Un tren nocturno recorre Europa
Deprisa, deprisa
Centenares, quiz¨¢s miles de personas que jam¨¢s han salido de su aldea subsahariana recorren Europa como fantasmas a bordo de un tren nocturno que les lleva de la nada a tocar las nubes en el vuelo de regreso
Santiago Calatrava ha dicho algo parecido a que el Palau de les Arts debe dejar de hacer chorradas absurdas a fin de que el maestro pueda terminar su obra tranquilamente, y la pregunta, entre otras, es c¨®mo cree el arquitecto que van a pagarle si no utilizan el Palau para lo que sea a fin de recaudar unos euros por aqu¨ª, otros euros por all¨¢. Por otra parte, las modificaciones del despacho de Calatrava sobre el dise?o original han costado tantos millones a los bolsillos de los valencianos que bien podr¨ªa el artista no ya hacer una rebajita, pues que eso va contra su prestigio, adem¨¢s de contra su bolsillo, pero quiz¨¢s no estar¨ªa de m¨¢s dejar las cosas como est¨¢n, y a otra cosa. A fin de cuentas, es muy probable que tanto lo hecho como lo por hacer se llene, al cabo, de obras absurdas, tan absurdas tal vez como la obra misma de Calatrava, porque todo ese tinglado no es otra cosa que car¨ªsimo y absurdo proyecto.
El gran viaje
As¨ª que muchos de los subsaharianos arribados en cayuco a las costas canarias que consiguen llegar hasta Barcelona son embutidos en un tren nocturno que los lleva hasta Mil¨¢n de la mano de una red senegalesa. Este tr¨¢fico de esclavos en pleno coraz¨®n de Europa aporta la novedad de ser organizado por los propios grupos ¨¦tnicos susceptibles de convertirse en esclavos, si es que no se trata de una astuta argucia colonizadora al rev¨¦s. En cualquier caso, viajar como esclavo por la Uni¨®n Europea en uno de esos trenes nocturnos de largo recorrido debe de ser un calvario de esperanza para quienes pocos d¨ªas antes andaban a la deriva en una barquichuela sin agua ni provisiones, y bien est¨¢ que pisen Europa, aunque sea ahora en una plataforma sobre ruedas deslizantes. Una gran aventura viajera, que concluir¨¢ entre nubes a bordo del avi¨®n que los devolver¨¢ a su tierra.
Tan cerca, tan lejos
Y yo que cre¨ªa que la ¨²nica obsesi¨®n del gran estilista mundial Arcadi Espada era este diario. Pero no. Tiene otra: la preclara desnudez del candidato Rivera en las elecciones ciudadanas de Catalunya. Al chico lo ningunean, como suele suceder en seg¨²n qu¨¦ medida con el candidato que representa a un partido, o lo que sea, del que no se espera que supere el list¨®n del 3% por lo que sea. Salvo que a Boadella se le permita votar quinientas mil veces, una por cada tonter¨ªa que ha dicho. Desde Valencia no nos queda otro remedio que refugiarnos en la envidia cochina. Porque ?cu¨¢ndo se ha visto aqu¨ª a nada menos que cinco candidatos -Montilla, Mas, Carod, Saura y Piqu¨¦- con presencia notoria m¨¢s que asegurada de su partido en el futuro parlamento? Ser¨¢ cosa de la particularidad catalana. Aunque ya no figure Maragall, persona m¨¢s entretenida que los cinco magn¨ªficos juntos.
Residencia en la Tierra
Seg¨²n el Fondo Mundial para la Naturaleza, la tierra necesita un a?o y tres meses para producir lo que consume al a?o la humanidad y para regenerar sus residuos, que viene a ser lo m¨¢s parecido al estupor del ciudadano a la hora de hacer la compra o de reponerse de la impresi¨®n de que tomar un caf¨¦ le cueste m¨¢s de 200 de las antiguas pesetas, aunque en m¨¢s grave. Sobre todo si el consumidor est¨¢ pensando en tener descendencia. Si es as¨ª, debe saber que cuando su beb¨¦ ronde los 40 a?os el consumo superar¨¢ en un cincuenta por ciento (y lo pongo en letras por timidez estad¨ªstica) la producci¨®n global del planeta, as¨ª que es para pens¨¢rselo. Incluso es posible que usted mismo no pueda disponer de los dodotis necesarios si alcanza a vivir 90 a?os. Hay un dato alentador. En los ¨²ltimos treinta a?os, las especies terrestres han disminuido en un 31%, las marinas en un 27 % y las de agua dulce en un 28 %. Con suerte, en 2050 no queda ni el apuntador ecologista para contarlo.
Mujeres alcaldesas
Casi todo el mundo cree que el gobierno municipal es m¨¢s gratificante y como m¨¢s amanosito que el de una naci¨®n, ya que se trata a fin de cuentas de administrar cosas como de casa, y tal vez por ello hay esa tendencia a designar candidatas de alcald¨ªa en lugar de candidatos, algo muy puesto en raz¨®n de no ser porque las mujeres saben mejor que nadie lo que cuesta administrar con tino una casa, de manera que Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, el esqueleto m¨¢s fino del actual Gobierno, ha hecho muy bien en resistirse a aceptar la candidatura por Madrid, por la misma raz¨®n que Carmen Alborch acepta la candidatura de Valencia, donde se trata, aunque la voluntad vaya m¨¢s all¨¢ del testimonio, que el reinado de Rita Barber¨¢ puede finiquitarse y que es el momento de airear que otro modelo de ciudad es posible y, sobre todo, imprescindible.
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