Los Kaczynski desconciertan a la UE
El presidente y el primer ministro hacen caer en picado la credibilidad e influencia de Polonia
El siempre imprevisible Gobierno de los hermanos Kazcynski acude hoy a Bruselas dispuesto a bloquear el acuerdo para negociar con Rusia que aceptan los otros 24 pa¨ªses de la Uni¨®n. El ¨®rdago de los Kaczynski a sus socios comunitarios es la ¨²ltima postura de un Gobierno que tiene desconcertados a propios y extra?os. "Yo no s¨¦ qui¨¦n hace la pol¨ªtica exterior de este pa¨ªs. ?El presidente? ?El primer ministro? ?La ministra de Exteriores?", reconoce con frustraci¨®n Lena Kolarska-Bobinska, directora del Instituto de Asuntos P¨²blicos, un respetado centro de estudios independiente de Varsovia.
La entrada de Polonia en la UE en mayo de 2004 suscit¨® grandes expectativas de ver al pa¨ªs como factor de influencia comunitaria en la frontera oriental europea. La revoluci¨®n naranja de finales de aquel a?o en Ucrania fue el momento cumbre de la pol¨ªtica exterior de la Polonia comunitaria. La llegada de los Kaczynski al poder, un a?o despu¨¦s, marc¨® el principio de una ca¨ªda en picado en credibilidad e influencia de Varsovia en la UE que a¨²n no ha concluido. Hasta 16 embajadores han sido destituidos o han dimitido, entre ellos el que durante a?os llev¨® en Bruselas con inteligencia las delicadas negociaciones para el ingreso de Polonia en la Uni¨®n. Bruselas sigue esperando desde antes del verano a su sustituto.
Donde haya algo que pueda molestar al Kremlin, all¨ª habr¨¢ un Kazcynski
El presidente polaco, Lech Kaczynski, constitucionalmente obligado a tutelar la pol¨ªtica exterior, propuso al primer ministro, su hermano gemelo Jaroslaw, que Anna Fotyga se encargara de Exteriores. En Varsovia, analistas locales y medios diplom¨¢ticos dudan de que Fotyga est¨¦ a la altura del desaf¨ªo comunitario. "Somos nuevos, no tenemos experiencia, la Uni¨®n es una instituci¨®n muy compleja...", se defiende uno de sus colaboradores. Presidente y primer ministro se han desdicho mutuamente en alguna ocasi¨®n (la ¨²ltima a prop¨®sito de la creaci¨®n de un Ej¨¦rcito europeo) y Polonia ha sorprendido con anuncios de iniciativas que implican a los dem¨¢s socios comunitarios sin hablar previamente con ellos.
Los hermanos Kaczynski, recelosos por naturaleza de todo lo que les rodea, tienen razones hist¨®ricas objetivas para desconfiar de Alemania y de Rusia, pero su reacci¨®n ante los dos gigantes vecinos supera toda l¨®gica. "La sociedad quiere buenas relaciones con Alemania, y sin embargo estamos en el peor momento", constata Kolarska-Bobinska. "La cuesti¨®n es cu¨¢nto tiempo pueden ir la sociedad en una direcci¨®n y el Gobierno en otra. Habr¨¢ que esperar a nuevas elecciones".
Varsovia se vio cargada de razones ante lo que considera como maquinaciones del t¨¢ndem germano-ruso cuando Berl¨ªn y Mosc¨² pactaron, sin consultarle, el establecimiento de un gasoducto por el B¨¢ltico entre ambos pa¨ªses que dejaba fuera de juego a Polonia. "Es una reedici¨®n del pacto Molotov-Ribbentrop", vino a decir el ministro de Defensa, Radoslaw Sikorki, en referencia al reparto de Polonia entre Hitler y Stalin.
Sus palabras fueron reveladoras de los exactos t¨¦rminos en que los Kaczynski ven a sus vecinos. El pasado verano fue una constante justa verbal entre Varsovia y Berl¨ªn, con momentos rayanos en el esperpento, desencadenada por una exposici¨®n en Berl¨ªn sobre los alemanes que tuvieron que dejar sus propiedades en Polonia al final de la II Guerra Mundial y las pretensiones de algunos de ellos de ser indemnizados. "Quieren reescribir la historia y confundir v¨ªctimas con culpables", dijo Varsovia.
Apaciguada la crisis con Alemania hace unos d¨ªas -pero no resuelta, desde el punto de vista polaco- con la visita de Jaroslaw Kaczynski a Angela Merkel, el enfrentamiento con Rusia no tiene visos de soluci¨®n. Donde haya algo que pueda molestar al Kremlin, all¨ª habr¨¢ un Kazcynski. Varsovia tiene una calle dedicada al l¨ªder secesionista checheno Dzhojar Dud¨¢iev, aboga por la entrada de Ucrania y Georgia en la OTAN y tiene a timbre de gloria el "haber salvado el honor de la Uni¨®n Europea" en la cumbre de Lahti al plantear directamente Lech Kaczynski a su hom¨®logo ruso, Vlad¨ªmir Putin, cuestiones irritantes para ¨¦ste sobre derechos humanos o la propia Chechenia.
El tenor de la relaci¨®n Varsovia-Mosc¨² qued¨® establecido ya en la campa?a presidencial polaca de hace un a?o, cuando Kaczynski anunci¨® que, si era elegido, no ir¨ªa a visitar a Putin, porque era el turno del l¨ªder del Kremlin de acudir a Varsovia.
La ¨²ltima peripecia del drama ruso-polaco se desarrollar¨¢ hoy en Bruselas. Los Kaczynski quieren obligar al Kremlin a ratificar la Carta de la Energ¨ªa que Mosc¨² firm¨® hace 12 a?os, compromiso que tanto Putin como la Duma estatal (el Parlamento ruso) se niegan a aceptar. Si Polonia no cede, la cumbre Uni¨®n Europea-Rusia del pr¨®ximo d¨ªa 24 en Helsinki "no tendr¨ªa raz¨®n de ser", seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas en Bruselas.
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