Karl Rove, solo ante el pron¨®stico
El estratega de la Casa Blanca asegura que los republicanos no van a perder
?Sabe Karl Rove algo que no sabe nadie m¨¢s? El estratega de la Casa Blanca est¨¢ convencido de que los republicanos novan a perder el Congreso el pr¨®ximo martes. La afirmaci¨®n desaf¨ªa los sondeos y las opiniones de todo el pa¨ªs, pero Rove lo dice, el presidente lo repite y, en la recta final hacia una derrota anunciada, el Partido Republicano conf¨ªa ciegamente en el mago, en el hombre que llev¨® a George W. Bush a sus victorias como gobernador de Tejas (1994 y 1998) y como presidente (2000 y 2004). ?Rove cree lo que dice o lo dice para que el partido se lo crea? ?Piensa realmente en que puede ganar o trata de que nadie tire la toalla para que se quede en una mera derrota lo que de otra forma podr¨ªa ser una cat¨¢strofe?
Es el Gran Sat¨¢n de los dem¨®cratas y de muchos medios de comunicaci¨®n
Karl Rove, que cumplir¨¢ 56 a?os el D¨ªa de Navidad, es el Gran Sat¨¢n de los dem¨®cratas y de muchos medios de comunicaci¨®n: entre lo que ha hecho sin temblarle el pulso en su carrera pol¨ªtica -que comenz¨® a los 23 a?os, cuando gan¨® con brillo de navajas las elecciones para presidir la Asociaci¨®n de Universitarios Republicanos- y lo que se le atribuye, se ha ganado todos los t¨®picos period¨ªsticos (la Fuerza Oscura, el Genio Malvado). Quiz¨¢ los merezca, pero Rove "es un estratega pol¨ªtico excepcionalmente bueno", escriben en C¨®mo ganar Mark Halperin y John Harris, muy poco sospechosos de simpat¨ªas conservadoras.
Halperin y Harris, que le comparan -salvando niveles- con Clinton, dicen que Rove conoce las debilidades republicanas y las fortalezas dem¨®cratas y que sabe leer como nadie las encuestas. Hace una semana, cuando la Casa Blanca se volc¨® con las radios de todo el pa¨ªs, Rove dijo a la emisora p¨²blica que la diferencia nacional de 14 puntos a favor de los dem¨®cratas es un espejismo, que los medios se basan en unos cuantos sondeos y que ¨¦l revisa "68 encuestas por semana, sobre competiciones concretas", y esas encuestas permiten pronosticar que los republicanos van a seguir manteniendo el control del Capitolio. El entrevistador discrep¨®; Rove le dijo: "Usted puede llegar a hacer unas cuentas diferentes, pero tiene sus matem¨¢ticas; yo tengo las matem¨¢ticas".
Al contar con esta visi¨®n de c¨®mo va cada pelea (de los 435 esca?os en la C¨¢mara y los 33 del Senado en juego, s¨®lo de 40 a 50 se consideran competitivos), Rove y el presidente del partido, Ken Mehlman, tienen los datos que necesitan para el marat¨®n final, el Proyecto 72 horas; pueden incrementar los fondos para la propaganda televisiva de los ¨²ltimos d¨ªas -destinada a los muchos votantes que deciden al final- y, sobre todo, dirigir con precisi¨®n el ej¨¦rcito de voluntarios que reclaman el voto a los republicanos remolones o fr¨ªos (Get-Out-The-Vote, o GOTV).
Esos voluntarios -un mill¨®n en 2004- hacen env¨ªos de correo postal y electr¨®nico, llamadas telef¨®nicas y visitas a hogares perfectamente elegidos gracias al microtargeting, la t¨¦cnica de enviar mensajes a los receptores en funci¨®n de la informaci¨®n que se posee de ellos mediante el an¨¢lisis de bases de datos. Los dem¨®cratas utilizan una t¨¦cnica similar, aunque en 2004 las aplicaron sobre todo a la recaudaci¨®n de fondos. Los republicanos la rentabilizan al m¨¢ximo, desde el principio -para el voto anticipado por correo- hasta el Proyecto 72 horas.
La informaci¨®n que hay de los ciudadanos -de los consumidores- es enorme, y eso permite dise?ar el mensaje pol¨ªtico a medida de los perfiles identificados. Como se?ala la empresa TargetPoint Consultants, creada en 2003, "los votantes y los consumidores esperan que se les venda un producto basado en sus necesidades, man¨ªas y preferencias". El microtargeting es "segmentaci¨®n avanzada de mercado a nivel individual, que responde a las preguntas b¨¢sicas del marketing: ?Qu¨¦ personas quieren lo que yo tengo? ?D¨®nde las encuentro? ?C¨®mo las convenzo?".
Con la informaci¨®n adecuada se puede saber -explic¨® hace dos a?os The Washington Post- "que los bebedores de cerveza Coors y de bourbon son m¨¢s bien republicanos, y los consumidores de co?ac tiran hacia los dem¨®cratas; que hay muchos m¨¢s republicanos entre los que ven por televisi¨®n la liga universitaria de f¨²tbol americano que entre los que ven la liga profesional; que en las casas en las que hay identificador de llamadas en el tel¨¦fono se tiende a votar republicano, y que los aficionados a las apuestas, la moda y el teatro suelen ser dem¨®cratas".
Karl Rove -el arquitecto, como el presidente le llam¨® al d¨ªa siguiente de la victoria electoral de 2004- hace sus previsiones con la lupa de sus sondeos, maneja los fondos en las competiciones que m¨¢s lo necesitan y tensa la maquinaria de GTOV. Si tuviera dudas sobre los resultados, o si supiera que su partido se encamina hacia un desastre electoral, jam¨¢s lo dir¨ªa: ni ¨¦l ni Bush se pueden permitir que la ya desmoralizada base republicana -la guerra de Irak, Katrina, los esc¨¢ndalos, el gasto p¨²blico desmadrado- reciba se?ales de desfallecimiento o de derrota anticipada. Si Rove se equivoca del todo y la ola dem¨®crata conquista las dos C¨¢maras, de poco importar¨¢ su descabellado optimismo de ahora (aunque se har¨¢ a?icos su aura de mago y se abrir¨¢ un camino de espinas para los dos a?os que le quedan a Bush en la Casa Blanca); pero si hay sorpresa y la ola no llega a tsunami, el arquitecto encontrar¨¢ alguna manera de recuperarse, aprovechar la gran debilidad de los dem¨®cratas -sin l¨ªder y sin acuerdo sobre los ejes pol¨ªticos- y seguir trabajando en su gran objetivo: establecer una larga era conservadora en la pol¨ªtica de EE UU.
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