Todo iba bien

Cuentan que cuando algunos suicidas se tiran desde la azotea de un edificio, durante los pocos segundos que dura la ca¨ªda al vac¨ªo van pensando algo as¨ª como: "De momento, todo va bien". El mismo sentimiento parece inundar el cerebro del ser humano cuando ve que la gente se da un ba?o en las playas de Benidorm en los ¨²ltimos d¨ªas de octubre; cuando los incendios veraniegos han pasado de ser espor¨¢dicos a convertirse no s¨®lo en norma sino tambi¨¦n en plaga; cuando un tsunami se lleva por delante la vida de cientos de miles de personas; cuando la cima del Kilimanjaro tiene cada vez menos nieve.

Pues s¨ª, a pesar de todo, de momento todo parece ir bien, pero puede que estemos a un paso de estrellarnos contra el suelo. El documental Una verdad inc¨®moda, dirigido por el habitual realizador televisivo Davis Guggenheim (realizador de t¨ªtulos como Urgencias, Alias, The Shield) y guiado espiritualmente por el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, viene a abrirnos los ojos sobre el destino que nos aguarda si no empezamos a poner remedio. Comenzando por los gobernantes y terminando por el ciudadano de a pie.

Lo primero que llama la atenci¨®n de Una verdad inc¨®moda es que su f¨®rmula narrativa acaba convirtiendo un defecto en una virtud. Nada hay m¨¢s alejado del cine que ver a un tipo largando una teor¨ªa tras otra durante una conferencia ante un peque?o auditorio. Y en eso consiste b¨¢sicamente la pel¨ªcula. En observar a Gore ("Yo fui el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos", se define a s¨ª mismo con sorna) explicando los efectos del calentamiento global del planeta. Ahora bien, el impacto de las im¨¢genes que acompa?an a la ponencia, la cercan¨ªa de la problem¨¢tica, la cadencia de la realizaci¨®n y hasta el sentido del humor de Gore, convertido en magn¨ªfico profesor universitario con ademanes de charlat¨¢n de feria, llevan a la pel¨ªcula hasta el territorio de lo incontrovertible.

Gore niega que haya dudas entre los cient¨ªficos sobre los efectos del calentamiento global, pero el problema es que el riesgo no llega a la gente con la debida fuerza. En estos d¨ªas, el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, ha sido el primer mandatario de primera fila en unirse a la voz de alarma y ha hecho un llamamiento para que comiencen a tomarse medidas de inmediato. Sin embargo, los m¨²ltiples intereses (petrol¨ªferos, inmobiliarios, comerciales, pol¨ªticos...) tiran de la cuerda hacia el otro extremo. As¨ª, en una reveladora imagen de archivo de Una verdad inc¨®moda se ve a George Bush padre, en la ¨¦poca en la que comandaba el Gobierno m¨¢s poderoso del mundo, hacer la siguiente declaraci¨®n sobre alguien que podr¨ªa ser Gore: "Sus radicales ideas en torno a ciertos temas nos llevar¨ªan al abismo. Tendr¨ªamos un pa¨ªs lleno de b¨²hos, pero cargado de gente sin trabajo". Todo parece estar conectado y Gore, tras perder las elecciones (m¨¢s en los tribunales que en las urnas) frente a Bush hijo, parece haberse puesto al frente de la gran revoluci¨®n, la de la concienciaci¨®n de que nos estamos yendo a pique.

Puede que al documental le sobren algunas im¨¢genes un tanto egoc¨¦ntricas en torno al alma m¨¢ter del evento (la p¨¦rdida de las elecciones presidenciales, el accidente sufrido por su hijo cuando ten¨ªa cinco a?os que casi le lleva a la muerte...), pero lo importante es que se est¨¢ hablando, y mucho, de Una verdad inc¨®moda, pel¨ªcula que tiene el valor de la divulgaci¨®n de lo incontestable m¨¢s all¨¢ de sus m¨¢s nimios defectos.La pel¨ªcula tiene el valor de la divulgaci¨®n, m¨¢s all¨¢ de sus m¨¢s nimios defectos