Obiang llama irracionales a la prensa y a los partidos, y a la oposici¨®n guineana
El dictador ecuatoguineano se despide regalando dinero a sus seguidores
Teodoro Obiang comenz¨® su accidentada visita a Espa?a con un desaire del Congreso y la concluy¨® despreciando a la prensa espa?ola, a los partidos que le han criticado y a la oposici¨®n ecuatoguineana. En la Embajada de su pa¨ªs, rodeado de fieles que le aclamaban, el dictador de Guinea Ecuatorial, en el poder desde 1979, sentenci¨® que la prensa "siempre es irracional", pidi¨® a los espa?oles que no sean "envidiosos", asegur¨® que en su pa¨ªs no se persigue a nadie y termin¨® blandiendo un sobre con 50.000 euros como "regalo" para los presentes.
Durante el primer d¨ªa de su visita, el pasado mi¨¦rcoles, Obiang logr¨® ser protagonista sin pronunciar un solo discurso p¨²blico. Para justificar la invitaci¨®n, el Gobierno espa?ol se esforz¨® en trasladar los avances de democratizaci¨®n del dictador, y anunci¨® el compromiso de Obiang de liberar a los presos pol¨ªticos. Pero ayer Obiang ya no estaba limitado por la diplomacia. Pisaba territorio amigo, la nueva Embajada de su pa¨ªs. Rodeado de dos centenares de fieles entusiastas y api?ados, en vez de hacer un discurso protocolario, entr¨® a todos los trapos. A su manera.
No dijo nada de los presos pol¨ªticos. De hecho, asegur¨® que en su pa¨ªs hay "democracia pluralista y respeto a los derechos humanos". Nada que mejorar, entonces. Adem¨¢s, lanz¨® un mensaje a los opositores. "Digo a todos los que dicen ser de la oposici¨®n que vengan a Guinea Ecuatorial, porque all¨ª no tendr¨¢n ning¨²n problema. Y si tienen alguna causa judicial, que hagan una petici¨®n al Gobierno para ver si se les puede perdonar. Aqu¨ª no van a ganar nada".
Poco acostumbrado a escuchar reproches p¨²blicos, Obiang estaba molesto por las cr¨ªticas a su visita que hab¨ªa podido leer en los peri¨®dicos espa?oles. "Como aqu¨ª en Espa?a hay libertad de prensa, cada uno dice lo que quiere", ironiz¨®. "La prensa siempre es irracional y quiere demostrar que aqu¨ª hay una pol¨ªtica de fragmentaci¨®n, pero yo s¨¦ que hay una pol¨ªtica realista porque estuve con el se?or [Mariano] Rajoy, con el presidente del Gobierno y con sus majestades. Nos han recibido muy bien, digan lo que digan los peri¨®dicos. Aqu¨ª tengo a los amigos espa?oles", se?al¨® mirando hacia los responsables de Exteriores que le acompa?aban.
Obiang presumi¨® del trato recibido, y despreci¨® a quien le cuestiona. "Hemos sido muy bien acogidos por el Gobierno y su majestad. Esperamos que las fuerzas pol¨ªticas as¨ª lo entiendan, porque la cr¨ªtica no beneficia a nadie. Espero que la pol¨ªtica de Guinea se haga all¨ª y no en Espa?a. Digo a las fuerzas pol¨ªticas y a todos los espa?oles que no deben formar parte de la oposici¨®n guineana porque eso es irracional. Hay que ser imparciales. Los partidos espa?oles deben seguir la pol¨ªtica del Gobierno y de su majestad".
Todo el tiempo lanzaba mensajes contradictorios sobre la situaci¨®n pol¨ªtica en Guinea. Primero ofrec¨ªa ¨¢rnica a la oposici¨®n, para despu¨¦s insultarles. Perd¨®n y desprecio se alternaban de frase a frase. Sus seguidores lo aplaud¨ªan todo. "En Espa?a no hay ninguna oposici¨®n, sino un grupo de resentidos. Tambi¨¦n les invitamos a integrarse, aunque no queremos ning¨²n tipo de desorden. No os asoci¨¦is con unos delincuentes, aunque nosotros, como dijo Jesucristo, estamos dispuestos a perdonar", insist¨ªa entre aplausos de sus fieles.
"Un remanso de paz"
En todo momento dej¨® claro que no tiene ning¨²n temor. Y que las cr¨ªticas internacionales a su r¨¦gimen no le interesan. "Sois vosotros los que ten¨¦is que juzgar y no los extranjeros", les dijo.
Despu¨¦s entr¨® en algunos mensajes de pol¨ªtica interna y de las relaciones con Espa?a, que con esta visita pretende obtener de Obiang el permiso para disfrutar de una parte del enorme pastel petrolero que controla el dictador. "No queremos ponernos nerviosos ni hacer caprichos como otros pa¨ªses que han descubierto petr¨®leo. Guinea Ecuatorial es un remanso de paz, es la envidia de la zona. Est¨¢n emigrando de otros pa¨ªses. No queremos xenofobia, pero s¨ª apostamos por la emigraci¨®n selectiva", sentenci¨®.
"A los espa?oles les pido que no sean envidiosos", dijo sin explicar a qu¨¦ se refer¨ªa. Al final habl¨® del verdadero contenido de la visita. "Yo doy trato preferencial a Espa?a, y ahora hace falta que responda", pero con condiciones, claro: "Espa?a debe hacer una pol¨ªtica de transferencia de tecnolog¨ªa. Tiene que meter a guineanos en sus empresas y as¨ª demostrar¨¢ que quiere a Guinea Ecuatorial".
Al final, y pese a que el p¨²blico ya ven¨ªa entregado de casa, se los meti¨® en el bolsillo con dinero. "Os he tra¨ªdo un regalo", dijo mientras un ayudante le acercaba cuatro sobres. Escogi¨® uno abultado y sentenci¨®: "Os he tra¨ªdo 50.000 euros". La sala se ca¨ªa. No los reparti¨®, se los entreg¨® al embajador. Pero a la salida la gente hac¨ªa c¨¢lculos. "Yo creo que nos puede tocar a mil euros...". Y as¨ª se fue, de vuelta a su para¨ªso.
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