Veto de RTVV a Joan Francesc Mira
Joan Francesc Mira (Valencia 1939) es, sin duda alguna, el m¨¢s destacado de los intelectuales valencianos vivos en el universo de las letras. La afirmaci¨®n, que puede pecar de rotunda, no es m¨¢s que la descripci¨®n sint¨¦tica de un hecho fundamentado en la obra y trayectoria acad¨¦mica de este escritor y antrop¨®logo reputado en universidades norteamericanas y europeas. Sus trabajos sobre los Borja, las traducciones de la Divina Comedia y de los Evangelios, junto a una extensa e intensa producci¨®n narrativa y proyecci¨®n c¨ªvica lo sit¨²an, adem¨¢s, entre lo m¨¢s granado del pensamiento del ¨¢mbito ling¨¹¨ªstico catal¨¢n. En todo caso, el lector m¨¢s curioso puede consultar cualquier enciclopedia y contrastar la dimensi¨®n cierta de este curr¨ªculo abreviado.
Pero no nos vamos a referir a los libros o perfil literario de este escritor, que tambi¨¦n es columnista habitual de estas p¨¢ginas, y de otras asimismo period¨ªsticas, con lo que delata una ingente y plural capacidad de producci¨®n. Lo cual, claro est¨¢, y adem¨¢s de lo dicho, no lo convierte en una figura medi¨¢tica, como pueda serlo un futbolista o un pol¨ªtico de campanillas. El p¨²blico de nuestro escritor -y tanto m¨¢s si escribe en valenciano (digamos catal¨¢n para no andarnos con remilgos)- es minoritario por definici¨®n, aunque extenso y diseminado en el marco de la lengua y en foros universitarios internacionales europeos y americanos.
En cualquier pa¨ªs democr¨¢tico y culturalmente maduro, J. F. Mira ser¨ªa una figura reconocida, puntual y p¨²blicamente ensalzada al margen de las discrepancias. Y por supuesto, ser¨ªa consultada o requerida su colaboraci¨®n en aquellas parcelas en las que ha acreditado dominio y profundidad de conocimientos. Como, por ejemplo, en la ¨¦pica de la descomunal familia papal setabense, los Borja. Pero tambi¨¦n acerca de Tirant lo Blanc, o la morfolog¨ªa y despliegue de la ciudad de Valencia, la suya, y en otros tajos hist¨®ricos o de nuestro acontecer comunitario nada ajenos a su erudici¨®n human¨ªstica, formaci¨®n antropol¨®gica y vena creativa.
Pero nos tememos que en esta sociedad capitalina, tan pr¨®spera y postmoderna como se pretende, el clan pol¨ªtico que la gobierna est¨¢ todav¨ªa verde para separar el trigo de la paja, esto es, para no confundir los valores culturales, incuestionables y contrastados, como es J. F. Mira, con las escaramuzas o man¨ªas partidarias.
Reflexi¨®n que nos viene a la mano porque a prop¨®sito de los personajes que desfilan y parlotean en los espacios llamados culturales y de debate de TVV nos hemos preguntado si en alguna ocasi¨®n J. F. Mira ha sido convocado o glosado a lo largo de estos 20 a?os del mentidero televisivo auton¨®mico. Y resulta que no. Resulta que la estulticia instalada en el mentado ente ha ignorado o discriminado a nuestro intelectual eximio. En realidad preferir¨ªamos pensar que se trata de una marginaci¨®n beligerante, como lo fue la de Joan Fuster en su tiempo. Se le desde?a, queremos decir, porque se le conoce. Pero sospechamos que en esta ocasi¨®n, el veto no nada tiene que ver con la obra, sino que se decanta de la fobia patol¨®gica y franquista contra todo aquel que no se integra, no se deja manipular y, para acabarlo de arreglar, escribe en catal¨¢n. El mismo que se habla todav¨ªa, por cierto, aunque con faltas de ortograf¨ªa, en algunos espacios de RTVV.
Y ahora es el momento de anotar un apunte corporativista, como suele ocurrir en estos trances, y que consiste en se?alar que estas trapisondas vergonzantes son imputables ¨²nicamente a los gobernantes, ya que la tele y la radio oficial jibarizada son tan solo su brazo medi¨¢tico armado. Pues s¨ª, pero con una precisi¨®n: los profesionales -algunos se intitulan incluso periodistas- que est¨¢n en al ajo tambi¨¦n corren la suerte de los pol¨ªticos, pues a la postre ejercen de c¨®mplices sicarios. Quique tribuere, a cada cual lo suyo, que alecciona un latinajo.
Nos hemos referido a un gran escritor y pensador ninguneado por los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n. Excusamos decir qu¨¦ suerte corren y les espera a cuantos bullen en esa pl¨¦tora de excelentes narradores que hoy nutren el mercado de la lengua valenciana. Nunca pisar¨¢n un plat¨® ni su obra ser¨¢ divulgada desde la secuestrada TVV. Claro que todo podr¨ªa cambiar en el plazo de unos meses. No perdamos la euforia de la voluntad, que poco m¨¢s nos queda.
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