Nadal pega duro
El espa?ol remonta, se impone en un dif¨ªcil partido a Davydenko y se enfrentar¨¢ en las semifinales a Federer
En tenis, hay un juego con nombres y apellidos. Es el s¨¦ptimo de cada set. El juego de los hombres, que lo bautizaron los veteranos de la grada. Ganarlo, dicen, sirve para sellar el futuro de cada manga, para marcar distancias y decidir partidos. En ese juego, el s¨¦ptimo del tercer set, el de los hombres, cambi¨® Nadal el gui¨®n de su partido contra el ruso Nikolay Davydenko. Lo gan¨® al resto. Sufriendo. Con dolores y un vendaje aparatoso en la pierna izquierda. Y as¨ª se olvid¨® de todo lo anterior, de los golpes fallados, de las fuerzas agotadas y de los tiros imposibles del ruso. Fue un momento decisivo. Un juego que cambi¨® un partido. Dej¨® a Nadal en el camino correcto (5-7, 6-4 y 6-4). Y le llev¨® a otro que esconde una trampa: el espa?ol jugar¨¢ hoy su semifinal del torneo de maestros contra el suizo Roger Federer, n¨²mero uno del mundo.
Fue un partido para gente con car¨¢cter, ganado por Nadal desde el convencimiento
Davydenko es un tenista brutal, expeditivo en la definici¨®n y s¨®lido en el servicio
Davydenko es un tenista brutal, expeditivo en la definici¨®n y s¨®lido en el servicio. Vive, sin embargo, subido a una monta?a rusa: mezcla momentos deliciosos, llenos de golpes magistrales, con ausencias incomprensibles y poco edificantes. Como en el primer set ofreci¨® mucho de lo primero y nada de lo segundo, se impuso con m¨¢s facilidad de la que da a entender el tanteo. Jug¨® con un comp¨¢s en la derecha y con un martillo en la izquierda. Y fue un tenista arrollador, incisivo y letal, listo para aprovechar que Nadal no encontraba su sitio en la pista.
Davydenko corri¨® mucho y bien. Mand¨® desde el fondo, apoyado en la audacia, el genio o la suerte, pero siempre encontrando las l¨ªneas, el ¨²ltimo mil¨ªmetro de la cancha, la pulgada que separa una bola buena de una mala. Fue un tenista completo, en todos los sentidos. Domin¨®, ya es extra?o cuando enfrente est¨¢ Nadal, los intercambios de golpes. Llev¨® la iniciativa. Se impuso siempre cuando el peloteo se decidi¨® de poder a poder. Y subi¨® la apuesta cuando Nadal floje¨®, hurgando en su cansancio con dejadas, contrapi¨¦s y pelotazos teledirigidos, uno en esta esquina, el siguiente en la contraria, mientras el espa?ol perd¨ªa las energ¨ªas, las piernas y los pulmones en las persecuciones.
El ruso jug¨® largo y ancho. Hizo las dimensiones de la pista inabarcables hasta para Nadal, que siempre se ha distinguido por lograr imposibles y devolver bolas que ya hab¨ªan encontrado sitio en el marcador contrario.
Fue, por lo tanto, un partido para gente con car¨¢cter, ganado por Nadal desde el convencimiento y la fortaleza mental. El mallorqu¨ªn empez¨® el partido desconocido. Ha metido su juego en una batidora y la mezcla, por ahora, se le ha cortado. Vive entre dudas, a medio camino entre el juego de fondo que le ha encumbrado y la nueva receta de saque y volea con la que intenta ahorrar energ¨ªas y proteger su cuerpo. Sirvi¨®, ya es grave en pista r¨¢pida, lamentablemente. Horrible. Y qued¨® vendido durante toda la primera manga. Expuesto a los restos demoledores del jugador ruso, Nadal nunca llev¨® la iniciativa y fue v¨ªctima de su propio juego. Tir¨® corto, a media pista y as¨ª qued¨® vendido a los pelotazos de Davydenko, que la pega plana y tan duro que hasta Toni Nadal, t¨ªo y entrenador de Rafa, un hombre acostumbrado a vivir los partidos desde la calma, se exalt¨®, desesperado como estaba, en la grada.
Hasta que lleg¨® el segundo set. Nadal cambi¨® el paso y le rompi¨® el servicio al ruso. Y Davydenko, arre¨®n va, arre¨®n viene, se empe?¨® en demostrar que hab¨ªa sido casualidad. Y se abri¨® el partido. Y las emociones se dispararon. Y lleg¨® el momento del car¨¢cter y las agallas, lo ¨²nico que quedaba tras m¨¢s de dos horas de partido. Mal asunto para Davydenko: ¨¦se es justo el terreno que m¨¢s le gusta a Nadal. Creci¨® el espa?ol. Y se hundi¨® el ruso, que muri¨® en la orilla, incapaz de creer en la victoria, acogotado por Nadal y su mezcla de primeros servicios efectivos, golpes potentes y subidas a la red. Tenis f¨¢cil, lo llaman. Puntos gratis, le dicen. El nuevo Nadal, explican.
El mallorqu¨ªn sigue buscando y buscando. Algo encuentra por ahora, aunque no todo lo que quiere. Ayer recuper¨® su mejor servicio en los momentos que definieron el resultado. Peg¨® duro. E hizo cosas para pensar que es un gran voleador en potencia. Con eso, que no es poco, ha llegado a las semifinales del torneo de maestros en su primera participaci¨®n. Ahora le espera Federer. Un tenista may¨²sculo. Toca volver a probar la nueva f¨®rmula. Esperar y ver qu¨¦ sale de la batidora: mal rival para un momento dividido entre la euforia de la victoria y las preguntas de un tenista en proceso de reinvenci¨®n.
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