Liberaci¨®n
La peor violencia no es la que rompe huesos y derrama sangre. La peor es la que quiebra la voluntad de la v¨ªctima, que, envilecida, acaba dando las gracias al agresor. El llamado s¨ªndrome de Estocolmo, por el que el secuestrado se identifica con el secuestrador, forma parte de ese tipo de violencia, muy abundante tanto en la variedad individual como en la colectiva: se da en las familias, en las empresas, en la pol¨ªtica. Y en el deporte. Fue, durante a?os, el caso del Siena.
El actual Siena naci¨® en 1904 con un nombre interesante, Sociedad de Estudio y Diversi¨®n, y una camiseta a¨²n m¨¢s interesante, a cuadros blancos y negros, como la bandera local. El Siena fue, por tanto, la formaci¨®n blanquinegra original: el Juventus naci¨® de color rosa. Lo de Estudio y Diversi¨®n dur¨® poco y fue sustituido por una denominaci¨®n a¨²n m¨¢s curiosa, la de Sociedad Deportiva Robur. Como Robur, en 1908, los sieneses empezaron a participar en competiciones futbol¨ªsticas m¨¢s o menos serias.
El Siena, en Primera desde 2003, vive sin la tiran¨ªa de Moggi el mejor a?o de su historia
Sigui¨® casi un siglo sin grandes gestas. En 2000, tras 55 a?os en las categor¨ªas regionales, el Siena (con ese nombre desde 1934) volvi¨® a la Serie B. Y en 2003, el ¨¦xtasis: la Serie A, la m¨¢xima categor¨ªa.
El Siena, sin embargo, disfrut¨® poco. En las tres temporadas siguientes se salv¨® por los pelos del descenso y fue incapaz de formar una plantilla competitiva. Las razones eran obvias: el Siena era un filial, una cantera, un campo de entrenamiento dirigido por fuerzas extra?as. Los m¨¢s piadosos calificaban al Siena de filial del Juventus, pero no era cierto: era filial de una sola persona, llamada Luciano Moggi. A trav¨¦s de su sociedad de futbolistas, la GEA, Moggi controlaba el Siena y lo utilizaba para sus intereses: tomaba del Siena los jugadores que le interesaban, aparcaba all¨ª a los pupilos que no pod¨ªa colocar en otra parte...
Un caso particular fue el de Stefano Argilli, un defensa que lleg¨® al Siena en 1996 y se convirti¨® en el protagonista del ascenso desde la Serie C a la A. En 2005, Argilli, el jugador m¨¢s amado por la afici¨®n, fue traspasado al M¨®dena por razones que nadie supo explicarse. Las explic¨® el propio Argilli: "Porque en el Siena manda Moggi". Y a Lucianone le conven¨ªa, para cuadrar las cuentas de GEA, que Argilli fuera al M¨®dena.
El director general del Siena, Giorgio Perinetti, lo explicaba hace poco a la Gazzetta dello Sport: "Llev¨¢bamos grabada sobre la piel la etiqueta de moggidependientes, y no era agradable convivir con las risitas ajenas y con frasecitas referidas a que con nuestros contactos nunca volver¨ªamos a bajar", dijo. Perinetti se declara a¨²n amigo de Moggi y asegura que la dependencia favorec¨ªa a los sieneses, poni¨¦ndoles en condiciones de "pescar a manos llenas en el parque de futbolistas del Juventus".
?Pescar? ?A manos llenas? Lo ¨²nico que pesc¨® el Siena fueron disgustos, miseria y salvaciones de ¨²ltimo minuto. La prueba de que Moggi era un yugo se dio en cuanto se derrumb¨®, este verano, el sistema de Lucianone. El Siena busc¨® jugadores por donde pudo y reuni¨® a Frick, a Conco, a Gastaldello, a Bogdani, a Beretta. Inici¨® la temporada con un punto de penalizaci¨®n, por no pagar impuestos, pero tiene ya 16. Sin la penalizaci¨®n, estar¨ªa a dos puntos de la Liga de Campeones. Aunque ayer perdi¨® en Udine, el Siena, libre de la tiran¨ªa de Moggi, vive el mejor a?o de su historia.
Emilio Giannelli, un dibujante que publica cada d¨ªa una vi?eta-editorial en la portada del Corriere della Sera, el principal diario del pa¨ªs, es tifoso del Siena y hace un resumen de la situaci¨®n con un tremendismo muy toscano: "Vivir como s¨²bditos es contrario a la historia de Siena y de los sieneses; fuimos los ¨²ltimos en ceder ante Carlos V, y eso por culpa de la traici¨®n de los florentinos. Finalmente, hemos reconquistado nuestra libertad tambi¨¦n en el f¨²tbol y no somos ya prisioneros de Moggi".
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