Para pasar el control, ni agua

Un denso olor a perfume envuelve los puestos de control de seguridad del acceso a la zona de embarque de la T4 del aeropuerto de Barajas. Doris y Roland, dos austriacos que en dos horas coger¨¢n un vuelo para Canc¨²n (M¨¦xico) apuran a grandes tragos una botella de agua. A un lado, en el suelo, su equipaje de mano. En una peque?a bolsa de unos 20 por 20 cent¨ªmetros y con cierre de zip, su pasta de dientes, crema de afeitar, perfume, desodorante... Ninguno de los recipientes sobrepasa los 100 mililitros.

La Uni¨®n Europea ha adoptado nuevas medidas de seguridad que restringen la cantidad de l¨ªquido que los pasajeros pueden llevar cuando pasan los controles de seguridad de los aeropuertos comunitarios. La normativa entraba ayer en vigor y los pasajeros, "despistados, indignados, bromistas o resignados", seg¨²n una joven de informaci¨®n de Aena, se encontraban con sus bolsas de aseo abiertas de par en par ante los ojos escrutadores del personal del aeropuerto. Estos les ayudaban a seleccionar lo que entraba en la bolsa de pl¨¢stico autorizada, o lo que, por el contrario, iba a parar a los contenedores que hab¨ªa junto a los puestos de informaci¨®n. Para esta tarea, el personal de seguridad se ha incrementado un 25%, y el de puestos de informaci¨®n un 15%,

"Es indignante", exclama Doris. "Esto es agua, la estoy bebiendo. ?Ahora la tiro y luego la tengo que comprar dentro, no?". Esta era una de las quejas generalizadas, porque los pasajeros pueden adquirir las cantidades que deseen de los l¨ªquidos que tiran a la basura antes del control, una vez que est¨¢n en la zona de embarque. Botellas de agua, sobre todo, pero tambi¨¦n botes de perfume, cremas y botellas de licor sin desprecintar terminaban en la basura. "Un chico verti¨® un perfume car¨ªsimo porque prefer¨ªa tirarlo ¨¦l mismo a dejarlo entero en el contenedor, donde alguien pudiera cogerlo", cuenta una de las azafatas de Aena.

Largu¨ªsimas colas en facturaci¨®n, retrasos en el control de seguridad y grandes dosis de paciencia por parte de los empleados y vigilantes de seguridad y Guardia Civil, que ten¨ªan que hacer entender a los pasajeros que el caro perfume o la botella de vino que pensaban regalar a alg¨²n amigo no pod¨ªan subir al avi¨®n. "Le digo que me lo llevo y si quiere que me lo quite la Guardia Civil", exclamaba indignado un pasajero al ver que su after shave era una sustancia prohibida, al superar el m¨¢ximo de cien mililitros que pueden tener los envases. Los m¨¢s, sin embargo, sonre¨ªan resignados y se somet¨ªan, o apuraban sus botellas antes de entrar en la zona de embarque.