"?Paren el tren, que me bajo!"
Los usuarios de Cercan¨ªas soportan resignados los efectos del medio centenar de incidencias
Son las 7.50 horas del viernes. En la estaci¨®n de Cercan¨ªas de L'Hospitalet hay mucho ajetreo. Una estudiante que viaja en el tren de Vilafranca del Pened¨¨s pide en la taquilla un justificante. Tendr¨ªa que haber llegado a las 7.35 y son las 7.57. El vendedor de billetes le entrega uno y, cuando se le pregunta cu¨¢ntos ha dado en lo que va de ma?ana, salta: "?Ya no puedo m¨¢s! Vendo billetes, doy justificantes, explico de d¨®nde salen los trenes...". Su malhumor ahuyenta las preguntas de otros usuarios.
- "No s¨¦ si llega tarde o ya se ha ido". Pasada la barrera hay otro trabajador al que Renfe ha asignado la tarea de informar a los pasajero. "El tren a Matar¨® sal¨ªa a las 7.48 horas, pero no aparece en la pantalla a¨²n. No s¨¦ si es que llega tarde o es que ya se ha ido", responde a las preguntas. Entonces informan por megafon¨ªa: hay un problema en la catenaria, pero no se entiende el motivo. "Han encontrado unos pl¨¢sticos en los cables", explica una joven que espera desde hace un rato en el and¨¦n. El tren de las 7.57 a Matar¨® tampoco acude. En los bancos, hay quien suspira. Finalmente, llega uno a las 8.05. En el vag¨®n, algunos pasajeros explican que el tren ha estado parado a pocos metros de la estaci¨®n durante m¨¢s de cinco minutos.
"En Manresa hay que comprar los billetes en el quiosco, y si te quejas, la chica dice que no es de Renfe"
"Esto es muy gordo, tiene que mejorar. Antes del verano, el servicio iba mejor"
"Vamos enlatados y, pese al calor humano, funciona el aire caliente. Es para coger una lipotimia"
"En los ¨²ltimos d¨ªas he dejado pasar a veces los trenes, pero al final he optado por apretujarme"
"La l¨ªnea de Vic tiene muchos a?os, hay una sola v¨ªa y la maquinaria est¨¢ obsoleta"
"Me han robado media hora de cama, porque nunca se sabe si el tren pasar¨¢ a la hora"
- Salir antes. Elisabeth Piqu¨¦, de 33 a?os, se muestra cansada de todas las incomodidades de los viajes: "Este tren viene con m¨¢s vagones, pero el de las 7.30 s¨®lo tiene cuatro y vamos enlatados. Encima, pese al calor humano, ponen el aire caliente. Es para que te coja una lipotimia". Piqu¨¦ explica que en la plaza de Catalunya no abren la taquilla para dar justificantes hasta las 9.00, con lo que, si uno se espera, a¨²n llega con m¨¢s retraso. Su opci¨®n final es salir de casa cada d¨ªa entre 15 y 20 minutos antes.
- Nunca a su hora. "Antes del verano, el servicio iba mejor", comenta Manel Clav¨¦, de 54 a?os, que a?ade: "Esto es muy gordo, tiene que mejorar". En el mismo vag¨®n viajan Juan Luis Gonz¨¢lez y Raquel Salicia, ambos de 31 a?os. Afirman que los trenes no llegan nunca a la hora, pero como pasan a menudo, cogen el primero que sale. La puntualidad s¨ª es importante para Ana Carpena, de 33 a?os y trabajadora del hospital Can Ruti de Badalona. Ha llegado a las 7.55 horas a la estaci¨®n de Catalunya y hasta las 8.18 no ha podido coger el tren. "?ste ten¨ªa que pasar a las 8.08", dice. Son 10 minutos de retraso que le costar¨¢n perder el autob¨²s que la lleva desde la estaci¨®n de Badalona hasta el hospital. Hace dos a?os que utiliza la misma l¨ªnea y asegura que las impuntualidades no eran tan frecuentes tiempo atr¨¢s. "Salgo de casa a la misma hora, pero como llego m¨¢s tarde, me tengo que quedar m¨¢s tiempo trabajando para recuperar el horario", explica. En el Clot, el tren vuelve a pararse unos minutos, por segunda vez, en esta ocasi¨®n en medio del oscuro t¨²nel.
- Apreturas o retrasos. Ismael Garc¨ªa, comercial de 27 a?os, tambi¨¦n ha optado por levantarse cada d¨ªa entre 15 y 20 minutos antes para evitar ponerse nervioso mientras viaja con Renfe. Eso le permite dejar pasar el tren cuando ve que llega demasiado lleno. "En los ¨²ltimos d¨ªas he dejado pasar tres veces los trenes, pero al final he optado por subir y apretujarme porque de lo contrario hubiera llegado tambi¨¦n tarde". Isabel Garc¨ªa, de 57 a?os, se desplaza a Premi¨¤ para cuidar a su nieta. No llega tarde al trabajo, pero su hija la est¨¢ esperando para poder ir al suyo. El tren llega a Premi¨¤ a las 8.46, hora a la que deber¨ªa finalizar el trayecto en Matar¨®. Llega a esta ciudad a las 8.55 horas. El retraso es de nueve minutos.
- Trenes sucios y obsoletos. El trayecto Matar¨®-L'Hospitalet es algo m¨¢s pl¨¢cido. El tren sale puntual, a las 8.58 horas. Los usuarios consideran que esta l¨ªnea es menos mala que el resto. Josep Adell¨®, de 57 a?os, opina, sin embargo, que "los trenes est¨¢n sucios y el material es obsoleto". En hora punta, adem¨¢s, "ponen pocos vagones, y no se entiende, porque es cuando hay m¨¢s gente". Doina Boisear, rumana, de 33 a?os, afirma que en los ¨²ltimos d¨ªas han desviado su tren en dos ocasiones y la han dejado en una estaci¨®n que no conoce. Esta vez el tren parece que va con puntualidad brit¨¢nica. Pero poco antes de llegar a L'Hospitalet se para en medio de la nada. Pasan unos minutos y por fin reanuda la marcha. Llega a las 9.53 horas, cuatro minutos despu¨¦s de lo previsto.
- Desamparada. La estaci¨®n norte de Sabadell de Renfe es un lugar vedado a los que tienen problemas de movilidad: hay muchas escaleras y ninguna rampa ni ascensor. Son las 8.10 y el tren que llega de Manresa est¨¢ lleno, pero todav¨ªa queda alg¨²n sitio para sentarse. Marlene Rod¨ªguez, una estudiante de 20 a?os que cada d¨ªa coge el tren en Terrassa desde hace tres a?os para ir a Arc de Triomf, asegura que hoy (el jueves) es un d¨ªa de suerte. Ayer no hab¨ªa ni un asiento libre. Marlene se lamenta de que hay gente que fuma y que molesta, "pero cuando me he ido a quejar al conductor -en Renfe los revisores brillan por su ausencia- me ha dicho que no era asunto suyo. Te sientes un poco desamparada", concluye. Buscar a alguien de Renfe puede ser una odisea. Fina viaja desde Manresa. Es un trayecto que recorre habitualmente desde hace 15 a?os. Si la m¨¢quina de billetes no funciona, "en Manresa tienes que comprar los billetes en el quiosco, y si hay alg¨²n problema, la chica que los vende te responde que ella no sabe nada porque no es de Renfe". All¨ª nadie es de Renfe. "Una vez me dirig¨ª al personal de seguridad para quejarme y tambi¨¦n me aseguraron que eran de una empresa externa, no sabes a qui¨¦n te puedes quejar".
- Errores frecuentes. Equivocarse de tren es algo que les ocurre a muchos usuarios. "Por los altavoces te aseguran que el pr¨®ximo tren va hacia un destino, el mismo que aparece en la pantalla de los televisores del and¨¦n; pero, ?ojo!, no hay que fiarse. Se equivocan a menudo. La ¨²nica opci¨®n es mirar en el vag¨®n o preguntar", explica Fina.
- Cinco horas de trayecto. ?scar ha cogido el tren en Terrassa, aunque normalmente utiliza los regionales, ya que vive en Tarragona. Ha llegado a tardar cinco horas en recorrer el trayecto de Barcelona a Tarragona. En una ocasi¨®n estuvo atrapado dos horas en un t¨²nel y en otra vio como un hombre mayor se desmayaba porque llevaba una hora de pie, en un d¨ªa de mucho calor y con el tren a reventar. "Yo tengo que fichar, pero para pedir un justificante tengo que hacer otra hora de cola en Sants", se exclama. "He presentado muchas reclamaciones, pero la respuesta es siempre la misma: 'Lo tendremos en cuenta, muchas gracias".
- Clienta insatisfecha. Marta Soler sube al tren en Vilanova para ir a Barcelona. Asegura que es usuaria de Renfe de "toda la vida" y siempre llega "tarde, estresada y mal al trabajo". "Una vez estuvimos parados una hora en Castelldefels. Vimos como bajaba el maquinista y le fuimos a preguntar qu¨¦ pasaba, porque nadie nos hab¨ªa informado de nada. Nos mand¨® a las taquillas y all¨ª nos dijeron que si quer¨ªamos que present¨¢ramos una reclamaci¨®n y que fu¨¦semos a buscar autobuses; vamos, que nos busc¨¢ramos la vida". Marta tiene muchas otras historias. "Una vez no funcionaba la m¨¢quina, en Sants me pidieron el billete para salir y les coment¨¦ lo que hab¨ªa ocurrido, fue muy desagradable, me pidieron el DNI e incluso llamamos a los Mossos. Yo soy la clienta, pero es como si tuvieras que suplicar este servicio, es una verg¨¹enza".
- V¨ªa ¨²nica hasta Vic. Ernesto G¨®mez va de Barcelona Sants a Vic dos veces por semana. Aunque sale una hora antes de su casa para llegar a la estaci¨®n, su tren suele retrasarse unos 15 minutos. Al principio iba en coche, pero lleg¨® a la conclusi¨®n de que, a pesar de los retrasos y la afluencia de pasajeros -una vez, el tren iba tan lleno que acabaron sent¨¢ndose tres personas en cada asiento-, ahorraba tiempo con el transporte p¨²blico. "Es una l¨ªnea que tiene muchos a?os y s¨®lo hay una v¨ªa, pasa un tren cada media hora, la maquinaria est¨¢ obsoleta y las instalaciones tambi¨¦n", dice.Laura y Ana cogen el tren todos los d¨ªas desde Sant Andreu hasta Parets para ir a trabajar. Ana se queja de que ese d¨ªa ha encontrado la estaci¨®n de Sant Andreu "llena de mosquitos". Ambas aseguran haber padecido retrasos y paradas de hasta una hora y admiten no haber reclamado nunca.
- La hora del reloj. Elena Perera, una joven maestra que utiliza el tren entre dos y cuatro veces por semana, se queja del mal funcionamiento de las m¨¢quinas expendedoras de billetes. Explica que los relojes de las m¨¢quinas no siempre dan la hora exacta. Cuando una persona compra un billete, tiene una hora y media para llegar a su destino y volver a pasarlo por la m¨¢quina para salir. Si el reloj de la expendedora va adelantado, puede suceder que al llegar y pasarlo no lo permita porque ha caducado y haya que volver a pagar. Sara Rodr¨ªguez se resigna ante estas situaciones. Estudia en Vic y coge el tren todos los d¨ªas. Aunque sale con tiempo de su casa, siempre llega media hora tarde a clase. "Las veces que salgo tarde, cuando llego a la estaci¨®n, el tren todav¨ªa no ha pasado", explica.La estaci¨®n de Vic dispone de un libro de reclamaciones a disposici¨®n de los pasajeros para que expongan sus quejas. Sara recuerda haber presentado hasta ocho reclamaciones en un mes, pero como "no sirve de nada", ha decidido desistir.
- "Me han robado media hora". Clara, natural de Granollers y camarera en el barcelon¨¦s barrio del Clot, ha incrementado el consumo de tabaco: "Yo tan s¨®lo fumo y fumo, cada d¨ªa m¨¢s". Cristina, que ha seguido el viaje hasta el centro de Barcelona, asegura que la inquietud por llegar puntual al trabajo la obliga a despertarse antes. "Me han robado media hora m¨¢s de cama", dice con cara no muy alegre, "porque nunca se sabe si el tren pasar¨¢ a la hora".
- A la espera de ex¨¢menes. Unos minutos antes de alcanzar la ciudad de Barcelona, dos estudiantes de Bellas Artes, buenos amigos, charlan con calma. "Nos levantamos unos 15 minutos antes", explica Bernat Burde?o. Pero ni a ¨¦l ni a su colega Jordi D¨ªaz les preocupa demasiado. Ellos, por ahora, "van con calma". "Otra cosa ser¨¢ cuando lleguen los ex¨¢menes, porque ah¨ª s¨ª que vamos a madrugar m¨¢s". Y es que los estudiantes que arriesgar¨ªan sus notas por confiar en los horarios de la Renfe no existen ya. Ni tampoco Graciela, ecuatoriana, lo har¨ªa. Asegura que el transporte en Catalu?a comienza a parecerse al de su pa¨ªs. Pero tampoco se exalta. Son los viajeros con la sonrisa por saludo. Aunque lleguen tarde.
- "Me bajo del tren". No todo el mundo lleva con humor las peque?as desgracias ma?aneras. David ?lvarez, periodista, est¨¢ harto de la situaci¨®n. "No hay nada nuevo en los retrasos", asegura, "as¨ª que no estoy especialmente frustrado ni enfadado". Residente en Viladecans, ?lvarez asegura que llegar a Barcelona le cuesta demasiado tiempo vital. "Y cuado el tren se para entre Bellvitge y Sants durante 15 minutos sin dar ninguna raz¨®n, uno arrastra el cabreo todo el d¨ªa". Montse, sin embargo, viaja hasta el final de l¨ªnea, en Vilanova i la Geltr¨². No lo hace cada d¨ªa, pero casi. All¨ª vive su familia, y con lo que le cuesta llegar, hay d¨ªas en los que le dir¨ªa al mundo: "?Paren el tren, que me bajo!". Pero ha sido un fulgor moment¨¢neo. Porque, como la mayor¨ªa de los pasajeros de ferrocarriles, ella tambi¨¦n se resigna con una sonrisa.
Han colaborado en esta informaci¨®n Gl¨°ria Ayuso, S¨ªlvia Marimon, Laura Clavijo y ?nder Ruiz.
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