"Una nueva perspectiva" se abre en Irak
La ca¨ªda del secretario de Defensa preludia una pol¨ªtica de consenso para hallar una soluci¨®n a la guerra
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, s¨ªmbolo del fiasco en Irak, fue ayer la primera pieza en caer del pronosticado derrumbe del conservadurismo imperial, as¨ª como el preludio de una nueva pol¨ªtica, m¨¢s bipartidista y multinacional, para encontrar una soluci¨®n a la guerra. Al anunciar el relevo del hombre que, desde el primer d¨ªa, planific¨®, dise?¨® y dirigi¨® la estrategia en Irak, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, prometi¨® "una nueva perspectiva" sobre la guerra, pero asegur¨® que las tropas norteamericanas seguir¨¢n, por el momento, en ese pa¨ªs para ayudar a los aliados iraqu¨ªes y para impedir que caiga en manos de la organizaci¨®n terrorista Al Qaeda.
Rumsfeld se hab¨ªa convertido, no s¨®lo en el m¨¢s conspicuo representante del declinante poder ultraconservador, sino un reconocido rival de la c¨²pula militar, que el lunes pasado pidi¨®, por medio de editoriales en los ¨®rganos de prensa de los cuatro ej¨¦rcitos, la destituci¨®n del secretario de Defensa, al que culpaba de la fracasada misi¨®n en Irak. El presidente ha decidido atender esa petici¨®n y, al mismo tiempo, la del electorado. Un 57% de los que votaron ayer desaprueban, en mayor o menor medida, la gesti¨®n del Gobierno en Irak, seg¨²n las encuestas.
Bush dijo en una conferencia de prensa en la Casa Blanca que comprende el deseo de muchos norteamericanos de que las tropas vuelvan a casa, pero insisti¨® en que ser¨ªa un error abandonar ahora al pueblo al que acudieron a ayudar y "dejarlo en manos de Al Qaeda". "Yo sigo comprometido con la victoria", repiti¨®.
El prop¨®sito del relevo de Rumsfeld, decidido por Bush despu¨¦s de haber consultado a lo largo de la ma?ana de ayer con dirigentes pol¨ªticos en el Congreso, tanto del Partido Republicano como del Partido Dem¨®crata, y con responsables militares, es el de conseguir "una nueva perspectiva para conseguir nuestros objetivos".
Sin mencionar expresamente el sentido de los cambios que esa "nueva perspectiva" introduce, el presidente dijo que estaba dispuesto a atender las recomendaciones que, en pocas semanas, debe hacer p¨²blicas el Grupo de Trabajo sobre Irak, creado por el Congreso con representaci¨®n bipartidista y copresidido por el ex secretario de Estado republicano, James Baker, y por el ex congresista dem¨®crata Lee Hamilton.
Reducci¨®n de tropas
Aunque no se conoce a¨²n el contenido de esas recomendaciones, la mayor¨ªa de los expertos anticipan que ¨¦stas ir¨¢n en una direcci¨®n diferente a lo que ha sido la estrategia hasta ahora. B¨¢sicamente, se esperan propuestas que, a¨²n manteniendo, por el momento, el compromiso militar en Irak, permitan una paulatina reducci¨®n de tropas en el contexto de una pol¨ªtica m¨¢s equilibrada en Oriente Pr¨®ximo y m¨¢s consensuada nacional e internacionalmente.
La mera presencia en esa comisi¨®n de Baker, un conservador de corte tradicional y multilateralista, as¨ª como la promesa del presidente de que escuchar¨¢ a ese Grupo de Trabajo, es una indicaci¨®n de cu¨¢l puede ser la pol¨ªtica sobre Irak en el futuro inmediato. En la misma l¨ªnea hay que interpretar el nombramiento como nuevo secretario de Defensa de Robert Gates, de 63 a?os, antiguo colaborador de George Bush padre -en cuya Administraci¨®n ejerci¨® como director de la CIA- e integrante tambi¨¦n de aquella generaci¨®n de los llamados conservadores compasivos que en 2000 fueron barridos por la alianza neocon / religiosa de la que se rode¨® George Bush hijo.
Al anunciar el nombramiento de Gates, Bush elogi¨® sus "excelentes credenciales al servicio de la seguridad nacional", as¨ª como el hecho de haber trabajado "para ambos partidos pol¨ªticos". Gates y la comisi¨®n Baker-Hamilton, de la que el nuevo secretario de Defensa forma parte, pueden ser, por tanto, las piezas en las que se apoye un nuevo consenso sobre Irak.
El consenso nacional se hace imprescindible despu¨¦s de la victoria del Partido Dem¨®crata en las elecciones del martes. Bush reconoce esa necesidad y ha convocado para la pr¨®xima semana una reuni¨®n de sus consejeros de seguridad con las direcciones de los dos grandes partidos. De esta manera, adem¨¢s, de responder a la nueva realidad surgida de las urnas, Bush est¨¢ tambi¨¦n repartiendo responsabilidades sobre una guerra que se ha convertido en el eje principal sobre el que gira la pol¨ªtica norteamericana actualmente.
El presidente mantuvo ayer su posici¨®n de que "Irak es parte de la guerra contra el terrorismo" y explic¨® que, cualquiera que sea la pol¨ªtica que se coordine con la oposici¨®n dem¨®crata, ¨¦sta debe de tener en cuenta las amenazas contra la seguridad de EE UU.
Eso exige a todos -los dem¨®cratas tambi¨¦n reconocen esas amenazas y el peligro global que representa el terrorismo- una soluci¨®n para Irak que no sea interpretada como un gesto de debilidad por los enemigos de Estados Unidos. Para ello, existen hoy propuestas diferentes. El senador John McCain, una de las voces m¨¢s respetadas del Partido Republicano y un posible aspirante a la Casa Blanca en 2008, propone un incremento de las tropas en Irak para garantizar una victoria. En relaci¨®n con esa guerra, McCain manifest¨® ayer: "Creo que es necesario que le digamos al pueblo americano lo que est¨¢ en juego aqu¨ª, y hay mucho en juego aqu¨ª. Necesitamos decirle que es largo, duro y dif¨ªcil. Necesitamos m¨¢s tropas en Irak. El pueblo americano apoyar¨¢ un rumbo que es necesario para la victoria. Tenemos que tener la determinaci¨®n de ganar".
La pr¨®xima presidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi, con quien Bush habl¨® ayer antes de conocerse el relevo de Rumsfeld, hab¨ªa declarado previamente: "No podemos continuar por esta v¨ªa catastr¨®fica. Por eso, le queremos decir al presidente: 'Se?or presidente, necesitamos una nueva direcci¨®n en Irak".
Casi descartada actualmente cualquier propuesta extremista por parte del Partido Dem¨®crata -como una retirada inmediata o una congelaci¨®n de fondos para la guerra- ser¨¢ necesario articular la voluntad dem¨®crata de un progresivo repliegue sin fecha fija con la voluntad republicana de salir de Irak victoriosos y con la permanente demanda de los electores norteamericanos de garantizar la seguridad de sus familias.
Dif¨ªcil saber todav¨ªa qu¨¦ pol¨ªtica permitir¨¢ aunar todos esos intereses. Lo que s¨ª es seguro es que ha comenzado una segunda fase de la guerra en Irak.
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