No habr¨¢ justicia para las v¨ªctimas
Ven¨ªan por la oficina de Amnist¨ªa Internacional en Madrid cuando los cr¨ªmenes en el Irak de Sadam Husein apenas interesaban. Eran mujeres t¨ªmidas y valientes, y tra¨ªan listas de los vecinos de su pueblo. Nos contaban, en un espa?ol inseguro, que decenas de miles de vecinos y m¨¢s de 4.000 pueblos hab¨ªan desaparecido por la represi¨®n del r¨¦gimen en lo que hoy se conoce como la Campa?a Anfal, que tuvo lugar en 1987 y 1988. Cuando ve¨ªa a Sadam levantar su dedo en el tribunal pensaba en ellas y en que, si era ahorcado, les iba a privar finalmente de la justicia que merec¨ªan.
La condena a muerte a Sadam Husein es una p¨¦sima noticia para los derechos humanos en Irak, y no s¨®lo por una cuesti¨®n de principios, sino tambi¨¦n por estas y otras mujeres, hombres y ni?os de un pa¨ªs atormentado. Recuerdo que nos ense?aban fotograf¨ªas de cuerpos asesinados con un disparo en la nuca antes de ser enterrados en una fosa.
Sadam ha cometido grav¨ªsimas violaciones de derechos humanos, pero la soluci¨®n no es la horca
Tras la noticia del veredicto, el presidente de Estados Unidos declar¨® que se trataba de un "hito" en la transici¨®n de Irak a la democracia. Seg¨²n ¨¦l, "las v¨ªctimas de su r¨¦gimen han obtenido una justicia que muchos pensaron que no llegar¨ªa nunca". Lamentablemente, nada m¨¢s lejos de la realidad.
Si lo que persigue esta sentencia a muerte es verdad, justicia y reparaci¨®n para las v¨ªctimas del r¨¦gimen de Sadam, se ha emprendido el camino equivocado: su posible ejecuci¨®n niega la justicia a las v¨ªctimas de otras muchas atrocidades, al privarlas de la oportunidad de ver al ex dictador -y quiz¨¢ a otros responsables, si tambi¨¦n son ejecutados- comparecer de nuevo ante la justicia, y que la verdad de lo que les ocurri¨® a sus seres queridos sea revelada ante un tribunal y ante el mundo. Sin verdad no puede haber justicia, y sin justicia no hay reparaci¨®n.
En esta ocasi¨®n, el ex dictador iraqu¨ª y otros dos colaboradores han sido condenados por la matanza de 148 personas en Al-Dujail, tras sufrir un intento de asesinato en 1982. El juicio, que dio comienzo en octubre de 2005, dur¨® nueve meses. Tanto la defensa como la acusaci¨®n tienen derecho a recurrir la sentencia ante un tribunal de apelaciones. Si ¨¦ste confirma la decisi¨®n, la pena se aplicar¨ªa en un plazo de 30 d¨ªas. De ser as¨ª, es probable que acabe prematuramente el juicio en curso contra ¨¦l por las miles de muertes que las mujeres t¨ªmidas y valientes denunciaban.
Queda mucha justicia por impartir en Irak. Entre 1968 y 2003 miles de personas fueron ejecutadas tras juicios sin garant¨ªas. Durante a?os, entrevistamos a centenares de v¨ªctimas de tortura en Irak: muchas viven desde entonces con secuelas f¨ªsicas o psicol¨®gicas permanentes. Adem¨¢s, la suerte que hayan podido correr miles de personas "desaparecidas" en este periodo sigue sin esclarecerse. ?Qu¨¦ alternativas tendr¨¢n todas estas v¨ªctimas para obtener verdad, justicia y reparaci¨®n si Sadam Husein es ejecutado?
S¨®lo ellas son m¨¢s conscientes que nosotros de las atrocidades cometidas por su r¨¦gimen, y a pesar de ello deploramos la condena a muerte que le ha sido dictada. No es el primer condenado. Decenas han sido ya ejecutados en Irak desde que en 2004 la pena capital fue restablecida en el pa¨ªs. S¨®lo en un d¨ªa, el 21 de septiembre de este mismo a?o, 11 personas fueron ahorcadas en Arbil, al norte de Irak.
Esta condena es una mala noticia tambi¨¦n por una cuesti¨®n de principios. Amnist¨ªa Internacional se opone a la pena de muerte, porque es la forma m¨¢s extrema de pena cruel, inhumana y degradante y una violaci¨®n del derecho a la vida, que debe respetarse siempre, incluso la de aquellos que pueden haber cometido cr¨ªmenes de guerra, cr¨ªmenes de lesa humanidad y genocidio, como el ex dictador iraqu¨ª. La pena de muerte nunca ha tenido utilidad para prevenir futuros cr¨ªmenes, y cuando no sirve se convierte en un acto de venganza.
El juicio, adem¨¢s, ha estado salpicado de irregularidades, y no todas ellas atribuibles a la situaci¨®n dif¨ªcil en la que ha tenido lugar. El tribunal ha estado sometido a injerencias que han socavado su imparcialidad. Su primer presidente dimiti¨® por presiones pol¨ªticas y el segundo fue declarado no apto por haber sido miembro del Partido Baaz. La inseguridad ha sido el d¨ªa a d¨ªa de algunos de los abogados de la defensa; tres de ellos fueron asesinados y otros han sido amenazados. Testigos de la acusaci¨®n fueron intimidados por los acusados, y no se ha respetado el derecho a la defensa, cuando a Sadam Husein y a otros procesados se les neg¨® el acceso a asesoramiento legal durante muchos meses.
Amnist¨ªa Internacional estuvo all¨ª, asistiendo a varias sesiones del juicio, y seguir¨¢ de cerca la fase de apelaci¨®n, en la que pueden revisarse tanto las pruebas como la aplicaci¨®n de la ley. El Gobierno de Irak debe considerar otras opciones, como incluir a jueces internacionales en el proceso o remitir el caso a un tribunal internacional, tal y como indic¨® en septiembre el Grupo de Trabajo de la ONU sobre la Detenci¨®n Arbitraria. En todo caso, los futuros juicios ante este Tribunal deben ajustarse a las normas internacionales.
Sadam Husein ha cometido grav¨ªsimas violaciones de derechos humanos, pero la soluci¨®n no es la horca, ni por principio ni en la pr¨¢ctica. Se requiere justicia sin venganza. Debe enfrentarse a sus v¨ªctimas, conocer a las mujeres t¨ªmidas y valientes. Lo merecen, y es el mejor mensaje posible para un Irak con futuro.
Esteban Beltr¨¢n es director de Amnist¨ªa Internacional en Espa?a
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