Logaritmos
Vistas desde Catalu?a, las recientes elecciones al Senado de Estados Unidos, en las que dos partidos se disputaban 100 esca?os, dan un poco de envidia porque no hay catal¨¢n a quien no le duela la cabeza de tanto hacer logaritmos. Por cierto, in¨²tilmente. Porque si la ley permite hacerse con el gobierno, ni disciplina ni estrategia superior har¨¢n que nadie desaproveche la oportunidad, y no s¨®lo por af¨¢n de poder o por codicia, aunque algo de eso haya, sino por la sincera convicci¨®n de que su proyecto es mejor que los otros. Y en verdad, as¨ª es: no todos los gobiernos son iguales. Lo malo es la confusi¨®n que se crea entre los ciudadanos y tambi¨¦n entre los expertos, que aun hoy se desga?itan en tertulias y debates para imponer no sus ideas, sino sus hip¨®tesis. Por no hablar de los propios protagonistas, a quienes vemos comparecer ante los medios como comparecen cantantes y toreros: no a hacer lo suyo, sino a rebatir los infundios de una mala mujer.
No s¨¦ si el sistema electoral de doble vuelta, que algunos propugnan, resolver¨ªa el asunto, ya que, una vez superados los enojosos tr¨¢mites, deja un gobierno en condiciones de trabajar y no condenado a perder una legislatura entera explicando la postura de cada formaci¨®n y justificando an¨¦cdotas sintom¨¢ticas de la peculiar idiosincrasia de ciertos personajes; es decir, mostrando los trapos sucios de la pol¨ªtica a un electorado que pide resultados y no desahogos.
Catalu?a es un pa¨ªs pr¨®spero y tranquilo, pero no funciona solo. Los trenes no llegan y los aviones no despegan, la vivienda, el desempleo, la inseguridad en la calle, en la escuela y en el hogar, la inmigraci¨®n clandestina, el deterioro ambiental, la marginaci¨®n y la tercera edad, un panorama cultural estancado y una red extensa e impune de especulaci¨®n y venalidad son asuntos para cuya resoluci¨®n no bastan las profesiones de patriotismo.
A quien pueda sorprenderle la capacidad de maniobra de los partidos pol¨ªticos catalanes casi sin excepci¨®n se le da una explicaci¨®n: cualquier alianza es v¨¢lida si redunda en el bienestar de los catalanes. Dios les oiga y nosotros lo notemos. Por mi parte, otra vez voto de confianza sin bajar la guardia. Optimismo, pesimismo y otros ismos, por favor, en privado.
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