Vigilado por el FBI
Ice Cube, leyenda viva del 'hip-hop' y empresario multimillonario, se presenta en Zaragoza
En el marco del festival M2, versi¨®n oto?al y en cemento del Monegros Desert Festival que se celebra el mes de julio en el desierto zaragozano, Ice Cube visita Espa?a por primera vez. Presenta al Laugh now, cry later (R¨ªe ahora, llora despu¨¦s). "No es que pensara que no ten¨ªa nada que decir en Espa?a. A veces, creo que en Europa se me entiende mejor. Es s¨®lo que llevo 13 a?os sin salir de gira. He estado muy ocupado".
Gorra de b¨¦isbol y colgante enorme, luce sonrisa de ni?o y cuerpo de jugador de f¨²tbol americano. A su lado, su esposa. Podr¨ªamos estar en el sal¨®n del hogar de unos de esos afroamericanos a quienes les va bien, de los que salen en las revistas recogiendo el legado de la integraci¨®n amable de Bill Cosby, de los que Oprah Winfrey entrevista cuando Denzel Washington no puede ir al programa. Pero lo cierto es que estamos en un hotel en el centro de Zaragoza, y este hombre es Ice Cube, rapero, actor y director de cine. Leyenda viva del hip-hop y empresario multimillonario. Una fortuna valorada en 145 millones de d¨®lares, y a pesar de ello, Winfrey no le invita a su programa. Tal vez el motivo sea que Ice Cube, nacido O'Shea Jackson hace 36 a?os en Los ?ngeles, ha sido uno de los m¨¢s controvertidos artistas de hip-hop de los ¨²ltimos 20 a?os. Con 16 empez¨® a interesarse por el rap y junto a su amigo Dr. Dre, hoy afamado productor y responsable del sonido de Eminem o 50 Cent, confeccion¨® una serie de cintas caseras que fueron el germen de NWA (siglas que podr¨ªan traducirse como negratas con actitud). Aquella banda revolucion¨® el mundo del hip-hop, puso a la costa oeste en el mapa del estilo y levant¨® la voz de alarma, tanto entre los popes del g¨¦nero, afincados todos en la hasta entonces hegem¨®nica costa este, como en el mism¨ªsimo FBI, que lleg¨® a mandarles una carta record¨¢ndoles que estaban siendo vigilados. Ni un tema m¨¢s sobre matar polic¨ªas. "Aquellos fueron buenos tiempos", recuerda Ice Cube mientras su esposa sonr¨ªe. "No sab¨ªamos nada. Llegamos con la mente abierta, sin prejuicios y fastidiamos a mucha gente. Cuando lleg¨® la carta del FBI, la gente de la discogr¨¢fica se qued¨® muerta. Nosotros, en cambio, lo tomamos como una prueba de que est¨¢bamos haciendo las cosas bien. No puedes pensar que puedes tener una banda de hip-hop y el FBI no te abrir¨¢ un expediente. Si hasta los empleados de gasolineras ¨¢rabes tienen hoy en d¨ªa uno". Dos d¨¦cadas m¨¢s tarde y pocos d¨ªas despu¨¦s de la victoria dem¨®crata en las elecciones a la c¨¢mara de representantes en EE UU, Ice Cube piensa que poco o casi nada ha cambiado.
"No pienses que puedes tener una banda de 'hip hop' y que el FBI no te abra un expediente"
"Cuatro millonarios negros no significan ning¨²n tipo de avance. Todo sigue igual"
"Nadie puede pensar que estos dem¨®cratas vayan a hacer algo bueno. Todo el mundo sabe que su partido es una versi¨®n pobre de los republicanos. Son dos caras de una misma moneda. Hace mucho tiempo que he perdido la esperanza en que la pol¨ªtica en mi pa¨ªs vaya a cambiar", apunta Cube, quien se declara deprimido por, tantos a?os despu¨¦s, tener que seguir buscando inspiraci¨®n en las mismas tragedias. El fondo del mensaje tal vez siga siendo el mismo, pero la forma ha cambiado, Ahora ya no es el hombre m¨¢s airado de South Central LA, sino un empresario de ¨¦xito y una voz respetada. Atr¨¢s quedan sus dos primeros largos en solitario, tras dejar NWA a principios de los noventa debido a desavenencias econ¨®micas con los managers del grupo. Reci¨¦n convertido al islam, Cube edit¨® Amerikkka's most wanted y The predator. Dos bombas de relojer¨ªa que explotaron en la cara del establishment norteamericano. Coloc¨® m¨¢s de tres millones de copias de ambos discos, mientras sus compa?eros de profesi¨®n le acusaban de oportunista y los guardianes de la moral analizaban hasta la ¨²ltima coma de aquellas letras incendiarias, racistas, xen¨®fobas y sexistas. Hasta la comunidad coreana de Los ?ngeles la tom¨® con ¨¦l, cuando le acus¨® de -por la letra de Black Korea- incitar los disturbios que sucedieron en la ciudad en 1992. Los comercios regentados por ciudadanos de origen coreano sufrieron especialmente aquella espectacular ola de violencia. "Aquellos disturbios, o las batallas entre raperos no son nada comparado con la que se avecina", apunta Cube. Peor que la resaca de la paliza a Rodney King, peor que los asesinatos de Tupac y Notorious BIG durante los m¨¢s cruentos a?os del desencuentro entre las dos costas. "Lo que viene ser¨¢ peor, mucho peor", insiste. "El Gobierno no aprende y los raperos de Nueva York, tampoco. Est¨¢n tan empe?ados en mantener su hegemon¨ªa hoy como lo estaban a mitad de los noventa. Entonces pas¨® lo que pas¨®. Ahora han puesto el punto de mira en el hip-hop del sur. Es su nueva amenaza y van a estallar pronto una guerra. Esta vez ser¨¢ m¨¢s cruenta, porque las dos comunidades est¨¢n m¨¢s cerca geogr¨¢ficamente". No sabemos si ante nosotros tenemos un amante de teor¨ªas conspirativas estilo Oliver Stone o, simplemente, a un buen actor. Mira a los ojos y prosigue. "Es muy triste. No aprendemos nada. S¨ª, hay m¨¢s negros millonarios, m¨¢s negros famosos. Eso nos hace pensar que las cosas van mejor, que los blancos ya no son el enemigo, incluso que nuestros hermanos han dejado de ser el enemigo. Pero no es del todo cierto. No hay m¨¢s que ver una tragedia como la del Katrina para recordarnos que cuatro negros millonarios no significan ning¨²n tipo de avance. Todo sigue igual".
Uno de los primeros temas que Ice Cube compuso junto a Dr. Dre fue Boys in the hood (Los chicos del barrio). Inspirado en aquella canci¨®n, John Singleton escribi¨® el gui¨®n de su debut tras la c¨¢mara y pens¨® que nadie mejor que la persona que escribi¨® aquellos versos para uno de los papeles. Ice Cube no lo ten¨ªa claro. Singleton le mand¨® a tomar clases de interpretaci¨®n y Cube recuerda ahora que se sinti¨® rid¨ªculo. De vuelta a los ensayos, le coment¨® sus sensaciones a Lawrence Fishburne, actor experimentado y compa?ero de reparto en la cinta. Fishburne le aconsej¨®: "No vuelvas a las clases. Haz lo que sabes y lo que eres y a la gente le gustar¨¢. Ser actor se reduce a eso". "Recuerdo mi primera escena en el filme. Ten¨ªamos que salir de una casa destartalada y perseguir a un tipo, atraparlo y, bueno, era algo que se ve¨ªa cada d¨ªa en el barrio. Estaba muy nervioso y, al terminar, pens¨¦ que lo hab¨ªa hecho fatal. Al d¨ªa siguiente, John me llam¨® y me pidi¨® que pasara por el estudio, que me quer¨ªa ense?ar lo que hab¨ªamos rodado. Me sent¨¦ con ¨¦l. Lo vi. Me encant¨®. Y aqu¨ª estamos". Pues eso. Estamos ante un actor reputado que ha participado en pel¨ªculas de ¨¦xito como Tres reyes, XXX o Anaconda, que ha dirigido v¨ªdeos musicales para Color me Badd o el mismo Prince. En la actualidad, el rapero posee una productora, Cube Films, a trav¨¦s de la cual trata de "expresar lo que soy. Encontrar proyectos que se adapten a m¨ª. Somos peque?os, pero tenemos mucha ilusi¨®n y vamos a tener fuerza. Podemos cambiar las cosas, del mismo modo que lo hicimos hace 20 a?os con NWA". Sonr¨ªe como un ni?o, mira al suelo y levanta la cabeza. Ha llegado el momento de las fotos. Hay que poner cara de rapero malo, no sea que el FBI se olvide de ¨¦l.
Un uniforme y una actitud
No hace falta preguntar d¨®nde act¨²a Ice Cube. A pesar de los 20.000 metros cuadrados, los tres escenarios y la programaci¨®n que ha empezado hace dos horas y media y se alargar¨¢ 14 m¨¢s es f¨¢cil saber d¨®nde est¨¢ actuando el californiano. Se huele. Son las 20.00 horas y aproximadamente la mitad de las 20.000 personas que se esperan (entradas agotadas) en este evento ya han accedido al recinto. Empiezan a dibujarse las primeras colas en los puestos de comida, pero los alcohol¨ªmetros ubicados en una de las salas observan solitarios como nadie todav¨ªa ha osado insertar una moneda para comprobar su nivel. Ha vuelto el psicoan¨¢lisis y esta vez ha decidido instalarse en un evento cuya importancia crece cada a?o y que es casi un evento de generacional. Hay un uniforme, un peinado y una actitud que son patria comun de muchos de los presentes. De riguroso negro, Ice Cube arranca su actuaci¨®n como un hurac¨¢n: devastador y puntual. Tras dos temas, pone cara de malo y grita: "No sois suficientemente buenos para Ice Cube". Y se va. Su compa?ero en el escenario incitan entonces a la audiencia a insultarle. Ha sido todo un efectista parip¨¦, que termina con el retorno de Cube para interpretar Check yourself, seguida de una demoledora recuperaci¨®n del cl¨¢sico Fuck the police. Ver a 3000 personas bailar como posesas y corear el estribillo de este tema no hace m¨¢s que recordarnos la idiosincrasia globalizadora de un fen¨®meno como el rap. Despu¨¦s vendr¨¢n Chemical Brothers y los hist¨®ricos e imprescindibles Kraftwerk.
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