Normas para la paz
"Yo he tenido un sue?o, Yitzhak, y es que un d¨ªa habr¨¢ una zona industrial entre Sderot y Beit Hanun. Tendr¨¢ una avenida con parques de atracciones para nuestros hijos y para los ni?os palestinos y jugar¨¢n juntos y construir¨¢n juntos el futuro". Amir Peretz, l¨ªder del laborismo israel¨ª y actual ministro de Defensa, pronunci¨® estas frases en el discurso en memoria de Yitzhak Rabin, al cumplirse diez a?os de su asesinato por un extremista jud¨ªo. Desde que empez¨® la Segunda Intifada, Sderot ha venido sufriendo ataques de cohetes Qassam, lanzados por Ham¨¢s y por Yihad Isl¨¢mica desde la franja de Gaza, distante s¨®lo un kil¨®metro de esta ciudad de 20.000 habitantes. Los centenares de cohetes artesanales y de escasa precisi¨®n han causado numerosas bajas entre la poblaci¨®n civil, heridos de distinta gravedad en su gran mayor¨ªa.
Beit Hanun se halla a unos seis kil¨®metros de Sderot, tiene 35.000 habitantes y ha sufrido estos d¨ªas de noviembre la mayor ofensiva militar israel¨ª desde la ¨²ltima guerra de L¨ªbano. M¨¢s de sesenta muertos, una tercera parte de ellos civiles, decenas de heridos, centenares de casas destruidas, as¨ª como suministros de agua y luz, han dejado a esta peque?a ciudad melliza de Sderot llena de ruinas y de horror, sobre todo por la muerte de 19 civiles de una misma familia bajo el fuego de la artiller¨ªa israel¨ª. La incursi¨®n israel¨ª dentro de la franja de Gaza, emprendida bajo el nombre de Nubes de Oto?o, ten¨ªa como objetivo eliminar las lanzaderas de los cohetes Qassam, pero ayer mismo volvieron a caer sobre Sderot, causando la muerte de una mujer e hiriendo gravemente a un guardaespaldas del ministro de Defensa y todav¨ªa vecino de la ciudad.
La ruleta de la muerte reparte su suerte malvada de forma muy desigual en esta regi¨®n. Seg¨²n el periodista de Haaretz, Gideon Levy, el n¨²mero de v¨ªctimas del Ej¨¦rcito israel¨ª en la guerra de L¨ªbano fue diez veces superior al n¨²mero de muertes perpetrado por las guerrillas de Hezbol¨¢, pero el n¨²mero de muertos en las filas de Hezbol¨¢ es tres veces m¨¢s que el n¨²mero de civiles israel¨ªes muertos, mientras que el n¨²mero de civiles libaneses muertos por la acci¨®n del Ej¨¦rcito israel¨ª es tres veces superior al n¨²mero total de bajas mortales de Hezbol¨¢. "Estamos ganando doce a cero", les dijo un oficial a sus soldados en los primeros d¨ªas de la incursi¨®n en Beit Hanun.
Un a?o despu¨¦s de las bellas palabras de Peretz en memoria de Rabin, el escritor David Grossman, padre de un soldado ca¨ªdo en L¨ªbano, pronunci¨® un discurso de tono muy distinto tambi¨¦n en el aniversario del asesinato (EL PA?S public¨® un largo extracto el pasado lunes) en el que ped¨ªa al primer ministro Olmert que, por una vez, mirara a los palestinos "no a trav¨¦s del objetivo de un fusil, y entonces ver¨¢ un pueblo no menos castigado que el nuestro, un pueblo ocupado, oprimido, sin esperanza". En un a?o han pasado muchas cosas, casi ninguna buena, en Israel: tras la desconexi¨®n de Gaza, la victoria electoral de Ham¨¢s, la guerra de L¨ªbano, el regreso militar a la franja, la amenaza nuclear del Ir¨¢n de Ahmadinejad y la entrada del xen¨®fobo Lieberman en el gobierno de Olmert. Otro periodista de Haaretz (?qu¨¦ buenos periodistas hay en Haaretz!) escribi¨® el domingo un art¨ªculo sobre Peretz titulado Yo vot¨¦ por un criminal de guerra. De ah¨ª extraje la cita que encabeza esta columna y destaco estas palabras: "Durante a?os, el ej¨¦rcito hizo su trabajo de salvar al pueblo de Israel. Ahora es cosa del pueblo salvar al ej¨¦rcito y salvar a Israel de sus fechor¨ªas".
Tras las elecciones norteamericanas parece llegado el momento de hablar de nuevo con Siria e Ir¨¢n, los reg¨ªmenes del Eje del Mal. El conflicto israelo-palestino, un tanto olvidado gracias al embrollo de Irak, est¨¢ de nuevo en el centro del tablero. El Gobierno israel¨ª se ha movido r¨¢pidamente para recordar al mundo la amenaza que supone el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s si alcanza el arma nuclear. Dialogar con Teher¨¢n puede servir para Irak pero no para tranquilizar a Israel, al contrario. Se abren as¨ª las p¨¢ginas de un nuevo debate. Y para desarrollarlo, no estar¨ªa mal seguir las normas de nuestros amigos de Haaretz en su foro electr¨®nico, del que eliminan todos los mensajes con: 1. Observaciones racistas y difamatorias en base a la religi¨®n, la etnia o el g¨¦nero; 2. Uso de t¨¦rminos como nazi, Hitler o limpieza ¨¦tnica para describir acciones y pol¨ªticas de israel¨ªes, palestinos u otras partes; 3. Observaciones despreciativas, ataques personales, vulgaridades o profanaciones dirigidas a otros participantes: 4. Apolog¨ªas de la violencia contra individuos o grupos religiosos, ¨¦tnicos o raciales; 5. Uso de la frase "no existen los palestinos" o similares. El ejemplo podr¨ªa cundir en otros lugares.
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