Gobierno a la carrera
NING?N EXPERTO en mu?ir Gobiernos habr¨ªa cumplido tan r¨¢pidamente el encargo recibido de sus clientes como los art¨ªfices del nuevo tripartito catal¨¢n, que han realizado su tarea en un complicado escenario de combinaciones m¨²ltiples de poder abiertas a diferentes pretendientes. Apenas cerradas las urnas de unas elecciones con baja participaci¨®n, CiU -primer llegado a la meta el 1-M (con 48 esca?os)- ofreci¨® un Gobierno de coalici¨®n, presidido por su l¨ªder, Artur Mas, al PSC (con 37). Una vez que los socialistas les dieron velozmente calabazas, los convergentes se dirigieron de inmediato a ERC (con 21 esca?os), que tambi¨¦n rechaz¨® con celeridad la propuesta. La despreocupaci¨®n de CiU por la heterogeneidad program¨¢tica de sus dos posibles socios responde al pragmatismo t¨ªpico de las alianzas electorales: el ¨²nico elemento en com¨²n entre PSC y ERC era su idoneidad para permitir a los convergentes pasar el list¨®n de la mayor¨ªa absoluta (68 esca?os), asegurando la investidura de Mas y relegando al aliado a la subalterna condici¨®n de cola de le¨®n.
El rechazo por el PSC y por ERC de la oferta de CiU para constituir Gobierno, junto a la formaci¨®n del tripartito, pretendieron crear un hecho consumado que el PSOE no pudiera modificar
Un eventual Gobierno CiU-PSC no hubiese equivalido de manera estricta a la gran coalici¨®n alemana: s¨®lo habr¨ªa sumado el 58% de los sufragios en el marco de un sistema de partidos con seis actores. Sin embargo, la ocupaci¨®n conjunta del poder por la sociovergencia hubiese producido casi un bloqueo de la vida p¨²blica auton¨®mica, provincial y municipal a causa de la confluencia de las dos fuerzas hegem¨®nicas en las ¨¢reas del nacionalismo y de la izquierda. El factor decisivo del rechazo del PSC a la oferta de CiU fue su temor a las malas consecuencias futuras -no s¨®lo electorales, sino tambi¨¦n organizativas- derivadas de su papel de segund¨®n dentro de la coalici¨®n a dos con los convergentes; los socialistas vascos todav¨ªa est¨¢n pagando los costes de sus 12 a?os de alianza subordinada al PNV.
Los motivos de ERC para dar el portazo a la oferta de CiU son de ¨ªndole parecida: competidores dentro del mismo ¨¢mbito nacionalista y soberanista, la peor estrategia de los republicanos para alcanzar a sus rivales (les separan nada menos que 27 diputados y medio mill¨®n de votos) ser¨ªa ponerse a sus ¨®rdenes como socios menores en un Gobierno presidido por Mas. De a?adidura, la torpe y agresiva campa?a electoral de los convergentes, cuyo objetivo ¨²ltimo era obtener unos resultados en las urnas que les permitieran gobernar en solitario con el respaldo pasivo y discreto de un PP necesitado de romper su aislamiento pol¨ªtico, infiri¨® a los republicanos heridas de dif¨ªcil cicatrizaci¨®n.
La decisi¨®n de PSC, ERC e ICV de formar Gobierno reproduce la inicial combinaci¨®n de poder de la anterior legislatura. La f¨®rmula no es democr¨¢ticamente mod¨¦lica, pero tampoco ileg¨ªtima: aunque los socios del nuevo tripartito llegaran a la meta en los puestos segundo (PSC), tercero (ERC) y quinto (ICV) de la carrera, la suma de sus esca?os (70) rebasa el list¨®n de la mayor¨ªa absoluta. Es cierto que las urnas castigaron a PSC y a ERC (un 27% de ca¨ªda) en relaci¨®n con las anteriores elecciones auton¨®micas, pero tambi¨¦n perdieron votos el PP (20%) y CiU (10%). Y aunque los convergentes fueron la lista m¨¢s votada, el porcentaje de sus papeletas sobre el total de los sufragios emitidos (31,52%) muestra el modesto car¨¢cter de su haza?a.
La atropellada rapidez con que se negoci¨® y se anunci¨® el nuevo Gobierno, mientras el presidente Zapatero permanec¨ªa en Uruguay, persigui¨® probablemente el objetivo de crear un hecho consumado. Los destinatarios de ese regalo-sorpresa de entrega urgente eran el Gobierno y el PSOE, cuyas preferencias por un entendimiento de los socialistas con CiU parec¨ªan claras desde el pacto sobre el Estatuto alcanzado en enero de 2006 por Zapatero y Mas. En favor de esa apuesta por los convergentes abogar¨ªan estrategias de largo plazo referidas al modelo de Estado y a la aritm¨¦tica parlamentaria: desde ese punto de vista, CiU (10 diputados) contribuir¨ªa hoy a completar la mayor¨ªa del PSOE (164) en el Congreso con mayor holgura que ERC (8), adem¨¢s de asegurar para las legislaturas siguientes el apoyo de un socio tambi¨¦n cortejado por el PP.
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