Ochoa
Paquito Fern¨¢ndez Ochoa hab¨ªa sido durante muchos a?os la gloria deportiva nacional por excelencia. Su medalla de oro Sapporo fue una gesta inigualada en mucho tiempo. Ahora que los deportistas espa?oles obtienen ¨¦xitos internacionales en variadas disciplinas no es f¨¢cil comprender lo que supuso la proeza de Paco. En un tiempo en que no hab¨ªa m¨¢s referente que el gol de Marcelino o el de Zarra, parec¨ªa que los espa?oles ten¨ªamos alg¨²n gen espec¨ªfico que nos imped¨ªa acceder a los grandes ¨¦xitos. Todas nuestras esperanzas se limitaban a optar a una medalla de bronce en hockey hierba, al fin y al cabo, un deporte minoritario practicado por un reducido n¨²mero de pa¨ªses. Pero Paco rompi¨® con lo que parec¨ªa un complejo insuperable, abriendo el camino a los ¨¦xitos que vendr¨ªan despu¨¦s. En un deporte muy t¨¦cnico, dominado por las grandes potencias alpinas, con decenas de miles de practicantes y en las que los campeones eran h¨¦roes nacionales, Paco, con escas¨ªsimos medios, logr¨® ponerse a su altura y, en la ocasi¨®n m¨¢s importante, superarles. Para mucha gente el ¨¦xito de Sapporo hab¨ªa sido un golpe de fortuna inesperado, sin darse cuenta de que, en un deporte con un n¨²mero muy elevado de deportistas de alto nivel, la fortuna puede perjudicarte pero no puede darte lo que no est¨¦s en condiciones de conseguir (el bal¨®n puede entrar en la porter¨ªa por un rebote en un contrario, pero, para hacerse una idea, la suerte no va a lograr que bajes de los diez segundos en los 100 m. lisos). Desconoc¨ªan tambi¨¦n que Paco y Aurelio Garc¨ªa se hab¨ªan situado entre la ¨¦lite mundial sin apenas presupuesto federativo ni patrocinadores a base de mejorar su ranking carrera tras carrera en el circuito (la actual Copa del Mundo), obligados a hacer una ingente cantidad de kil¨®metros en coches desvencijados y con muy pocos medios t¨¦cnicos.
Paco hab¨ªa superado la carencia de unas ¨®ptimas condiciones f¨ªsicas gracias a una gran inteligencia y una determinaci¨®n excepcional. Resulta muy indicativo de ello lo ocurrido entre manga y manga de la carrera en la que gan¨® la medalla de oro ol¨ªmpica. Si bien hab¨ªa obtenido el mejor tiempo en la primera manga, la segunda habr¨ªa sido un muro infranqueable para cualquiera en esas circunstancias. Pero no se arredr¨® en absoluto y supo sacar lo mejor de s¨ª mismo. Cuando el gran favorito, el campe¨®n del mundo Jean-No?l Augert, para hacerle desmoronarse, le pregunt¨® c¨®mo se sent¨ªa con solo dos d¨¦cimas de segundo de ventaja, Paco le respondi¨® que peor deber¨ªa estar ¨¦l, que ten¨ªa que recuperar esa diferencia de tiempo.
Su triunfo no solo tuvo una gran repercusi¨®n en Espa?a, sino que deportivamente nos situ¨® en el mundo. En casi cualquier pa¨ªs, a los espa?oles les acompa?aba indefectiblemente la palabra "Ochoa", como un referente nacional ("?Espa?ol? Ah... ?Ochoa!").
Tras esa haza?a, un accidente de coche, que le oblig¨® a una complicada operaci¨®n quir¨²rgica en la rodilla, y una rotura de tibia impidieron que Paco obtuviera los triunfos a los que parec¨ªa destinado. Pese a sus limitaciones f¨ªsicas, a¨²n lograr¨ªa algunos ¨¦xitos (como la medalla de bronce en los Mundiales de Saint-Moritz).
Resulta dif¨ªcil hacernos a la idea de que la enfermedad haya sido capaz de vencer su vitalidad y su optimismo contagioso. Pero para muchos de nosotros siempre estar¨¢ presente nuestra admiraci¨®n y nuestro recuerdo.
Emilio Mart¨ªnez Mata, profesor de la Universidad de Oviedo y ex campe¨®n de Espa?a de esqu¨ª.
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