Fragonard, explosi¨®n de pintura
118 obras muestran en Barcelona la libertad creativa del maestro del Siglo de las Luces
Explosivo Jean-Honor¨¦ Fragonard (Grasse, 1732-Par¨ªs, 1806). Cultiva casi todos los g¨¦neros que le dicta la academia, pero acaba salt¨¢ndoselos para buscar sus propios caminos. Su pintura es extraordinariamente culta, pero nunca anclada al pasado. Al contrario, si copia a los pintores de los Pa¨ªses Bajos del siglo XVII o a los luminosos italianos del Renacimiento y el Barroco lo hace desde una mirada propia, a?adiendo, quitando, sustituyendo o retocando elementos seg¨²n le dicta su incontenible joie de vivre. Sus lienzos son una voluptuosa reivindicaci¨®n del trazo del pincel, esto es, de la misma pintura. Reconocido por el p¨²blico de su tiempo, algo olvidado en el ¨²ltimo tramo de su vida hasta que los coleccionistas rom¨¢nticos lo redescubren hacia 1830, puede decirse de ¨¦l que siempre anduvo entre la popularidad y la academia, que conoci¨® a fondo no s¨®lo en su etapa formativa, sino tambi¨¦n a partir de 1793 cuando fue uno de los primeros conservadores del Louvre reci¨¦n nacido.
Fragonard, cuya vida se conoce a tramos y cuya obra ha dado mucho trabajo de atribuci¨®n, muri¨® hace dos siglos, el 22 de agosto de 1806, en su apartamento del Palais Royal, muy cerca del Instituto Nacional de Historia del Arte, del que es director adjunto Jean-Pierre Cuzin, comisario de la exposici¨®n Jean-Honor¨¦ Fragonard. Or¨ªgenes e influencias. De Rembrandt al siglo XXI, que se puede ver en Caixaf¨®rum de Barcelona hasta el 11 de febrero de 2007. Cuzin, m¨¢ximo especialista sobre el pintor, del que ha publicado diversas monograf¨ªas, fue tambi¨¦n, durante 30 a?os, conservador del Louvre, cargo del que dimiti¨® en 2003. "Fragonard es a la vez popular y misterioso", afirma el estudioso en un paseo por la muestra. "Despu¨¦s de la gran exposici¨®n en Par¨ªs y Nueva York, de 1987, su obra no ha vuelto a tener una mirada de conjunto. En Espa?a, pa¨ªs que posee obras importantes, es la primera vez que se le dedica una exposici¨®n".
No est¨¢ El columpio, el celeb¨¦rrimo y er¨®tico lienzo de Fragonard conservado en Londres, convertido en un icono de la libertad de costumbres del ancien r¨¦gime, pero s¨ª, al final del recorrido en un peque?o apartado con obras insparadas en la obra del artista, una impactante recreaci¨®n de la obra en tres dimensiones, debida al artista nigeriano Yinka Shonibare, con la festiva mujer que en el vaiv¨¦n pierde el escarp¨ªn decapitada. El brit¨¢nico Glenn Brown ha realizado por su parte una copia de Ni?o disfrazado de Pierrot y lo presenta cabeza abajo. Efectos tard¨ªos de la Revoluci¨®n Francesa. "He querido demostrar que hubo y hay una posteridad de Fragonard, a pesar del aislamiento progresivo en que vivi¨® a partir de 1780".
La muestra se inicia con la obra de grandes dimensiones Jeroboam sacrificando a los ¨ªdolos, de 1752, con el que el pintor gan¨® el Premio de Roma que le supuso el ingreso en la Escuela de Disc¨ªpulos Protegidos y la posterior estancia en Roma. El viaje a Italia lo condujo a una inicial crisis creativa finalmente resuelta en nuevos impulsos: una pasi¨®n por la iluminaci¨®n incluso violenta y un trazo cada vez m¨¢s r¨¢pido y ligero. "Se vanagloriar¨¢ Fragonard de esa rapidez cada vez mayor. En una de las obras consigna que la ejecut¨® en una hora", apunta Cuzin. El viaje de vuelta a Par¨ªs lo realiza el pintor en el s¨¦quito del poderoso mecenas Abb¨¦ de Saint-Non, que de abad deb¨ªa tener m¨¢s bien poco, a juzgar por los retratos realizados por su protegido.
"Fragonard es como Picasso, capaz de pintar por la ma?ana en un estilo y por la noche en otro", comenta Cuzin todav¨ªa con sorpresa. En efecto, su pasi¨®n italiana se ve equilibrada por su admiraci¨®n por los maestros del norte, muy en especial por Rembrandt. La serie de cabezas de ancianos reflejan muy claramente esa ascendencia, as¨ª como su predilecci¨®n por escenas de la vida cotidiana. Eso contrasta con otras obras de contenido religioso entre las que sobresale San Pedro penitente, de 1768-1770. En la parte central de la muestra se pueden admirar cuatro grandes telas que realiz¨® para la favorita del rey, Madame du Barry, en una ¨¦poca "muy influida por John Constable", al decir del comisario.
La ¨²ltima secci¨®n est¨¢ dedicada a obras de un realismo casi fotogr¨¢fico que Fragonard realiz¨® en colaboraci¨®n con su cu?ada, Marguerite G¨¦rard, m¨¢s joven que ¨¦l. "Fue una aut¨¦ntica empresa familiar, donde las identificaciones resultan casi imposibles. Es una ¨¦poca de la que sabemos poco", resume Cuzin. Luces y sombras de un maestro indiscutido de la pintura.
Babelia
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