Muere el gran genio de los Celtics
Red Auerbach, el hombre que estuvo detr¨¢s de los 16 t¨ªtulos del equipo de Boston, fallece a los 89 a?os
Hay hombres que resultan tan grandes como el mayor de los deportes. Son pocos y por ello no se discuten. Arnold "Red" Auerbach pertenec¨ªa a esta rara especie de gigantes. Si la NBA es la Liga de Bob Russell, Wilt Chamberlain, Jerry West, Larry Bird, Magic Johnson, Michael Jordan y Shaquille O'Neal, se debe principalmente a este hombre, fallecido el s¨¢bado a los 89 a?os, primer actor de la gran Liga del baloncesto desde su primera edici¨®n en 1946. El resto se puede medir en n¨²meros o en el perfil de uno de los personajes m¨¢s trascendentes en la historia del deporte moderno.
Auerbach naci¨® en Brooklyn, como buena parte de los grandes factores del baloncesto. Y como muchos de ellos, se educ¨® en una familia jud¨ªa, procedente de Rusia por v¨ªa paterna. En las duras calles de Brooklyn, Red Auerbach agudiz¨® su instinto competitivo, la arrogancia y el olfato para pescar la diferencia entre lo bueno y lo sublime. El resultado se vio mucho despu¨¦s, cuando la NBA naci¨® en 1946, una inestable Liga de baloncesto profesional que intentaba ganar algo de terreno al b¨¦isbol y el f¨²tbol americano. Auerbach form¨® parte del primer elenco de entrenadores de la NBA. Dirigi¨® con buenos resultados a los Washington Capitols, pero su destino estaba en Boston, la ciudad que siempre ha rivalizado con Nueva York por la supremac¨ªa del deporte en la Costa Este. Si el traspaso de Babe Ruth de los Boston Red Sox a los Yankees de Nueva York invirti¨® el curso de la historia en el b¨¦isbol, la contrataci¨®n del neoyorquino Auerbach por los Celtics coloc¨® al equipo de Boston en la cima de la NBA. Entrenador, manager y finalmente presidente, el historial de Auerbach con los Celtics es grandioso: 16 t¨ªtulos, ocho de ellos consecutivos, entre 1959 y 1966, como t¨¦cnico del mejor equipo de la historia.
Tuvo una insuperable capacidad competitiva y destac¨® por su olfato para fichar jugadores
Auerbach, supremo conocedor del baloncesto y del alma humana, no fue el m¨¢s f¨¢cil de los entrenadores. Detestado por las hinchadas rivales y por muchos de sus colegas, su car¨¢cter competitivo se manifestaba en todo momento, sin tregua para nadie. No hubo partido, por intrascendente que fuera, que no inflamara su car¨¢cter ganador. Se pele¨® con ¨¢rbitros, aficionados, periodistas y entrenadores. No era f¨¢cil soportar las maneras del hombre que inevitablemente encend¨ªa un puro cuando daba un partido por ganado. A los contrarios les parec¨ªa una falta de respeto, como tantas de sus tretas. Auerbach dec¨ªa que no hab¨ªa nacido para la hipocres¨ªa: "Si el partido est¨¢ ganado, me relajo y me fumo un puro. No me dedico a hacer el papel de entrenador agobiado para las c¨¢maras de televisi¨®n".
Adorado en Boston, donde su figura supera el mito y define a una ciudad que nunca hab¨ªa sentido especial pasi¨®n por baloncesto hasta la llegada de Auerbach en 1949, su importancia se escapa a la leyenda de los Celtics. La NBA es lo que es por el impacto del equipo que form¨® Auerbach tras la elecci¨®n del p¨ªvot Bill Russell en el draft de 1956. Todo lo que sucedi¨® despu¨¦s simplemente es la consagraci¨®n de la NBA como uno de los tres grandes profesionales en Norteam¨¦rica. Con Bob Cousy, Sam Jones, KC Jones, John Havlicek y Bill Russell a la cabeza, los Celtics significaron la frontera que casi nunca lograron traspasar los Wilt Chamberlain, Hal Greer, Elgin Baylor o Jerry West. Ellos formaban parte de los Sixers de Filadelfia o de los Lakers de Los ?ngeles. Generalmente su destino fue la derrota ante los Celtics que urdi¨® Red Auerbach.
Cuando se retir¨® como entrenador en 1966, ascendi¨® a manager del equipo, donde demostr¨® su capacidad para elegir a jugadores ganadores. Gente como Jo Jo White o David Cowens, mantuvieron la tradici¨®n ganadora de los Celtics en los a?os setenta. Cuando llegaron los raros fracasos, Auerbach casi siempre ten¨ªa una carta ganadora. En 1978 eligi¨® en el draft a un jugador de la Universidad Estatal de Indiana, un centro de cuarta fila en el concierto del baloncesto universitario. Pero durante dos a?os, aquel equipo dio que hablar. Un chico de la zona lo puso en el mapa. Se llamaba Larry Bird. Auerbach se atrevi¨® a ficharle un a?o antes de que pudiera ingresar en la NBA. Fue un riesgo que otros equipos no corrieron. Fich¨® a Bird, cambi¨® la elecci¨®n de Joe Barry Carroll en 1980 por el menos conocido Robert Parish, p¨ªvot de los Warriors, y el fichaje de Kevin McHale, procedente de la Universidad de Minnesota.
All¨ª nacieron los c¨¦lebres Celtics de los ochenta, cuyo destino y casi el de Red Auerbach se quebrar¨ªa una tarde de junio de 1986. Ese d¨ªa, los Celtics escogieron a Len Bias en el draft universitario. Estaba destinado a convertirse en el nuevo Michael Jordan. Un d¨ªa despu¨¦s muri¨® por una sobredosis de crack. Los Celtics no volvieron a ganar ning¨²n t¨ªtulo. Auerbach, presidente entonces del equipo, no pudo reflotar al equipo, roto por las lesiones y la tragedia. La muerte del alero Reggie Lewis acabar¨ªa con los nuevos sue?os de Red Auerbach. Los Celtics tendr¨ªan la leyenda, pero no los ¨¦xitos. La leyenda la hab¨ªa forjado el hombre que muri¨® el s¨¢bado.
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