'Souvenir' de Polonia
El edificio Agricultura ocupa la manzana entre las calles de Andrade, Treball, Agricultura y Trento; fue levantado a principios de la d¨¦cada de 1950 y tiene dimensiones colosales y estampa formidable; las fachadas, salpicadas de l¨ªneas de imposta y quiebros de volumen y balcones ideales para discursear, animan fantas¨ªas imperiales, cercanas a la est¨¦tica de Mussolini, y hay sugerencias de cuartel en las formas severas y defensivas en las esquinas, y en el gran escudo her¨¢ldico que identifica el bloque como viviendas de protecci¨®n oficial. Es un bloque de belleza dif¨ªcil y chiflada. Pero las cuatro entradas que desde las calles, a trav¨¦s de espaciosos patios, bajo corredores a¨¦reos sostenidos sobre pilares tit¨¢nicos, y bajando dos tramos de escaleras, conducen hasta el coraz¨®n del edificio, el jard¨ªn de palmeras y acacias cerrado al mundo entre paredes de revoque lisas y rematadas con seudomansardas de ladrillo, puede recordar tambi¨¦n, seg¨²n el estado de ¨¢nimo en que est¨¦s, ciertas calles de Varsovia que se construyeron en la misma ¨¦poca, despu¨¦s de la II Guerra Mundial: calles con el cielo cruzado por cables el¨¦ctricos, por donde chirr¨ªan los tranv¨ªas y la nieve sucia se acumula en las aceras; por pasajes sombr¨ªos conducen a un patio inesperado, donde al amparo de un lienzo de pared perforada de ventanas y desconches duerme un autom¨®vil, bajo un sudario de hule, y surcan el pavimento regatos de agua negra, a la que un ni?o mocoso echa un barco de papel a zozobrar, como en los ¨²ltimos versos del Barco ebrio: "Si je d¨¦sire nulle eau d'Europe...".
?Qui¨¦n no ha estado en esos patios polacos? ?Qui¨¦n no los ha visto por televisi¨®n o en sue?os temblorosos?
Souvenir de Polonia. El edifico Agricultura, alias "grupo de viviendas protegidas de la Verneda", consta de 416 pisos, 8 porter¨ªas y 24 tiendas, y fue dise?ado por Manuel Cases Lamolla, leridano de 1900, hoy olvidado, aunque construy¨® mucho y debi¨® de ser un personaje interesante, vital, de muchos intereses, como demuestra su ejecutoria; adem¨¢s le gustaba escribir comedias y versos, como los sonetos que dedica a la contemplaci¨®n exaltada del campanario de La Seu d'Urgell, de los bastiones del alc¨¢zar de Segovia y de las torres del monasterio de Poblet, entre otros edificios nobles, en El alma de las torres, un librito publicado en 1970, cuando ya incubaba la enfermedad que se lo llevar¨ªa cuatro a?os despu¨¦s.
Su hijo, Manuel Cases Puig (1930), tambi¨¦n arquitecto, colabor¨® con ¨¦l en dos manzanas contiguas al edificio Agricultura, igualmente grandes, que formaban parte del mismo proyecto urbanizador y que se alzan a ambos lados de la calle de Guip¨²scoa. Luego cre¨® empresas de dise?o de mobiliario y proyect¨® mucho, proyectos grandes, de los que se aprueban en consejo de administraci¨®n, hasta que un d¨ªa, irritado con la deriva de la profesi¨®n, apostat¨® p¨²blica y sonoramente de la arquitectura y desde entonces se dedica en cuerpo y alma a la protecci¨®n de los animales.
El otro d¨ªa paseamos alrededor del edificio Agricultura, al que ¨¦l no se hab¨ªa acercado en 20 a?os. Se alegr¨® del decoro con que resiste el paso del tiempo y de lo luminosos y aireados que son los pisos, todos con ventanas a la calle o al jard¨ªn interior y con balcones a los patios, y habl¨® de sus obras, de las de su venerado padre y de la arquitectura en general con la distancia y el escepticismo propios de los sabios que no albergan dudas sobre su propia val¨ªa y pueden permitirse el lujo de la autocr¨ªtica, y viendo a un gato blanco y rollizo maullando a la puerta de una peluquer¨ªa, se ocup¨® de que le franquearan el paso.
Una de las primeras inquilinas del bloque, cuando se ergu¨ªa como una fortaleza entre rieras y campos de cultivo, fue Manolita, nacida en Ribes de Freser en 1931, que se vino de reci¨¦n casada, y recuerda el carro del basurero tirado por el caballo, y la furgoneta del hielo, y el fango de las lluvias, y la oscuridad del mundo sin farolas y el agradable miedo que pasaba cuando ¨¦l se iba a trabajar de noche y ella, en la cama, escuchaba el ruido fantasmal de las ca?er¨ªas de plomo...
"Aqu¨ª hemos vivido bien", dice en el centro de su confortable piso, abarrotado de macetas, de bibelots, de platos de metal y terracota, de banderas y fotos de futbolistas del Bar?a, y de retratos de su marido, que al poco de llegar enferm¨® del coraz¨®n, y as¨ª pas¨® 20 a?os, hasta que una tarde infausta e inolvidable, mientras estaban mirando por televisi¨®n Los camioneros...
Es imposible resumir su historia, y en el mismo edificio hay otras 414 viviendas habitadas, y otra en venta...
?Afortunado el que la compre! Est¨¢n remozando el bloque y van a cerrar las verjas de entrada, donde los carteles ya advierten: "Propiedad privada, prohibido el paso".
Ayer al anochecer a¨²n se pod¨ªa entrar en el coraz¨®n del edificio, y desde all¨ª, entre las acacias y las palmeras, ver las hileras de luces en las ventanas y o¨ªr pisadas sobre el hormig¨®n, y el eco de voces cayendo desde lo alto, como en aquella exposici¨®n sonora de Nauman en el inmenso Turbine Hall de la Tate, donde o¨ªas "work... work... work..." y "ok... ok... ok...", y al entrar y al salir, "thank you... thank you".
?Pero gracias, de qu¨¦? ?Qui¨¦n dice "gracias"? ?Gracias, a qui¨¦n?
museosecreto@hotmail.com
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