Algunos expertos opinan que se est¨¢ creando alarma injustificada
Para mencionar la palabra violencia referida a las escuelas espa?olas hay que tener en cuenta la solvencia de los estudios cient¨ªficos que est¨¢n desarrollando los expertos y la palabra de los profesores que llevan d¨¦cadas al pie de la pizarra. Ambos coinciden: los episodios de violencia con may¨²sculas son "escas¨ªsimos", "puntuales aunque escandalosos" y "en ning¨²n caso se puede hablar de epidemia".
Rosario Ortega, catedr¨¢tica de Psicolog¨ªa Evolutiva y de la Educaci¨®n en la Universidad de C¨®rdoba, explica que, como m¨¢ximo, un 3% de los alumnos de secundaria se autopercibe agresor y la mitad de ellos reconoce que las agresiones tambi¨¦n las ejercen contra el profesor. "Es duro, problem¨¢tico y debe buscarse una soluci¨®n, pero en t¨¦rminos estad¨ªsticos no se puede generalizar. Una cosa es que el profesor se sienta vulnerable, maltratado y otra es que se le agreda", a?ade. "No s¨¦ si ahora hay m¨¢s casos de violencia, porque antes no ten¨ªamos estudios sobre esto".
El presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Directores de Instituto (Fedadi), Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez, que lleva 27 a?os repartidos entre la docencia y la direcci¨®n de centros de secundaria, distingue muy bien los problemas de violencia y de disciplina. "Yo nunca he visto en mi trabajo un alumno que agrediera a un profesor, s¨¦ que hay casos, pero son pocos, aunque graves".
Agravar el problema
El problema, dice, est¨¢ en la "falta de herramientas" para solucionarlo. "Se pide responsabilidades al centro, cuando a veces estos casos ocurren fuera. En la mayor¨ªa de las comunidades podemos expulsar al chico cautelarmente cinco d¨ªas, y cuando concluye el expediente, por lo general se le acaba cambiando de instituto, pero esto es en casos muy gordos".
La federaci¨®n nacional de directores observa "con preocupaci¨®n el tratamiento que los medios de comunicaci¨®n dan a los problemas de convivencia escolar". "Por una parte los magnifica, convirtiendo en habitual lo que solo es ocasional, y por otra puede crear un modelo negativo f¨¢cilmente imitable por los adolescentes", sostiene Mart¨ªnez, que a?ade que la convivencia en los centros escolares es "mejor que en el entorno en que se ubican".
Ortega y Mart¨ªnez coinciden en que el alumno que llega a estos excesos es un chico al que nunca se le ha dicho en casa no. No toleran que nadie les ponga l¨ªmites. Con ellos coincide Manuel de Castro, secretario general de las escuelas cat¨®licas (concertadas) y tambi¨¦n en que se est¨¢ magnificando el problema. "Los chavales son chavales, aunque ahora quiz¨¢ hay un aumento de la violencia".
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