vive la mujer espa?ola, en cualquier ambiente. Acaba de serle otorgado el Premio Nacional de Ensayo por su obra La gran diferencia y sus peque?as consecuencias... para las luchas de las mujeres. ?Y es la primera mujer que lo recibe, despu¨¦s de 30 a?os de existencia del galard¨®n! De eso comenzamos hablando en su casa de Madrid, junto a un centenar de tortugas que colecciona su compa?ero.
"Yo creo que si un grupo humano puede ejercer dominio sobre otro, lo ejerce. Los varones, hasta ahora, han podido hacerlo"
"Los partidarios de los velos son los islamistas marcados por su ideolog¨ªa patriarcal y mis¨®gina. El velo es un s¨ªmbolo de sumisi¨®n"
"Yo disolver¨ªa las pandillas masculinas; que esos varoncitos peque?os no se relacionaran entre s¨ª, con esos rituales del que mea m¨¢s lejos"
Pregunta. ?Somos m¨¢s iguales ahora?
Respuesta. Bastante m¨¢s; el hecho de que me hayan otorgado este premio representa que hay ciertos hitos en el camino de la igualdad. ?Ninguna mujer lo hab¨ªa recibido, con tantas y tan buenas como escriben! Tenemos un Gobierno paritario, cada vez hay m¨¢s cargos acad¨¦micos de los que son responsables mujeres... Hemos mejorado.
P. ?Y las malas noticias?
R. Los feminicidios espantosos en Ciudad Ju¨¢rez y en Guatemala, esos cr¨ªmenes horrendos que no se investigan... Esa violencia patriarcal, cometida por quienes creen tener el poder sobre la vida o sobre la muerte. Tan dif¨ªcil de erradicar porque tiene unas ra¨ªces profundas en el sentimiento del poder.
P. Usted cita a Amelia Valc¨¢rcel en su libro: "Lo poco que puede llegar a valer una vida humana en cualquier punto de la Tierra tiene una medida exacta: es lo que valga una vida humana femenina".
R. Una frase muy aguda. Lugares en los que la vida vale muy poco, donde las mujeres paren sin poner condiciones, como las vacas. Coinciden esos lugares con los sitios donde la vida humana es menos valiosa.
P. ?Hay algo en la cabeza del hombre, en sus genes, que le lleve a tratar de manera tan funesta a las mujeres?
R. Yo creo que si un grupo humano puede ejercer dominio sobre otro, lo ejerce. Los varones, hasta ahora, han podido hacerlo; un grupo humano puede dominar, sobre todo, si tiene la ventaja de actuar reunido y formando pactos. Los varones, en funci¨®n de la divisi¨®n sexual del trabajo, han ocupado espacios donde por mucho tiempo han estado separados de las mujeres y se han constituido en grupos tramados en funci¨®n de pactos muy s¨®lidos... Las mujeres, por el contrario, han estado atomizadas, para que no construyamos grupos s¨®lidos entre nosotras.
P. Dice usted que la mujer ha arrancado en los ¨²ltimos decenios ciertos trocitos de poder.
R. En los ¨¢mbitos de la pol¨ªtica, en el mundo acad¨¦mico, en la cultura. En el ¨¢mbito econ¨®mico, la mujer sigue totalmente infrarrepresentada.
P. ?Sufri¨® usted el machismo en su biograf¨ªa?
R. Mi padre era notario; mi madre, que a¨²n vive, fue de las primeras mujeres que hizo oposiciones, que hasta entonces estaban reservadas a los varones. Estudi¨¦ en el Liceo franc¨¦s y en un colegio de monjas. Hice la carrera en Valencia, me cas¨¦ muy joven, tuve una hija, saqu¨¦ unas oposiciones que me llevaron a Cartagena, all¨ª me qued¨¦ embarazada... Era horrible: ibas con una compa?era a un bar y ya te acosaban los hombres: el hecho de ser mujer, ?aunque estuvieras con veinte chicas!, era motivo para que ellos se sentaran a tu lado sin pedir siquiera permiso. ?Como si las mujeres no tuvieran derecho al espacio p¨²blico! Ped¨ª la excedencia y quise reingresar, ?pero no me dejaban porque ten¨ªan que darle la plaza a un hombre porque su mujer estaba embarazada!
P. Carmen Alborch, su paisana, suele repetir una frase suya: que su manera de concebir la filosof¨ªa nace del cabreo.
R. S¨ª, de un gran cabreo. Quienes insisten en que la filosof¨ªa es di¨¢logo se equivocan: el pensamiento es pol¨¦mico, nace de un gran cabreo.
P. ?Y cu¨¢l es el origen del cabreo que ha hecho tan potente su discurso feminista?
R. La percepci¨®n indigerible de un mundo en que la situaci¨®n entre los varones y las hembras era irracional e injusta, en el que se distribu¨ªan las posibilidades de una manera intolerablemente desigual. Yo no soy la hija de una madre maltratada, pero yo ve¨ªa las relaciones de mi padre y mi madre en mi casa: la distribuci¨®n del trabajo, y de la estima, era algo intolerable. Y a las hijas ("las chiquitas") se las trataba como si no tuvieran individualidad. En el trabajo dom¨¦stico, mi madre, que nunca ha sido feminista, lo resolvi¨® con servicio, pero cuando no hab¨ªa, mi padre jam¨¢s puso un cuchillo o un tenedor en la mesa.
P. ?Lo ha hablado con su madre?
R. No. Ella atribu¨ªa esa desigualdad a un rasgo de car¨¢cter de mi padre. "No, eso le viene por los amoros [un juego de palabra entre Amor¨®s y moros], pues los moros estuvieron mucho tiempo entre nosotros, y pervivieron sus costumbres. Mi madre dec¨ªa eso. Mi hermano, como era var¨®n, estudiar¨ªa de todas las maneras; las mujeres s¨®lo pod¨ªamos hacerlo si alcanz¨¢bamos tasa de excelencia.
P. Esta desigualdad ha debido de tener consecuencias sentimentales, culturales, muy grandes en las mujeres.
R. Nos ha troquelado; nos ha llenado de una especial susceptibilidad. S¨ª, creo que suspicacia es la palabra.
P. ?Qu¨¦ consecuencias ha tenido en los hombres su prepotencia?
R. Cerrilismo, distorsi¨®n de la percepci¨®n de lo real.
P. ?Se arregla educ¨¢ndolos?
R. Yo disolver¨ªa las pandillas masculinas; habr¨ªa que hacer que esos varoncitos peque?os no se relacionaran entre s¨ª de la manera que lo hacen, con esos rituales del que mea m¨¢s lejos; har¨ªa que se mezclasen con ni?as, romper¨ªa la l¨®gica de la pandilla masculina...
P. Ahora entra en la pol¨¦mica el uso del velo en las mujeres musulmanas.
R. Es un s¨ªmbolo de sumisi¨®n. Los partidarios de los velos son los islamistas marcados por su ideolog¨ªa patriarcal y mis¨®gina, los que dicen que las mujeres tienen que llevar velo porque as¨ª lo dijo Mahoma, y que deben estar subordinadas a su marido.
P. Celia, ?cu¨¢l ser¨ªa hoy su mejor definici¨®n del feminismo?
R. La ¨²nica salida viable al caos. Ser¨ªa lo ¨²nico que podr¨ªa civilizar el conflicto de civilizaciones, o al menos colaborar de una manera significativa.
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