"?Se puede servir a un Ej¨¦rcito infiel?"
Tres soldados musulmanes han sido invitados a dejar sus regimientos por presunto proselitismo fundamentalista
"?Se puede servir a un Ej¨¦rcito infiel?", pregunt¨® por tel¨¦fono un espectador a un ulema (sabio en materia teol¨®gica-jur¨ªdica) de la televisi¨®n ¨¢rabe Al Yazira, con sede en Qatar. La llamada se produjo desde Espa?a y el an¨®nimo comunicante que pidi¨® consejo era un militar musulm¨¢n espa?ol. Uno de los muchos soldados musulmanes que sirven en el Ej¨¦rcito en los acuartelamientos de Ceuta y Melilla. El 30% de los 8.000 militares destacados en estas ciudades son ya musulmanes.
?ste y otros dos soldados de confesi¨®n musulmana, uno de ellos cabo primero, han sido "invitados" por sus mandos a abandonar el Ej¨¦rcito por sus "ideas radicales" y presunta actividad fundamentalista, seg¨²n aseguran fuentes de la lucha antiterrorista. Los tres serv¨ªan en Ceuta y Melilla y han pedido la baja cuando se les sugiri¨® que se fueran. ?Qu¨¦ pruebas hab¨ªa contra ellos? "La llamada del que hizo la consulta a Al Yazira est¨¢ grabada. Cuestionaban la obediencia debida y se preguntaban si hac¨ªan bien sirviendo a un Ej¨¦rcito infiel. Sembraban dudas y hac¨ªan proselitismo radical entre sus compa?eros", asegura una fuente oficial.
Estos tres casos, excepcionales entre los m¨¢s de 2.400 soldados de esta confesi¨®n religiosa, se han gestionado con discreci¨®n para evitar susceptibilidades entre la comunidad musulmana, muy arraigada y numerosa en las dos ciudades. La poblaci¨®n musulmana de Melilla asciende a 26.400 de los 64.400 habitantes. Entre los 71.500 ceut¨ªes hay unos 27.000 musulmanes. Y sigue creciendo. En la pr¨®xima d¨¦cada ser¨¢n mayor¨ªa en ambas ciudades, seg¨²n algunas estimaciones.
La frase "especial seguimiento a los militares musulmanes y el control del integrismo en los cuarteles" figuran en informes reservados sobre vulnerabilidad y amenazas permanentes de ambas comandancias generales, al menos desde el a?o 2001, y son un constante elemento de atenci¨®n por el temor a la infiltraci¨®n de terroristas. Al igual que en ej¨¦rcitos de otros pa¨ªses. "Dentro de ese colectivo se ha detectado el mismo nivel de penetraci¨®n del radicalismo islamista que en el resto de la comunidad. No es mayor ni menor", asegura un especialista en terrorismo internacional.
Los mandos naturales son el primer nivel de vigilancia y observaci¨®n, aunque en ocasiones se cometen errores y desprop¨®sitos. Como el del cabo primero que el pasado 15 de mayo mand¨® formar en el cuartel de las islas Chafarinas a varios soldados, acusados de robar un GPS (sistema de localizaci¨®n) y un machete, y ante sus protestas y negativa les espet¨®: "?Qu¨¦ es esto, una guerra isl¨¢mica?". Diez de ellos acaban de ser condenados por desobediencia a varios meses de prisi¨®n por un tribunal militar en Melilla.
Yonaida Selam, presidenta de la asociaci¨®n Intercultura de Melilla, asegura que se cuestiona el apego de la tropa. "Tengo el testimonio de uno de mis familiares. Le preguntan de qu¨¦ lado se pondr¨ªa en caso de una guerra con Marruecos. Hay un clima de islamofobia. Los musulmanes est¨¢n bajo sospecha, especialmente en los cuarteles". Una opini¨®n que no comparten varios soldados musulmanes consultados por este peri¨®dico en las calles de Melilla.
"No hay racismo y nos respetan. No s¨¦ si lo hacen porque somos mayor¨ªa, pero nos respetan", dice el legionario Redwan, de 21 a?os a las puertas del Tercio. Para Ahmed, soldado de caballer¨ªa de 24 a?os "no hay discriminaci¨®n ni racismo. Aqu¨ª dentro hay lo mismo que fuera de los cuarteles, una palabra m¨¢s alta que otra o un insulto cuando se discute entre compa?eros. La integraci¨®n es buena". Ouled, de 20, asegura que en su cuartel se llevan "muy bien" con los cristianos.
Sus quejas apuntan en otra direcci¨®n: "Te dan la comida a las dos de la tarde y nosotros comemos a partir de las siete y media. En Ramad¨¢n te coges una manzana y la guardas para la noche. A veces hay problemas con las guardias. No hay sitios habilitados para rezar, tienes que hacerlo en cualquier esquina aunque los viernes te dan una hora y media para ir a la mezquita".
Abdesalam Hamadi, de 53 a?os, responsable de la comunidad isl¨¢mica Al Bujari de Ceuta, dice que desde hace dos a?os se aplican los acuerdos entre la comunidad y el Ej¨¦rcito y asegura que este colectivo es el ¨²nico que no plantea problemas con la identidad religiosa: "Se sienten orgullosos de servir a la bandera espa?ola. Van con sus familias a los desfiles y no se debe cuestionar su lealtad". Abderram¨¢n Benyahia, de 42 a?os, secretario de la Comisi¨®n Isl¨¢mica de Melilla, coincide en que la relaci¨®n de la comunidad con el Ej¨¦rcito es "fluida y correcta".
El Ej¨¦rcito se ha convertido en la ¨²nica salida profesional para muchos j¨®venes musulmanes. Chicos y chicas que acceden as¨ª a su primer sueldo y circulan orgullosos por su barrio con el coche tuneado y la radio a todo volumen. "Nos pagan 1.200 euros al mes y puedes aprender una profesi¨®n. Es una buena oportunidad", explica Redwan.
El colectivo musulm¨¢n, en su mayor¨ªa espa?ol, siempre ha sido el m¨¢s desfavorecido por la Administraci¨®n en las dos ciudades, seg¨²n se desprende de las estad¨ªsticas de paro y fracaso escolar. Basta darse un paseo por los barrios ceut¨ªes de El Pr¨ªncipe, Jad¨², Rosales y Benz¨², o la Ca?ada de la Muerte en Melilla para comprender por qu¨¦ los pol¨ªticos musulmanes de ambas ciudades hablan siempre de marginalidad. Un caldo de cultivo para la delincuencia y, a veces, la yihad, en opini¨®n de los expertos.
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