Los l¨ªmites del proceso
En un proceso que debe acabar poniendo fin a una pr¨¢ctica terrorista prolongada durante muchos a?os, y con un apoyo social no desde?able en el territorio del que procede y en el que b¨¢sicamente opera la organizaci¨®n terrorista, como es el caso de ETA, la cuesti¨®n decisiva resulta ser siempre la de los l¨ªmites dentro de los cuales tiene que moverse dicho proceso. ?Cu¨¢les son esos l¨ªmites y qui¨¦n tiene autoridad para establecerlos?
S¨¦ que estos interrogantes no tienen una respuesta clara y, sin embargo, alguna respuesta tienen que tener, se quiere que el proceso finalice con ¨¦xito. En negativo, la respuesta es clara. El l¨ªmite de que no se puede pagar ning¨²n precio pol¨ªtico, porque de esta manera los terroristas obtendr¨ªan mediante la negociaci¨®n lo que no han obtenido con el ejercicio del terror, se da por supuesto. ?nicamente desde la mala fe se puede atribuir al adversario pol¨ªtico, en este caso al Gobierno, que est¨¢ dispuesto a pagar, si es que no ha pagado ya, un precio pol¨ªtico por el cese de la violencia por parte de ETA.
Pero, ?y en positivo? ?Qu¨¦ frontera es la que no se puede traspasar, porque la respuesta que se dar¨ªa al problema del fin de la violencia ser¨ªa ileg¨ªtima y contaminar¨ªa de ilegitimidad al Gobierno que la pusiera en pr¨¢ctica?
En mi opini¨®n, y esto es lo parad¨®jico de la situaci¨®n, la frontera la marca el PP. No la marca ETA ni la marca el Gobierno, sino el PP. No formalmente. Si as¨ª fuera, el proceso ni siquiera se habr¨ªa iniciado. Pero s¨ª materialmente. El acuerdo al que se llegue para poner fin a la violencia tiene que ser un acuerdo susceptible de ser aceptado por el PP en el momento en que llegara a ser Gobierno de la naci¨®n.
Formalmente el PP no va a aceptar nunca el acuerdo al que eventualmente se pueda llegar para poner fin a la violencia. Al menos no lo va a aceptar en el plazo en el que es posible hacer previsiones. Pero el que no lo acepte formalmente no quiere decir que cualquier acuerdo que pueda alcanzarse le resulte completamente inasumible.
Cu¨¢l es la frontera que separa lo formalmente rechazable de lo materialmente no completamente inasumible es lo que el Gobierno tiene que averiguar, porque ¨¦se es el l¨ªmite que no puede traspasar. Sin contar de alguna manera con el PP, no se puede alcanzar ning¨²n acuerdo en un asunto de esta naturaleza.
Eso el PP lo sabe, y por eso est¨¢ jugando de la manera que lo est¨¢ haciendo: no tengo por qu¨¦ colaborar en lo m¨¢s m¨ªnimo en el proceso, porque s¨¦ que de todas maneras el Gobierno tiene que contar conmigo. Un acuerdo que no sea susceptible de ser aceptado por el PP en el Gobierno, no es acuerdo. Ser¨¢ un parche, pero no una soluci¨®n.
Por eso "la pelota", por utilizar la expresi¨®n del presidente del Gobierno esta misma semana, est¨¢ siempre en el campo del Gobierno. Porque el interlocutor ¨²ltimo del Gobierno no es ETA, sino que es el PP o, mejor dicho, la parte de la sociedad espa?ola que el PP representa. No se va a poder contar con el apoyo expreso de esa parte de la sociedad, porque su representante pol¨ªtico no est¨¢ dispuesto a darlo en ning¨²n caso, pero s¨ª se tiene que contar con el apoyo impl¨ªcito de la misma o, por lo menos, con su no rechazo expreso.
?sta es la raz¨®n por la que la pretensi¨®n de Arnaldo Otegi de que el Gobierno tiene que "enfrentarse" con el PP, si quiere llegar a alg¨²n acuerdo para el fin de la violencia, es absurda. Ni este Gobierno ni ning¨²n Gobierno en un pa¨ªs democr¨¢ticamente constituido podr¨ªa aceptar que, para llegar a un acuerdo con un sector extraordinariamente minoritario de la sociedad representado pol¨ªticamente por un partido declarado ilegal, se tenga que producir un "enfrentamiento" con un sector extraordinariamente amplio de dicha sociedad representado por un partido que es portador de una alternativa de Gobierno para todo el pa¨ªs, incluido el territorio en el que opera ETA y su brazo pol¨ªtico.
No es por "motivos electorales", como dice Otegi, por lo que no puede producirse el "enfrentamiento", sino por razones de legitimidad democr¨¢tica. El PP no puede tener el veto, pero al PP no se le puede desconocer.
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