Otros ¨¢mbitos
La lectura, a cierta edad, es sumamente arbitraria y caprichosa y uno ley¨®, hace mucho tiempo, una antolog¨ªa heredada, en papel deleznable, de posguerra atroz, Los mejores cuentistas hispanoamericanos, una selecci¨®n de la A, Argentina, a la V, Venezuela, de un tal Jos¨¦ Sanz y D¨ªaz (Revista literaria Novelas y Cuentos, marzo de 1949), y me qued¨¦ con la portada de Manolo Prieto donde ven¨ªan, coloreados, los distintos pa¨ªses, incluso ese quebradizo brazo centroamericano que une lo inabarcable, donde cab¨ªa Costa Rica, que no ten¨ªa fuerzas armadas, pero s¨ª -de hacerle caso al tal se?or Sanz y D¨ªaz- cuentistas excelsos, poetas notables e interesantes novelistas, como no se olvidan de se?alar recientes ant¨®logos como Eduardo Becerra (Lengua de Trapo), Enrique Jaramillo Levi (P¨¢ginas de Espuma) o, hace diez a?os, Alberto Fuguet y Sergio G¨®mez, editores del irreverente McOndo (Mondadori), donde ya aparec¨ªa un relato de Rodrigo Soto (San Jos¨¦ de Costa Rica, 1962), que tambi¨¦n es incluido en los libros anteriores (no, claro, en la vieja y nunca olvidada, no s¨¦ por qu¨¦, antolog¨ªa de Novelas y Cuentos).
GINA
Rodrigo Soto
Perif¨¦rica. C¨¢ceres, 2006
112 p¨¢ginas. 11 euros
Quiero decir, con esta arran
cada desde tan atr¨¢s, que bienvenido sea Rodrigo Soto, un escritor, con cierta obra, nada conocida en Espa?a hasta ahora (salvo las antolog¨ªas citadas) y en quien con buen ojo se ha fijado un peque?o editor que nos ofrece, a la gran familia lectora en espa?ol -dicho sea sin ret¨®rica-, esta peque?a joya, una novela breve e intensa, con nombre de mujer, Gina, buena nota (la describe as¨ª Soto), que es una excelente primera aproximaci¨®n a un escritor de Costa Rica, con un hueco entre los nuevos de la literatura del otro lado del charco, tras los Macondos y los McOndos. Dentro de los valiosos nombres que componen el estupendo bestiario que de all¨ª nos llegan continuamente -con visado o sin ¨¦l, pero todos ellos con papeles- desde M¨¦xico, el coloso, hasta Argentina, paciente convaleciente de div¨¢n, Rodrigo Soto lo hace, sin ruido, con una novela de prosa muy viva, fragmentada, por donde atraviesa Gina, esa buena nota, con todos los imprevistos de su vida a hombros, incluidos hijos, sue?os, (des)amores, y por donde atraviesan tambi¨¦n r¨¢fagas de historia reciente -Somoza, sandinistas- del mezclado y fr¨¢gil brazo que une a pulso las dos mitades del continente, de gran tonelaje ambas. Tal vez esta novela, por tonelaje -ya que estamos en ello-, y porque su autor es costarricense -una literatura de poca presencia entre nosotros- no hubiera tenido cabida, en un primer momento, en otra editorial de m¨¢s cat¨¢logo. Existen -ya antes de Capote- otras voces y otros ¨¢mbitos y una editorial como Perif¨¦rica hace honor a su nombre proporcion¨¢ndonos la oportunidad de conocer a un escritor como Rodrigo Soto. Aunque se anuncian otros t¨ªtulos suyos en la misma casa editora, no ser¨ªa de extra?ar que fuesen apareciendo ya por el horizonte barcos de mayor calado deseosos de hacerse con la presa. Si as¨ª fuese, a esta cuidada y elegante editorial le cabr¨ªa la satisfacci¨®n de haber sido la primera.
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