La hora de los radicales en Holanda
Los socialistas renovadores del SP aspiran a convertirse en la tercera fuerza tras los comicios
Si el carisma es un don, Jan Marijnissen, de 54 a?os y l¨ªder del Partido Socialista Radical holand¨¦s (SP) parece andar sobrado. Al frente de un grupo nacido hace tres d¨¦cadas con un ideario mao¨ªsta, pronto abandonado en aras de un socialismo renovador y solidario, est¨¢ a las puertas de convertirse en el jefe de la tercera fuerza nacional en las elecciones legislativas del pr¨®ximo mi¨¦rcoles, tras la democracia cristiana y la socialdemocracia. De confirmarse las predicciones, el SP pasar¨ªa de sus 9 esca?os actuales -en un Parlamento de 150- a ganar 22. O incluso 25. Toda una sorpresa en la tierra del consenso y la mesura, que ha ido fragu¨¢ndose con lo contrario: un mensaje directo y sin concesiones.
Rechazan la pol¨ªtica de subsidios de la UE y a los inmigrantes no cualificados
El gancho electoral del SP podr¨ªa explicarse con una receta tan sencilla como la del tomate que exhiben como se?a de identidad. Es un fruto sano, atractivo y sin pretensiones, pero tambi¨¦n un arma arrojadiza muy temida en la arena pol¨ªtica. M¨¢s o menos como su l¨ªder, Jan Marijnissen, con el que nadie ha osado meterse durante una campa?a electoral marcada por el temor a la falta de mayor¨ªas claras para formar una coalici¨®n gubernamental. Nadie, excepto la ministra de Inmigraci¨®n, la liberal Rita Verdonk. Ella, que aspira a convertirse en viceprimera ministra, y por ende, en la pol¨ªtica m¨¢s poderosa de Holanda, advirti¨® la pasada semana en un mitin que el SP en realidad no existe. "?Qu¨¦ quedar¨ªa de ellos si a Marijnissen le atropellaran?", dijo.
No recibi¨® respuesta, pero al margen de la falta de tacto que supon¨ªan sus palabras en una cosa acert¨®. Marijnissen es algo m¨¢s que el rostro de su partido. "Es el tipo que irradia confianza porque no parece que vaya a tomarle el pelo a la gente con un truco", seg¨²n admiten sus adversarios a derecha e izquierda. O en palabras de sus correligionarios, "el gran jefe calvo" que parece dirigir una agrupaci¨®n en la que todo el mundo trabaja con esp¨ªritu solidario y colectivo. Una f¨®rmula aprendida por el l¨ªder a lo largo de sus a?os como trabajador en diversas f¨¢bricas despu¨¦s de haber abandonado, antes de concluir, los estudios de secundaria.
De todos modos, la larga marcha del SP hacia el aparente estrellato pol¨ªtico que le auguran los sondeos no est¨¢ exenta de sombras. Fundado en 1972, arrumb¨® el mao¨ªsmo y se abri¨® camino lentamente en el panorama nacional a base de ganarse primero la confianza de los votantes en los ayuntamientos.
Para 1993, y despu¨¦s de haberse deshecho de sus lemas "en contra de lo que no funciona por culpa del poder establecido", ten¨ªa ya 126 concejal¨ªas en todo el pa¨ªs. Una vez que el tomate pas¨® de proyectil a s¨ªmbolo de la "alternativa pol¨ªtica", el despegue de Marijnissen fue imparable. Poco importa que hoy promueva el freno a los inmigrantes no cualificados, que participe de la obligaci¨®n de integrar a los que ya residen en el pa¨ªs o que admita la expulsi¨®n inmediata de los sin papeles sin derecho al asilo. Tambi¨¦n pide un perd¨®n general para los que ya residen en Holanda.
Su rechazo frontal a la OTAN, por otra parte, se ha suavizado hasta una especie de cohabitaci¨®n con la Alianza. Bruselas, eso s¨ª, sigue siendo un escollo. Rechaza la pol¨ªtica de subsidios de la UE y no quiere darle demasiado poder, o contribuciones financieras, a Bruselas.
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