La promoci¨®n de Shanghai y el fantasma de la corrupci¨®n
No parece que los problemas de corrupci¨®n y malversaci¨®n de fondos que han supuesto la defenestraci¨®n del l¨ªder del Partido Comunista Chino en Shanghai, Chen Lianhgyu, acaben afectando a la Masters Cup de tenis, que estos d¨ªas se est¨¢ disputando en la capital econ¨®mica de China.
El torneo goza de buena salud y no se escatiman medios para que todos se vayan del pa¨ªs con una excelente imagen. "A nosotros no nos afecta el tema porque siempre hemos tratado con los responsables del Gobierno municipal, no con los del partido", comenta Benito P¨¦rez Barbadillo, responsable de Comunicaci¨®n del ATP Tour, propietario del Masters.
El ATP Tour tiene un contrato con la ciudad de Shanghai para que el Masters se siga organizando en ella hasta 2008, el a?o de los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn, objetivo prioritario de las autoridades chinas para lanzar la nueva imagen de esta naci¨®n asi¨¢tica. "No hay ning¨²n motivo que nos lleve a pensar que el acuerdo no se cumplir¨¢", agrega P¨¦rez Barbadillo; "es m¨¢s, existe tambi¨¦n mucho inter¨¦s para acoger a partir de 2009 un masters series de dos semanas, con hombres y mujeres, en la parte final del curso".
El esc¨¢ndalo de la corrupci¨®n desvel¨® que en Shanghai se hab¨ªan estado invirtiendo ilegalmente alrededor de 3.200 millones de yuanes (unos 317 millones de euros) en operaciones inmobiliarias y carreteras. La luz roja para el tenis se encendi¨® cuando se supo que tambi¨¦n Yu Zhifei, el director general del circuito de f¨®rmula 1 de Shanghai, estaba siendo investigado porque construy¨® la instalaci¨®n sin los preceptivos permisos gubernamentales que deb¨ªan llegar de Pek¨ªn. La acusaci¨®n no era s¨®lo ¨¦sa, sino tambi¨¦n que se habr¨ªa construido para revalorizar toda la zona en una clara operaci¨®n de especulaci¨®n inmobiliaria. Entonces surgi¨® tambi¨¦n el rumor de que la construcci¨®n del estadio Qi Zhong, en el que se disputa el Masters, que se concluy¨® a mediados de 2005, estaba siendo investigada por motivos similares.
La raz¨®n era que tanto el circuito de F-1, que cost¨® 278 millones de euros, como la del estadio Qi Zhong, con un coste de 200, hab¨ªan sido potenciados por la Comisi¨®n de Supervisi¨®n y Administraci¨®n de Activos Estatales, dirigida por Ling Baoheng y Wy Hongmei, que estaba activando una poderosa campa?a de promoci¨®n de Shanghai a trav¨¦s de grandes acontecimientos deportivos. El objetivo era contrarrestar la imparable promoci¨®n de Pek¨ªn desde que se le concedieron los Juegos. Tanto Ling como Wy fueron tambi¨¦n detenidos. Y los flujos de dinero cambiaron de destino.
El a?o pasado hubo cierto desencanto en Shanghai porque de los ocho mejores tenistas s¨®lo cuatro acabaron disputando el Masters: el australiano Lleyton Hewitt se qued¨® en su pa¨ªs, esperando el nacimiento de su primer hijo; el estadounidense Andy Roddick ni viaj¨®, aquejado por una lesi¨®n; Rafael Nadal se desplaz¨®, pero no lleg¨® a jugar por un problema en su pie izquierdo, y el tambi¨¦n norteamericano Andre Agassi se retir¨® tras el primer partido. "Compramos un Ferrari y nos hemos encontrado un Fiat", dijo entonces el se?or Wong, presidente de Ba-shi Industrial Group, la empresa que pone el dinero.
Pero las autoridades locales siguieron insistiendo. Ajenas a la lucha pol¨ªtica en la cumbre del Politbur¨®, al Ayuntamiento s¨®lo le interesa su ciudad. Y tanto el tenis como la F-1 son dos excelentes medios para promocionarla.
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