"No me gusta la histeria de los j¨®venes por lograr haza?as cuanto antes"
Lleva su carrera sin ansiedad, cerebralmente, no responde a los arrebatos para abordar repertorios, los medita bien y luego se mete hasta el fondo en ellos. Marc Minkowski (Par¨ªs, 1962), director de orquesta franc¨¦s, uno de los m¨¢s brillantes de su generaci¨®n, parece que lleva una voz en la batuta. "S¨ª, algo de eso me ocurre", admite. La prueba est¨¢ en que elige sin lanzarse, como los buenos cantantes, los que duran y saben que la de la m¨²sica es una carrera de largo recorrido.
Es exquisito en la ¨®pera barroca y el clasicismo, un campo en el que ha logrado verdaderos hitos con su orquesta Les Musiciens du Louvre, la primera que interpret¨® una ¨®pera de Mozart en Salzburgo con instrumentos de ¨¦poca. Pero ahora desea huir de los encasillamientos y las especializaciones -"no quiero ser s¨®lo director de ¨®pera, ni quedarme en el siglo XVIII", dice- y por eso ha decidido adentrarse en un repertorio m¨¢s sinf¨®nico con su grupo y junto a otras formaciones como la Orquesta Nacional de Espa?a, a la que ha accedido a dirigir este fin de semana -empez¨® el viernes y termina hoy- con una pieza endiablada, el Gran concierto para violonchelo y orquesta, de Offenbach, que ha sido estreno en Espa?a.
"Offenbach no public¨® su concierto en vida, entre otras cosas porque los editores de su tiempo lo consideraban imposible de ejecutar"
"Estoy muy orgulloso de que a uno de nuestros violonchelistas, a Banick Anichenko, lo haya fichado Maazel para su orquesta de Valencia"
A Offenbach se le relaciona m¨¢s con la ¨®pera c¨®mica y con el repertorio franc¨¦s l¨ªrico del romanticismo que con otra cosa. Pero el autor de Los cuentos de Hoffmann tambi¨¦n fue un violonchelista extraordinario. "Loco, excesivo, como se comprueba en su concierto, dificil¨ªsimo, que a partir de ahora veremos si queda o no en el repertorio... Es demasiado complicado", asegura Minkowski. Hasta hace poco se desconoc¨ªa la existencia de una pieza que ha despertado en este director el deseo de saltar hacia otros campos. "Cre¨ªa que no me iba a gustar dirigir un concierto", asegura, "quer¨ªa encontrar una pieza que me produjera empat¨ªa". Y conect¨® r¨¢pido con obra de Offenbach. "S¨¦ por qu¨¦ pas¨®. Porque parece una ¨®pera".
Es una pieza larga. "Dura 47 minutos", dice Minkowski. Y se puede comparar el concierto con una monta?a rusa. "Tanto que lo escribi¨® para s¨ª mismo e hizo aut¨¦nticas locuras para probarse. Nadie conoc¨ªa su existencia y lo fuimos descubriendo por partes. No lo public¨® en vida, entre otras cosas porque los editores de su tiempo lo consideraban imposible de ejecutar". Lo juntaron como un puzzle, despu¨¦s de seguir su rastro por todo el mundo. "Un nieto suyo ten¨ªa un movimiento, otra parte estaba en una biblioteca de Colonia (Alemania) y otra en la Biblioteca del Congreso en Washington".
Cuando lo tuvo todo en la mano, este rastreador de partituras y rarezas se lo pas¨® a J¨¦r?me Pernoo, su violonchelista franc¨¦s preferido, que ha actuado junto a ¨¦l estos d¨ªas en Madrid. "Le dije que si se atrev¨ªa, lo har¨ªamos, y aunque al principio nos entr¨® miedo, ¨¦l, que es muy valiente, acept¨®".
Despu¨¦s de haber exprimido el barroco y el neoclasicismo, Minkowski est¨¢ fascinado con la ¨¦poca rom¨¢ntica. "No me gusta esa histeria de los j¨®venes por conseguir grandes haza?as cuanto antes. Hasta hace muy poco yo no hab¨ªa dirigido obras de Mozart y cuando me decid¨ª lo he disfrutado mucho m¨¢s. Ahora me pasa con Beethoven, mi orquesta y yo vamos a empezar con ¨¦l, poco a poco. Quiz¨¢ luego venga Wagner, de quien s¨®lo he hecho El holand¨¦s errante".
Trabajar con Les Musiciens du Louvre es su mayor pasi¨®n. Habla como un padre de ellos, que forman uno de los grupos de tama?o medio, sin llegar a la dimensi¨®n sinf¨®nica, m¨¢s pujantes del mundo. "El 50% son muy j¨®venes y predomina nuestra personalidad francesa aunque contamos con m¨²sicos de 12 y a veces hasta de 15 nacionalidades", asegura. A muchos se los rifan. "Estoy muy orgulloso de que a uno de nuestros violonchelistas, a Banick Anichenko -bielorruso, de 20 a?os-, lo haya fichado Lorin Maazel para su orquesta de Valencia. Si todos son como ¨¦l, habr¨¢ nivel", comenta sobre la formaci¨®n que acaba de debutar en el Palau de les Arts.
Minkowski colabora tambi¨¦n con otros grupos, como ahora la ONE, que va ganando adeptos entre las batutas m¨¢s prestigiosas de Europa. "Hemos trabajado intensamente y muy a gusto, he visto a la orquesta muy bien", dice. ?l conserva un esp¨ªritu muy errante. Dice que la experiencia en las cosas de la vida es tan importante como la sabidur¨ªa musical para su profesi¨®n. "Ocurre para todo, para leer tambi¨¦n. Ahora empiezo a disfrutar de los estudios que hizo mi abuela sobre la locura de Van Gogh en relaci¨®n con sus pinturas".
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